Revelaron dos aliados impensados en la lucha contra el cambio climático y nadie lo puede creer
Las personas beben erveza, las vacas comen los desechos de su elaboración, y entre todos logran mitigar el cambio climático.
El metano, uno de los gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático, es generado por microorganismos presentes en los intestinos de animales como las vacas o en entornos como los campos de arroz, donde la materia orgánica se descompone en ausencia de oxígeno. Aunque investigaciones recientes revelaron que prácticamente todos los organismos emiten metano, la ganadería ha sido señalada como la principal fuente de este gas a nivel mundial.
En efecto, alrededor del 14 % del metano global proviene de las vacas. Este gas se libera cuando las vacas eructan durante la alimentación e incluso al exhalar durante el proceso de rumia. A diferencia de la creencia común, una cantidad mucho menor de metano se produce en la etapa final del proceso digestivo (meteorismo, timpanismo o simplemente “flatulencias”).
El mayor desafío con el metano radica en su capacidad para contribuir al calentamiento global. Atrapando más calor en la atmósfera por molécula que el dióxido de carbono (CO₂), el metano es aproximadamente 80 veces más potente en su efecto invernadero que el CO₂. Aunque el CO₂ puede permanecer en la atmósfera durante hasta 1.000 años, el metano retiene el calor excesivo durante un período más corto, hasta 20 años después de su emisión.
Las vacas y el calentamiento global
Los productores lácteos de Bélgica, comprometidos con el Pacto para Reducir las Emisiones Entéricas del Ganado, se encuentran ante el desafío de disminuir de manera significativa las emisiones de metano provenientes del tracto intestinal para el año 2030.
El pienso, alimento para animales elaborado a partir de una combinación de materias primas procesadas conjuntamente, se presenta comúnmente en forma de harina o gránulos de diversos tamaños, adaptados a la edad y especie animal. Dado su carácter equilibrado, suele ser específico para cada tipo de animal, considerando su especie y etapa de desarrollo.
De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Investigación Agrícola, Pesquera y Alimentaria de Bélgica (ILVO), las vacas alimentadas con pienso que incluye bagazo de cerveza, los granos sobrantes del proceso cervecero, emiten menos metano en comparación con aquellas que consumen piensos convencionales.
Los residuos de la cerveza son alimento
El estudio realizado por ILVO examinó el impacto de la alimentación del ganado en la producción de metano y reveló que el bagazo de cerveza puede contribuir a ralentizar y mejorar la digestión, reduciendo la emisión de metano en un 11 a 13 %.
El bagazo de cerveza consiste en los granos residuales de cebada tras el proceso inicial de elaboración de la cerveza. Después de hervir la cebada para producir el mosto, el líquido se filtra y se deja fermentar, mientras que los sólidos restantes, el bagazo, suelen utilizarse como parte del alimento para el ganado por parte de los agricultores que residen cerca de una cervecería.
En Argentina, se estima que existen alrededor de 2.500 productores de cerveza artesanal que producen un total de 80 millones de litros anuales. Con una producción de aproximadamente 600 gramos de bagazo por litro de cerveza elaborada, esto resulta en un volumen anual de bagazo de aproximadamente 48 millones de kilogramos.
Sin embargo, los beneficios del bagazo de cerveza solo se materializan cuando se combina con harina de colza, otro subproducto de la producción de aceite de canola, y no cuando se utiliza de forma independiente.
Beneficios
Según el estudio de ILVO, reciclar el bagazo para convertirlo en alimento para vacas conlleva otros beneficios. Su reutilización evita que el pienso utilice otras materias primas, como soja adicional. De esta manera, al reducir el uso de soja (que a su vez tiene propia huella ecológica) y utilizar en su lugar residuos de cerveza de una de las muchas cervecerías de Bélgica hizo que la huella ecológica de un litro de leche se redujera en un auspicioso 31 %.
Por otra parte, los productores lecheros cuyas vacas participaron del estudio quedaron muy satisfechos con el nuevo alimento, que resulta más rico en proteínas y más fácil de digerir por el ganado. Algunos inclusive llegaron a afirmar que a sus vacas lecheras parecían disfrutar el sabor del nuevo pienso en base a bagazo de cerveza.