Crearon un robot que construye casa en 24h: cómo es y cómo funciona
Se llama Charlotte y logra levantar una casa en un día usando materiales reciclados. ¿Cómo funciona?
La crisis habitacional se agrava en todo el mundo y los países buscan alternativas capaces de abaratar costos, acelerar obras y reducir el impacto ambiental.

En Australia, una de las propuestas más disruptivas llega de la mano de Charlotte, un robot de impresión 3D que acaba de completar una vivienda de 198 metros cuadrados en solo 24 horas. Su rendimiento equivale, según los desarrolladores, al trabajo simultáneo de un centenar de obreros.
Cómo funciona el robot
El corazón de esta innovación está en la extrusión: Charlotte deposita capas uniformes de una mezcla de arena, ladrillo triturado y vidrio reciclado, materiales que permiten levantar paredes resistentes al fuego y menos vulnerables a las inundaciones. La técnica no solo acelera el proceso, sino que reduce desperdicios y aumenta la eficiencia energética al necesitar menos maquinaria tradicional.

Aunque el logro generó entusiasmo, los especialistas aclaran que se trata aún de un prototipo a escala limitada. El salto hacia su uso masivo en barrios completos podría demorar décadas. Aun así, el potencial para recortar tiempos y simplificar etapas constructivas aparece como una ventaja que podría transformar el sector.
El proyecto también abre un debate sobre el futuro del trabajo en la construcción. Con robots capaces de ejecutar grandes volúmenes de tareas, la automatización plantea riesgos de desplazamiento laboral. La clave, señalan los expertos, será avanzar hacia modelos que integren tecnología sin desatender el impacto social, y que permitan reconvertir empleos en funciones más técnicas y especializadas.
La ambición del equipo detrás de Charlotte va más allá del mercado australiano. Sus creadores imaginan que esta misma tecnología podría utilizarse fuera de la Tierra. La posibilidad de imprimir refugios en la Luna mediante capas de materiales locales es una hipótesis que científicos y agencias espaciales siguen con atención, aunque su viabilidad real todavía falta comprobarse.
Qué beneficios tiene este sistema
La tecnología que impulsa a Charlotte forma parte de un movimiento global que gana terreno por sus beneficios:
- Eficiencia: las obras pueden reducirse hasta un 70% en tiempo y acortar gastos al necesitar menos mano de obra y minimizar excedentes.
- Sostenibilidad: genera menos residuos y utiliza la cantidad justa de material, favoreciendo prácticas más limpias.
- Flexibilidad: permite diseños complejos, formas orgánicas y estructuras muy precisas basadas en modelos digitales.
- Seguridad: disminuye riesgos laborales y responde a la falta de personal calificado.
Además, ya existen proyectos piloto en distintos países que imprimieron viviendas en pocas horas, e incluso programas de restauración histórica que usan esta tecnología para replicar piezas patrimoniales.
Un futuro que redefine cómo se construye
Charlotte es, por ahora, una muestra de lo que podría ser el futuro de la vivienda. Si esta tecnología logra escalar y estandarizarse, la construcción 3D puede convertirse en una herramienta clave para enfrentar la crisis global habitacional, impulsar ciudades más sostenibles y abrir la puerta a aplicaciones en entornos extremos.
No es solo una máquina que imprime casas: es un anticipo de cómo podría transformarse la relación entre arquitectura, tecnología y sociedad en las próximas décadas.















