¿Se viene el “turismo espacial”?: así es el plan de Elon Musk para que todos puedan volar
El último lanzamiento de SpaceX ha traído una meritoria sorpresa de vuelta: la compañía logra recuperar por primera vez las dos mitades de la nave, lo que puede suponer un ahorro millonario.
Un gran año para Musk
A Elon Musk, al contrario que a una gran parte de la humanidad, el año 2020 le está sonriendo. SpaceX, la empresa que fundó en 2002 con el fin de transformar el transporte aeroespacial, no deja de sumar lanzamientos exitosos, esos que suelen venir acompañados de adjetivos como histórico o revolucionario.
La compañía el pasado 30 de mayo puso en órbita desde Cabo Cañaveral a dos astronautas de la NASA, algo que EEUU no lograba por sus propios medios desde hace una década. Un logro que jamás había conseguido ninguna compañía privada y que abre las puertas de par en par al turismo espacial.
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Aunque lo ocurrido esta semana dista mucho de este hito, también tiene su importancia. Y es que Elon Musk ha conseguido abaratar un poco más la factura de llevar mercancías o personas más allá de la atmósfera terrestre. Conviene recordar que una de las metas de SpaceX desde hace un tiempo es conseguir acabar con las expediciones espaciales de “usar y tirar” logrando recuperar, por primera vez, las dos mitades de la nave tras uno de sus despegues.
El lanzamiento se produjo también desde la instalación de Florida, como el pasado 30 de mayo. Sin embargo, el contratista, en esta ocasión, no era EEUU ni su agencia espacial. Era el Gobierno de Corea del Sur, nuevo cliente de Musk, que confió en SpaceX para lanzar su primer satélite militar de comunicaciones, el Anasis-II, construido en suelo francés, concretamente en Toulouse, donde se encuentra una de las plantas de Airbus.
El encargado de propulsarlo para colocarlo a miles de kilómetros de altura fue un Falcon 9, uno de los cohetes reutilizables de la compañía, que aterrizó poco después en una plataforma en alta mar. Que un Falcon 9 vuelva a posarse en suelo firme, no deja de ser un enorme logro técnico y financiero por el importante ahorro que supone.
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Algunas estimaciones señalan que se recorta el gasto hasta en 45 millones, lo que vendría a ser tres cuartas partes del presupuesto de 60 millones que cuesta uno de estos cohetes de SpaceX completamente nuevo. Sin embargo, aún hay margen para ahorrar más, como ha demostrado el empeño por recuperar las también conocidas como cofias.
Una cubierta de seis millones
El carenado es una coraza también presente en vehículos como motos o automóviles, que cubre el chasis y que puede tener desde fines aerodinámicos hasta puramente ornamentales. En el caso de los cohetes, esa cubierta se coloca en la punta y cuando se libera la carga, esa estructura se parte en dos, se desprende y cae a la Tierra.
El costo estimado de hacer desde cero esta pieza es de seis millones de dólares, por lo que recuperarla íntegramente supone un importante ahorro extra en el presupuesto de un lanzamiento. Si avanzan aún más en este sentido de lograr piezas completamente reciclables, es probable que el presupuesto de un lanzamiento de este tipo se circunscriba al combustible, el reacondicionamiento de algunos componentes y otros costes logísticos menores.
No es la única buena noticia que ha tenido Elon Musk en esta misión para sus clientes surcoreanos. El Falcon 9 que utilizó SpaceX para lanzar dicho satélite es el mismo que utilizó el pasado 30 de mayo. Eso quiere decir que han acortado aún más los plazos que necesitan para poner a punto un cohete después de recuperarlo en alta mar. En esta ocasión, han necesitado solo 51 días para esta tarea, un récord que reduce en 12 días la anterior marca. Un registro que en febrero se consiguió dejar en 63 días, informó El Confidencial.
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