Es argentina, creó una industria única en el país y su ingrediente clave son los erizos de mar

Lo que comenzó como una búsqueda personal para mejorar la salud de su segundo hijo, que nació con una enfermedad autoinmune en 2012, se transformó con los años en una industria que no existía en la Argentina: la producción de antioxidantes. Pero no son cualquier tipo de antioxidantes. Están hechos con erizos de mar patagónicos.

Tamara Rubilar creó una industria única en el país y su ingrediente clave son los erizos de mar.

Hoy la científica argentina Tamara Rubilar puede decir con orgullo que efectivamente la ciencia es un motor productivo del país. En 2021, logró concretar una idea que venía desarrollando desde hacía años y fundó Erisea, con socios del sector privado y el apoyo del sector público, la primera empresa de base tecnológica en la Patagonia con licencia exclusiva de biotecnología acuícola de CONICET. Desde allí nació la marca Promarine Antioxidants, con sede en Puerto Madryn, provincia de Chubut.

Un diagnóstico, un paper en ruso y el descubrimiento del erizo de mar

“En Argentina en general se le da la espalda al mar, pero la Patagonia no: vive del mar”, dice la científica porteña, que se mudó a Puerto Madryn en 1998 para continuar sus estudios. Desde entonces, hizo toda su carrera alrededor de las estrellas y los erizos de mar.

“Cuando empecé a investigar qué antioxidantes le podían dar a mi hijo, comencé probando con lo que tenía a mano: extractos de arándano, de frambuesa. Un colega me mandó un paper, en el que se mencionaba un antioxidante que, además de ser antioxidante, podía modular el sistema inmunológico. Estaba escrito en ruso —aclaro que esto fue en la época de Yahoo y Skype, no existía Google Lens—. Mi familia es de origen ruso, así que mi mamá me lo leyó, y allí decía que extraían las moléculas de los erizos de mar. Y yo tenía erizos de mar en el agua. Lo primero que hice fue escribirle al autor del paper. Me mandaron un protocolo para saber bien cómo hacer la extracción”, cuenta.

Tamara hizo toda su carrera alrededor de las estrellas y los erizos de mar.

Así, Tamara empezó a hacer los extractos de erizos de mar en su casa que fueron testeados por la familia. “Empezamos con ‘el juguito del erizo’, como le decía a mi hijo, y de a poco él fue mejorando su sintomatología. Entonces finalmente empezamos bajando los niveles de corticoides hasta eliminarlos por completos”.

El 2017 empezó a tratar de averiguar a ver cómo se podía hacer para salir del laboratorio. Hizo varios cursos de emprendedurismo, en 2019 llegó el primer grupo inversor interesado en el proyecto, y al año siguiente, antes de la pandemia, empezaron a construir la planta, donde hoy trabajan doce personas, con un modelo productivo sustentable y no extractivo, que además amplifica la economía circular.

Erizos de mar, antioxidantes y salud, ¿para qué sirve?

¿Qué producen estos antioxidantes? ¿Para qué sirven? Rubilar explica que el “ingrediente estrella” de sus productos son los antioxidantes presentes en las huevas de erizos de mar, que por sí solos ya aportan múltiples beneficios.

“Pero cuando uno lo toma en formulaciones, como las que hacemos nosotros, lo que vos hacés es mejorar el funcionamiento celular con distintos objetivos. Y así mejorás el funcionamiento de los órganos y así empezás a ver beneficios”, dice la científica.

Erisea produce antioxidantes.

Y lo ejemplifica: “Tenemos un producto que está destinado a mejorar el metabolismo de los líquidos. Entonces, lo que hace es activarte unos genes adentro de las células que te ayudan a sintetizar menos colesterol malo y más bueno. Y entonces te ayudan a bajar el colesterol de una forma alternativa a los fármacos. No te digo que no tenés que tomar el fármaco, pero quizás no tenés que tomar tanto, porque muchos fármacos como cortan la síntesis de colesterol, tienen unos efectos secundarios”.

Rubilar aclara que trabajan “junto a los médicos”, ya que el objetivo no es competir con los fármacos, sino generar formulaciones preventivas. “La idea es evitar llegar a una condición médica, lo cual siempre es mejor”, añade. También destaca que todos los productos son de venta libre, están aprobados por ANMAT y cuentan con el aval del CONICET. “Todo lo que decimos está respaldado por un paper científico”, asegura.

