Descubrieron que la Cordillera de los Andes se conecta con montañas de Europa
Este fenómeno despierta la curiosidad de la comunidad científica y aficionados por igual.
Dentro del vasto paisaje geológico del planeta Tierra, cada formación rocosa narra su propia historia, definida por su composición, origen y evolución a lo largo de millones de años.
Al adentrarse en el intrincado laberinto de la geología, aparece un fenómeno que desafía las fronteras convencionales: la conexión entre la majestuosa Cordillera de los Andes y las imponentes montañas de Sevilla, en España. Investigaciones recientes arrojan luz sobre la verdad detrás de esta fascinante correlación.
¿Cuál es el vínculo entre la Cordillera de los Andes y las montañas de Sevilla?
De acuerdo con un artículo de Daniel Gómez Frutos para The Conversation, el enigma de la similitud entre la Cordillera de los Andes y las montañas de Sevilla halla su explicación en un fenómeno geológico denominado subducción, un proceso en el cual una placa tectónica se adentra bajo otra.
Este proceso desencadena la formación de magmas particulares, conocidos como magmas de arco, los cuales moldean tanto los Andes como la región de Gerena.
Aunque distantes por miles de kilómetros, la génesis de estas formaciones está vinculada por el proceso de incorporación de magmas en la corteza terrestre.
Este proceso de diferenciación magmática, donde un tipo de magma puede dar origen a otro, ha sido objeto de estudio desde hace décadas, desde los primeros análisis en la década de 1960 hasta investigaciones más recientes.
En 2021, los experimentos llevados a cabo por un científico español proporcionaron una composición teórica para el magma precursor de los Andes. Sin embargo, surgieron preguntas sobre la presencia de estas composiciones en la naturaleza, especialmente en entornos plutónicos. Es aquí donde entra en juego Gerena.
Esta localidad en Sevilla, asentada sobre rocas ígneas de arco, exhibe una característica peculiar: zonas de mezcla de magmas. En estas áreas, la interacción entre diferentes pulsos de magma, impulsada por movimientos y presiones, resulta en una solidificación que conserva los magmas originales, permitiendo su identificación en rocas plutónicas por primera vez.