Una isla paradisíaca desaparecerá debido al cambio climático en los próximos años
Este pequeño rincón se encuentra en el norte de Francia y parece abocado a desaparecer, según los expertos.
En todo el planeta, numerosas islas enfrentan la amenaza de desaparecer debido al aumento del nivel del mar. Aunque países como Tuvalu y Maldivas alertaron sobre este problema durante años, no se limita solo a pequeñas naciones del Pacífico. También en Francia, hay conciencia de que pronto tendrán que decir adiós a una pequeña porción de su territorio.
Es el caso de la isla de Molène, ubicada en la bahía de Lannion. Este encantador rincón está en grave peligro debido a la erosión causada por el cambio climático y el incremento de tormentas, que están desgastando la isla. Con su duna blanca que se extiende 300 metros de largo y 100 metros de ancho, Molène es una joya en medio del agua y un refugio para la fauna local, como el comorán moñudo, la foca gris y el ostrero euroasiático.
Una isla paradisíaca desaparecerá debido al cambio climático
La geóloga Odile Guérin informó a los medios franceses que la isla de Molène perdió ya cuarenta metros desde que se empezó a monitorear su deterioro en 2016. Este proceso está borrando a una velocidad alarmante miles de años de historia.
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Molène se formó hace unos 18.000 años, durante la última glaciación, según explicó Guérin. La erosión es evidente en cada ola, lo que lleva a la geóloga a lamentar la pérdida de este lugar que considera extraordinario. Los residuos rocosos expuestos y la constante reducción de la arena están afectando la estructura de la isla, provocando el desmoronamiento de su icónica duna blanca. Este deterioro progresivo se debe a las intensas mareas y los vientos cada vez más fuertes.
El futuro de este pequeño paraíso no es prometedor; podría desaparecer por completo del paisaje bretón en un plazo de dos a cinco décadas. Esta noticia preocupa tanto a los expertos en geología como a los visitantes y amantes de la naturaleza que consideran a Molène un rincón único y vibrante en las costas de Bretaña.
Para quienes deseen explorar este lugar antes de que se desvanezca, la Agencia de Desarrollo Turístico y Atractivo de la costa de Armor organiza visitas a la isla, con un límite de nueve personas por grupo.
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Francia no será el único país europeo afectado por el cambio climático: a mediados de 2024, un informe de Greenpeace alertaba que la costa española también está en riesgo. En los próximos diez años, el país podría comenzar a perder parte de sus queridas playas. La urbanización desmedida, la contaminación, la construcción de barreras artificiales, el despilfarro de recursos naturales y la alteración de los cauces fluviales están creando desequilibrios ambientales que resultan en la pérdida de playas y sus funciones protectoras, impactando a millones de personas. En la Comunidad Valenciana, más del 60% de las playas ya han disminuido, y en el Delta del Ebro (Tarragona), el cambio climático tiene un impacto especialmente severo.
España enfrenta una amenaza triple: el aumento del nivel del mar, el calentamiento de mares y océanos, y la acidificación del agua. Estos factores combinados provocarán la pérdida de metros de playa a lo largo de toda la costa, desde Barcelona hasta Almería, incluyendo los archipiélagos balear y canario.