La científica explica que los consumidores que buscan estos productos en general son mujeres, mayores de 50 años, que luego los recomiendan de boca en boca. “Y después tenemos un público de deportistas jóvenes, que busca mejorar su performance”, suma.

Promarine Antioxidants es una de las marcas de Erisea.

“¿Y cuál es la primera reacción que surge cuando leen que esto está hecho con erizos de mar? ¿Lo entienden? No muchas veces no se entiende. La gente en Argentina no tiene un concepto tan claro de qué es la acuicultura. En otros países la acuicultura forma parte de la cultura, ¿no? Por eso nosotros hacemos hincapié en esto de que cultivamos los recursos en nuestra planta, que no estamos en el mar, entonces no generamos contaminación, que utilizamos un protocolo de bienestar animal. Entonces ahí empiezan a ahí se dan como que se dan cuenta que es un animal, ¿entendés? Porque si no es como que no todo el mundo sabe que es un erizo de mar. Entonces lleva un poco de educación también del cliente”, explica.

Modelo sustentable y no extractivista

Cuando Rubilar empezó tenía un gran desafío por delante: crear una industria que hasta el momento no existía en el país. Por eso decidió armar un modelo productivo sustentable y no extractivo: implementaron un sistema de acuicultura regenerativa que evita la pesca de erizos silvestres, protegiendo la biodiversidad marina y asegurando el bienestar de los organismos utilizados.

¿Cómo cuidan el tema del bienestar animal? “Porque somos biólogos – sintetiza-. Como tuvimos el lujo de arrancar de cero, decidimos aprender todo lo acuícola que estaba mal para no hacerlo: por ejemplo, no quisimos usar antibióticos en el cultivo de los animales y para ello, tenés que tener mayor prevención, tener menos animales y más automatización. Bueno, entonces hacemos eso”.

También dedicaron casi dos años al desarrollo de métodos de green extraction (extracción verde), que consisten en utilizar mecanismos alternativos a los solventes químicos para separar las distintas moléculas, logrando así procesos de extracción sin generación de residuos. “Desde el huevo hasta las botellas, no generamos un solo residuo”, afirma la experta en biología marina.

Esto también se refleja en la producción del alimento para criar los erizos de mar. “No existe un alimento comercial específico para ellos, así que desarrollamos uno propio, basado en dos desechos típicos de la Patagonia. Uno son las cabezas de langostinos: cada año se entierran alrededor de 63.000 toneladas, lo que representa una enorme pérdida de proteína. Y el otro es una alga invasora, Undaria pinnatifida, que forma colchones de basura en las playas y con la que elaboramos una harina de alta calidad. Todo lo procesamos en nuestro propio laboratorio”, explica.

Ciencia argentina para un desarrollo sostenible

Como investigadora nacional, Rubilar recibe consultas de otros pares para poder llevar adelante ideas. “Tratamos de hacer articulaciones para que hagan pruebas de conceptos. Siempre trato de estar presente, porque es real que la ciencia es un motor productivo”, afirma.

Rubilar explica que el “ingrediente estrella” de sus productos son los antioxidantes presentes en las huevas de erizos de mar, que por sí solos ya aportan múltiples beneficios.

En este sentido destaca que tener “el sello” y el aval del CONICET en la creación de sus productos no es algo menor. “Por eso hoy en día trato de utilizar esta plataforma -que sin querer tengo- como para que se tome esa conciencia de que la ciencia argentina no solo es de muy alta calidad, sino que costó muchísimo formar a este grupo de científicos alrededor de todo el país. Estamos en un riesgo real de desmembramiento. La fuga de cerebros existe, está presente y eso es algo que tiene que preocupar a la ciudadanía, porque después volver a formar científicos no es fácil y son costosos para el país. Y por el otro lado que bueno, se vio en pandemia, los científicos argentinos pueden generar muchas soluciones”.

Rubilar también destaca que la empresa está “en un punto de equilibrio” y proyecta crecimiento. “Queremos expandirnos a más farmacias en Capital Federal y llegar a ciudades como Córdoba, Rosario y Mendoza. A nivel internacional, ya estamos presentes en Estados Unidos y buscamos ingresar a Brasil, Uruguay y Europa”, concluye.

Carla Melicci: Editora de Economía Sustentable. Periodista especializada en sustentabilidad y profesora en la UCA. Trabajó en La Nación, ViaPaís (Clarín), en el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires y colaboró con varios medios nacionales e internacionales.