Volar también contamina: alertan por altos niveles de partículas ultrafinas en aviones comerciales
Un estudio científico advierte que los pasajeros están expuestos a concentraciones muy elevadas de partículas ultrafinas durante distintas fases del vuelo.
Las partículas ultrafinas -conocidas como UFP por sus siglas en inglés- son contaminantes microscópicos que se generan principalmente a partir de procesos de combustión. Estudios recientes advierten que dentro de las cabinas de los aviones se detectan concentraciones que superan ampliamente las registradas en zonas urbanas con alta contaminación, en especial durante etapas como el embarque, el rodaje en pista y el aterrizaje.

El aire en cabina bajo la lupa: cuándo y por qué aumenta la exposición
Una investigación publicada en la revista Environment International y citada por The Guardian señala que estos niveles pueden llegar a duplicar los umbrales elevados establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Debido a su tamaño extremadamente reducido, las UFP logran atravesar las barreras naturales del sistema respiratorio y pasar al torrente sanguíneo, lo que las convierte en un riesgo invisible para millones de pasajeros y tripulantes.
A diferencia de otros contaminantes del aire, como las partículas PM2.5, las partículas ultrafinas no cuentan con regulaciones específicas en la mayoría de los países. Esta ausencia normativa contribuyó a que su impacto permaneciera en gran medida fuera del debate público, a pesar de que la evidencia científica sobre sus efectos negativos para la salud se viene acumulando de manera constante en la investigación médica y ambiental.
Las mediciones realizadas en vuelos europeos revelan que los niveles más altos de partículas ultrafinas se concentran cuando las aeronaves se encuentran en tierra o volando a baja altitud. En esas etapas, la actividad de los motores, el funcionamiento de los sistemas auxiliares y la cercanía con otros aviones generan un ambiente con una carga contaminante elevada dentro de la cabina.
Si bien durante el vuelo en crucero la calidad del aire tiende a mejorar gracias al ingreso de aire exterior filtrado, los momentos de mayor riesgo coinciden con fases en las que los pasajeros permanecen sentados y sin margen para reducir su exposición. Por este motivo, los investigadores señalan que la cabina de un avión constituye un microambiente de particular relevancia para la salud pública.

Estudios anteriores ya habían vinculado la exposición reiterada a partículas ultrafinas con procesos de inflamación pulmonar, estrés oxidativo y alteraciones en el sistema cardiovascular. Investigaciones publicadas en Environment International refuerzan esta evidencia y advierten que incluso exposiciones breves pueden desencadenar efectos biológicos detectables.
Un contaminante invisible que desafía la regulación y la salud pública
El problema no se limita al interior de las aeronaves. La investigación en química ambiental indica que las emisiones del sector aéreo contribuyen de manera significativa a la contaminación del aire en áreas próximas a los aeropuertos, con impacto directo sobre trabajadores y comunidades cercanas.
La Organización Mundial de la Salud identifica a las partículas ultrafinas como un contaminante emergente de alto interés sanitario. En un informe técnico reciente, el organismo subraya la urgencia de fortalecer los sistemas de monitoreo, profundizar la investigación científica y avanzar hacia marcos regulatorios específicos para este tipo de contaminación.
Especialistas en salud ambiental coinciden en que medidas como la electrificación de los equipos en tierra, la reducción del uso de motores auxiliares y la incorporación de monitoreo continuo podrían disminuir de forma significativa la exposición. Sin normas claras ni información transparente para los pasajeros, la contaminación por partículas ultrafinas en la aviación continuará siendo un riesgo poco visible pero persistente.















