Afirman que los desechos cloacales crecerán hasta 2050 y proponen utilizarlos como fertilizantes
"Liberar estos biosólidos sin un control al medioambiente podría acarrear consecuencias negativa”, comenta Hernán Kucher, un investigador de la UBA.
La purificación de aguas residuales presenta beneficios innegables en términos sociales y sanitarios, pero también conlleva una consecuencia no deseada: la generación de una gran cantidad de biosólidos. Se proyecta un aumento del 3100% de estos residuos en los próximos 25 años en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, lo que plantea la pregunta inevitable: ¿qué hacer con ellos?
Un estudio académico difundido por Sobre la Tierra sugiere que podrían ser útiles como fertilizantes agrícolas, ya que emiten menos gases de efecto invernadero que los insumos químicos sintéticos.
Sin embargo, aún está pendiente su aprobación oficial para su uso en la agricultura.
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“Hacer ‘descargar el inodoro’, abrir el grifo o ducharse implica que el agua que se va por el desagüe lleva consigo materia orgánica, microorganismos y contaminantes. Dado que no podemos liberarla al medio ambiente ni reintroducirla en el sistema, la recolectamos y tratamos en plantas de tratamiento. Los lodos separados del agua tratada constituyen los biosólidos, que, después de ser desinfectados y estabilizados, se convierten en este producto”, explicó Hernán Kucher, docente de la cátedra de Química de Inorgánica y Analítica de la Facultad de Agronomía de la UBA.
“Es crucial considerar que los biosólidos contienen contaminantes; liberarlos sin un control al medio ambiente podría acarrear consecuencias negativas. Nuestro estudio, publicado en fertilizar.org, revela que en el Área Metropolitana de Buenos Aires se generan más de 50 toneladas de lodos cloacales por día, y con la expansión del sistema de saneamiento, se prevé que para el año 2050 esta cifra llegue a 1,550 toneladas por día, es decir, un aumento del 3100%. Debemos encontrar una manera de utilizarlos sin perjudicar el entorno“, explicó Hernán.
Kucher destacó que existen alternativas para aprovechar estos enormes volúmenes. “Estamos llevando a cabo un experimento para convertir los biosólidos en fertilizantes o enmiendas para el suelo. El objetivo es evaluar su eficacia como fertilizantes y su impacto ambiental en plantaciones de sauces, especialmente en términos de emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con otros productos“.
En un principio, el trabajo de Kucher se centró en estabilizar los biosólidos utilizando diversos métodos. “Aplicamos dos procesos de digestión diferentes: uno anaeróbico (sin oxígeno) y otro aeróbico. El segundo implica compostar los biosólidos antes de utilizarlos como fertilizante. Posteriormente, podremos comparar qué método tiene un menor impacto ambiental”, explicó.
Kucher observó que “al utilizar biosólidos digeridos anaeróbicamente en las plantaciones de sauces, notamos emisiones más altas en comparación con las parcelas donde no se aplicó. Sin embargo, estimamos que estas emisiones serían menores que las generadas por dosis equivalentes de urea, un fertilizante ampliamente utilizado”.
Específicamente, el profesor analizó el óxido nitroso, un gas que es 300 veces más potente que el dióxido de carbono. Estos hallazgos fueron publicados en las actas del XXVIII Congreso de Suelos de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo.
En el caso de “la aplicación de biosólidos compostados, no se observó un aumento en la emisión de óxido nitroso desde el suelo en comparación con el tratamiento sin enmienda”, afirmó Hernán.
Y añadió: “Para llegar a conclusiones globales sobre cuál alternativa sería más conveniente, todavía necesitamos determinar la magnitud de las emisiones durante el proceso de compostaje”. Estos datos son importantes a nivel social, dado que actualmente solo el 66% de la población tiene acceso al sistema de saneamiento, y solo el 2,5% en las comunidades vulnerables”, destacó.
“Otros impactos positivos de la valorización de biosólidos involucran, por ejemplo, no enterrar residuos y disminuir el uso de fertilizantes. A su vez, con estas enmiendas, los suelos se beneficiarían al mejorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas, o al bajar el riesgo de que los contaminantes lleguen a las napas freáticas”, sumó.
Por último, el docente dijo que estos residuos cloacales “en otros países ya se emplean en producciones agrícolas destinadas a la alimentación humana. Tomando las precauciones necesarias para minimizar riesgos sanitarios y ambientales, sería posible reproducirlo en nuestro país”.