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Mejor startup del año

Una plataforma de agricultura regenerativa permite a los productores obtener ingresos por cuidar el ambiente

La startup Edra utiliza tecnología blockchain para que los productores transformen en activos digitales sus prácticas de reciclado, cuidado del suelo y captura de carbono.

Fundada por cuatro emprendedores tecnológicos a fines de 2022, EDRA es una plataforma que incentiva el cuidado ambiental en la producción de alimentos al permitir a los productores transformar en activos digitales cada práctica sustentable que realizan. Estos activos digitales se generan en forma inmediata y pueden ser adquiridos por empresas que necesitan cumplir compromisos climáticos y de economía circular.

Por esta iniciativa, la firma fue elegida “mejor Startup del Año” y obtuvo también el Premio Sadosky de Oro, otorgado por la Fundación Sadosky junto a la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), la Asociación de Tecnologías de la Información y la Comunicación de Mar del Plata y la Red Federal de la Economía del Conocimiento.

“Diseñamos una plataforma para que las compañías vinculadas a la producción de alimentos inviertan de manera directa y trazable en su propia cadena de valor. El objetivo es darle valor a los servicios ecosistémicos en el marco de las soluciones basadas en la naturaleza, utilizando tecnología Blockchain y tecnologías para medición, reporte y verificación”, explicó Martín Travesino, uno de los socios fundadores, a Economiasustentable.com. 

Y agregó: “los actuales mecanismos para la generación de créditos y activos digitales climáticos ponen la valorización exclusiva y excluyentemente en los resultados de mediciones en suelo y esto es una enorme limitación. Cualquier proceso biológico de mejora del suelo lleva por lo menos entre 5 y 10 años. Nuestro modelo de valor propone que las recompensas y beneficios se determinen por las prácticas de manejo implementadas y verificadas, con lo cual los activos digitales se obtienen de forma inmediata. No incentivamos el resultado, sino la dinámica diaria del productor tendiente a lograr esos resultados sostenibles”, afirmó Travesino, y enfatizó: “El suelo cumple funciones esenciales para la vida: proporciona nutrientes, agua y minerales para las plantas, almacena carbono y microorganismos vitales para la regulación de los ecosistemas naturales. Es por esto que restaurarlo y devolverle su capacidad de dar vida representa un impacto en la seguridad alimentaria y en la mitigación de los efectos del cambio climático”.

Créditos por prácticas sostenibles

El funcionamiento del sistema, si bien es similar al de “créditos de carbono” que se obtienen por la reducción verificada de gases de efecto invernadero, “difiere en que los créditos de carbono se emiten sobre los resultados y los activos digitales climáticos de EDRA se emiten sobre las prácticas. Nuestro foco está en promover cambios de comportamiento productivos, y que la valorización sea inmediata. Esto es clave, ya que muchos productores no son propietarios de la tierra en que producen, por lo que no ven valor en esquemas que requieren procesos de validación extensos”, remarcó Travesino. Y ejemplificó: “Uno de los productores que participa de la plataforma, decidió, en lugar de enterrar los envases de agroquímicos, devolverlos a un centro de acopio para su posterior tratamiento y reciclado. Por cada kilo de envase devuelto y certificado, obtiene un crédito equivalente a un dólar, que se deposita en la billetera virtual del productor”, comentó. 

Del voluntariado a la empresa

Además de Martín Travesino, integran el equipo fundador de Edra: Federico Travesino, Juan Magnoni, y Damián Miano; todos con experiencia en el diseño e implementación de proyectos de tecnología, agro y triple impacto. Previo a este emprendimiento, los socios habían participado como voluntarios, durante la pandemia, en el proyecto NODO, una iniciativa para el rescate de alimentos y su donación a comedores comunitarios.

“Hoy NODO es una ONG independiente y legalmente constituida, con su propia comisión directiva y su equipo de trabajo. Ya superó los más de 3 millones de kilos de alimentos recuperados en un trabajo conjunto con la red de Bancos de Alimentos. La experiencia de ser voluntarios es totalmente transformadora, ya que aportamos parte de lo más valioso que tenemos, nuestro tiempo, para la solución de realidades complejas que duelen. En este sentido, emprender y desarrollar una compañía de base tecnológica que promueve la mejora social, ambiental y económica, es un intento por escalar ese impacto. En el caso de EDRA, lo hacemos afrontando otros desafíos, como la complejidad del mercado,la competencia y la velocidad de los cambios. Ahora bien, ambas, ser voluntario y fundar una compañía de impacto comparten algo central. la pasión por hacer que las cosas sucedan”, reflexionó Travesino.

Del prototipo a la escala internacional

Actualmente, la plataforma emplea a 12 personas y se encuentra operativa en su primera versión. La startup está transitando su MVP (producto mínimo viable) denominado “desafío cero”, en el que ya cuenta con una decena de productores operando y emitiendo activos digitales climáticos”, detalló Juan Magnoni, CEO y Co fundador de EDRA y adelantó: “estamos planificando la versión 2 del desafío para 2024. El objetivo es crecer en Argentina y llegar con nuestra solución a un nuevo mercado de Sudamérica para iniciar la internacionalización de la compañía”, sostuvo.

La inversión para poner en marcha el proyecto rondó los u$s 100.000, incluyendo capital semilla aportado por Neutrón, una aceleradora de proyectos de base tecnológica de Mar del Plata. Más allá de ese fondeo, el apoyo de la aceleradora marplatense “significó la posibilidad de pasar de la idea al proyecto, ya que el equipo Neutrón aún sigue acompañándonos en temas relevantes como: la estrategia, legales, marketing, finanzas, contabilidad, vinculaciones en el mundo tecnológico, fondos de inversión, medios y comunicación”, sostuvo el CEO de EDRA.

“Hoy, las grandes compañías de alimentos asumieron compromisos con la reducción de su impacto ambiental. El mayor impacto no se produce en los procesos de industrialización del alimento, sino en la producción primaria, en la agricultura. A esto se los denomina emisiones de alcance 3 desde la perspectiva corporativa. El sistema actual no ofrece condiciones favorables para la implementación de prácticas regenerativas y éste es el problema que EDRA viene a solucionar.

“Nuestro modelo promueve las inversiones climáticas intra-cadena de valor que son lo que la industria necesita”, explicó. “Tiene más sentido para las compañías de alimentos adquirir activos de productores que los abastecen o son clientes, que comprar créditos de carbono de un proyecto forestal no vinculado directamente con su negocio”.

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Fecha de publicación: 11/03, 7:49 am