Veneno sobre las aulas: volvieron las clases en las escuelas rurales y también los fumigadores aéreos
Aeronaves cargadas con agrotóxicos fueron registradas ahora sobre un establecimiento en el partido de Pergamino. Interviene la Justicia de San Nicolás.
La misma rutina tóxica, pero con el año cambiado. La vuelta a las aulas en la provincia de Buenos Aires actualizó una de las peores tradiciones de las que hace gala el agronegocio transgénico: las pulverizaciones con venenos junto a escuelas rurales. O directamente sobre los establecimientos, práctica sobre la que abundan videos, testimonios y víctimas -ante todo, esto último-.
Esta semana, el inicio del ciclo lectivo incluyó el sobrevuelo de aeronaves cargadas con agrotóxicos sobre espacios educativos como el establecimiento 37 de Paraje Gornatti, partido de Pergamino.
Sendos videos acercados a Economía Sustentable en las últimas horas exhiben el movimiento de un avión aplicador sobre el predio escolar mientras, en simultáneo, niñas y niños, acompañados por los docentes, se agrupan junto al mástil.
Los registros, según pudo saber este medio, fueron llevados a cabo por una de las maestras. La acción del fumigador vulnera por completo los límites impuestos a las pulverizaciones por actores legales como el Juzgado Federal de San Nicolás.
Según comunicadores locales, las autoridades judiciales se comprometieron a investigar lo ocurrido, además de anticipar que efectuarán un monitoreo con el fin de comprobar el tenor del uso de agrotóxicos en los campos vecinos a la escuela 37. “Se formalizó una denuncia. Se esperan las tomas de muestras”, remarcaron las voces interpeladas.
El movimiento del avión fumigador tiene lugar a pocos días de que la Red Federal de Docentes por la Vida, que integra a educadores de todo el país afectados por las aplicaciones de agrotóxicos, exigiera al gobierno que encabeza Axel Kicillof la derogación de normativas que alientan el uso irrestricto de plaguicidas.
La red solicitó, además, un impulso concreto a la producción agroecológica como una opción que, además de sus beneficios en términos de generación de alimentos, también garantiza la seguridad sanitaria.
Se estima que sólo en la provincia de Buenos Aires suman al menos 3.000 las escuelas que funcionan junto a lotes donde se aplican herbicidas cancerígenos como el glifosato o el 2,4-D, o insecticidas mortíferos de la talla del clorpirifos y la cipermetrina.
La norma que no se deroga
La Gobernación bonaerense viene de prorrogar el veto a la resolución 246 que, justamente, permite pulverizaciones con agrotóxicos junto a poblaciones y escuelas rurales. La norma en cuestión avala, también, el uso de estos venenos pegado a cursos de agua, sitios de bombeo, reservas naturales y áreas de esparcimiento.
La 246 entró en vigencia el 1° de enero de 2019, pero tras el rechazo generalizado resultó suspendida por un año. Concluido ese lapso, la aplicación del marco volvió a quedar inhabilitada hasta la decisión actual, que ahora patea la definición para el mes de mayo.
Suspendida la norma en los papeles, lo cierto es que la aplicación de venenos en zonas escolares continúa como tradición nefasta. La derogación del marco aportaría un recurso legal de relevancia para intensificar la batalla contra los plaguicidas que llueven junto o sobre las aulas.
Mientras tanto, videos como los aquí compartidos se multiplican. También, la desesperación de docentes, alumnos y padres, quienes en este inicio de ciclo 2021 vuelven a enfrentar otro atentado a la salud.
Mientras asumen que, para el agronegocio a base de transgénicos y pesticidas, las escuelas rurales se han vuelto un obstáculo que impide el mayor engorde de las regalías.