Cuántos colectivos eléctricos circulan en Argentina y cuán rentables son: el ranking de las 5 ciudades líderes
Con más de 100 buses eléctricos circulando y la primera gran licitación en marcha, Argentina empieza a mover su propio tablero en la región. Qué tan viable es hoy electrificar el transporte público.
Argentina avanza de manera gradual en la incorporación de colectivos eléctricos, pero los últimos datos muestran que la tecnología ya no es solo una alternativa ambiental: empieza a ser económicamente competitiva en condiciones locales.
Según la plataforma latinoamericana e-bus radar, hoy circulan 111 buses eléctricos en el país, distribuidos en cinco ciudades que concentran los proyectos más maduros.

Las flotas incluyen trolebuses de Trolza y Powertronics y buses de marcas chinas como Yutong, Zhong Tong, AsiaStar y BYD, integrados a diferentes sistemas urbanos. Córdoba y Rosario continúan liderando, mientras Mendoza, San Juan y, más recientemente, la Ciudad de Buenos Aires avanzan en nuevas incorporaciones.
Las 5 ciudades más avanzadas en buses eléctricos
- Córdoba: 45 unidades (trolebuses).
- Rosario: 32 unidades (trolebuses).
- Mendoza: 18 unidades (BYD y Zhong Tong).
- Ciudad de Buenos Aires: 12 unidades (AsiaStar).
- San Juan: 4 unidades (Yutong).
En paralelo, la Ciudad de Buenos Aires ya avanza en la licitación para sumar 74 buses eléctricos en el marco del proyecto “Trambús”, una nueva modalidad de transporte que busca combinar carriles exclusivos con vehículos de gran capacidad y cero emisiones. Si se concreta, será el salto más grande de la capital en materia de electrificación del transporte público.
Rentabilidad: qué dicen los números en Argentina
Los costos de electrificación varían según el tamaño del vehículo, la autonomía y la infraestructura. El análisis actual se centra en el costo total de propiedad (TCO), que incluye mantenimiento, energía, vida útil y operación.

“Los cálculos en Argentina muestran que hoy ya se pueden implementar buses eléctricos a igualdad de costo o incluso ahorrando dinero en algunas líneas”, afirma Claudio Damiano, experto en regulación y movilidad sostenible.
La diferencia en el precio del combustible y los menores costos operativos de la tecnología eléctrica explican gran parte de esta competitividad.
Damiano menciona a Economía Sustentable que la electrificación puede ser rentable incluso sin apoyo financiero externo, aunque reconoce que el contexto macroeconómico condiciona la escala.

“Las altas tasas de interés y el riesgo país encarecen cualquier crédito internacional, lo que vuelve más incierto el tiempo de repago”, apunta. Para las empresas que trabajan con capital propio, el escenario es más favorable y permite analizar proyectos con mayor previsibilidad.
Un factor clave es la vida útil. Mientras un bus diésel opera hasta 10 años en el AMBA, extender ese período a 12 o 15 años en unidades eléctricas mejora notablemente la ecuación económica debido al menor desgaste y los menores costos de mantenimiento.
La elección del proveedor también impacta en la rentabilidad. “Las marcas chinas ofrecen periodos de repago más cortos y productos competitivos, con costos inferiores a los europeos o norteamericanos”, explica Damiano. Para gobiernos con presupuestos limitados, esta diferencia puede definir qué modelos son viables.
El freno estructural: financiamiento y modelos de negocio
En Buenos Aires, la nueva normativa motivó pequeñas compras con capital propio, pero el verdadero impacto llegaría con adquisiciones masivas. Según Damiano, compras del orden de 600 a 800 unidades permitirían renovar cerca del 10% de las 9.000 unidades que circulan en el AMBA, lo que podría encuadrarse dentro del esquema del RIGI para facilitar inversiones.

A diferencia de Chile, Colombia o Brasil, Argentina no cuenta con modelos de negocio que separen operación y propiedad, como leasing de baterías o unidades completas. Esto se debe a la estructura del sistema de concesiones, el contexto financiero y las limitaciones energéticas.
Cómo se posiciona Argentina en la región
Con 111 unidades, Argentina sigue rezagada respecto de los referentes latinoamericanos:
- Chile: 2.761 unidades
- Colombia: 1.590 unidades
- Brasil: 1.166 unidades
- México: 849 unidades
- Uruguay: 249 unidades
- Argentina: 111 unidades
El contraste evidencia que los países más avanzados están apostando por compras masivas, financiamiento exterior y reglas estables. Argentina, por ahora, avanza con pilotos y proyectos aislados, pero con señales claras ya que la rentabilidad ya no es una barrera. ¿El desafío? Escalar.















