Descubrieron el misterio de la placa tectónica perdida que podría reescribir la historia de la geología
Los geólogos de la Universidad de Utrecht realizaron este hallazgo durante una investigación de campo en Japón, Borneo, Filipinas, Nueva Guinea y Nueva Zelanda.
Entender los desplazamientos de las placas tectónicas, que componen la capa rígida externa de la Tierra, resulta crucial para comprender la historia geológica del planeta. Estos movimientos han dejado su huella en la evolución de la paleogeografía y el clima a lo largo del tiempo, incluso influyendo en la ubicación de metales raros. A lo largo del pasado geológico, extensas placas oceánicas han desaparecido en el manto terrestre debido a la subducción, dejando solo fragmentos de roca escondidos en cadenas montañosas.
Desde la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, hemos logrado reconstruir una gigantesca placa tectónica previamente desconocida, que en algún momento abarcó una cuarta parte del tamaño del Océano Pacífico. Hace más de 10 años, colegas en la misma universidad predijeron su existencia basándose en fragmentos de antiguas placas tectónicas halladas en las profundidades del manto terrestre.
Esta reconstrucción se llevó a cabo mediante investigaciones de campo y el análisis detallado de cinturones montañosos en Japón, Borneo, Filipinas, Nueva Guinea y Nueva Zelanda. Sorprendentemente, los restos oceánicos al norte de Borneo resultaron ser parte de la placa sospechada durante mucho tiempo, denominada Pontus. Hemos logrado reconstruir su superficie en toda su magnificencia.
Además, se llevó a cabo un estudio exhaustivo de la región tectónica de placas más compleja del planeta: el área alrededor de Filipinas, que se encuentra en una complicada unión de diferentes sistemas de placas. Aunque la región está mayormente compuesta por corteza oceánica, algunos fragmentos emergen sobre el nivel del mar, exhibiendo rocas de diversas edades.
Mediante datos geológicos, logramos recrear por primera vez los movimientos actuales de las placas en la región que se extiende desde Japón hasta Nueva Zelanda. Estos hallazgos fueron recientemente publicados en Nature Geoscience, revelando la magnitud del área que debió haber desaparecido en la actual región del Pacífico occidental.
Adicionalmente, realizamos trabajo de campo en el norte de Borneo, donde encontramos la pieza clave del rompecabezas. Inicialmente, pensábamos que estábamos frente a reliquias de una placa conocida, pero nuestro análisis de laboratorio magnético indicó que estos hallazgos provenían originalmente de una ubicación mucho más al norte, constituyendo restos de una placa diferente, hasta entonces desconocida.
Sin embargo, la conclusión más significativa estaba por venir. Hace 11 años, creíamos que los restos de Pontus podrían encontrarse en el norte de Japón, pero desde entonces hemos refutado esa teoría. Descubrimos que las reliquias de Pontus no solo se encuentran en el norte de Borneo, sino también en Palawan, una isla en el oeste de Filipinas, y en el Mar de China Meridional. La investigación también demostró que un único sistema tectónico de placas coherente se extendía desde el sur de Japón hasta Nueva Zelanda, persistiendo durante al menos 150 millones de años. Este es un nuevo hallazgo en este campo.
Las predicciones previas sobre la existencia de Pontus fueron viables gracias a que una placa subducida deja rastros al hundirse en el manto terrestre, generando zonas con temperaturas o composiciones anómalas detectables por sismógrafos durante terremotos. Estos fenómenos permiten a los geólogos retroceder 300 millones de años en el pasado, revelando detalles sobre las antiguas placas tectónicas. La investigación confirma la hipótesis de una gran zona de subducción en el paleo-Pacífico occidental, validando la teoría propuesta hace 11 años de manera independiente.