Por qué desperdiciamos tanta comida en las Fiestas y cómo evitarlo sin estresarnos

Se acercan las Fiestas y, con ellas, el estrés. La organización entre familiares, la comida, el lugar del festejo, los regalos y una larga lista de pendientes hacen que, muchas veces, disfrutar se vuelva difícil. En ese clima de apuro y nervios, es común comprar de más “por las dudas”, sin demasiada planificación.

Por qué desperdiciamos tanta comida en las Fiestas y cómo evitarlo sin estresarnos

El problema aparece después: platos que sobran, alimentos que se echan a perder y una cantidad de comida desperdiciada que podría haberse evitado.

Por qué en las Fiestas se desperdicia más comida

Las celebraciones de fin de año suelen venir acompañadas de mesas abundantes, compras impulsivas y una lógica de “mejor que sobre y no que falte”. En ese contexto, el desperdicio de alimentos se vuelve casi inevitable: se cocina de más, se repiten platos similares y no siempre hay una planificación clara de cantidades, almacenamiento o reutilización.

En las Fiestas se cocina de más, se repiten platos similares y no siempre hay una planificación clara de cantidades, almacenamiento o reutilización.

A diferencia de otras épocas del año, en Navidad y Año Nuevo se combinan varios factores que empujan al exceso: reuniones numerosas, recetas tradicionales que se hacen “porque siempre se hicieron así”, ofertas en supermercados y una fuerte carga emocional y de estrés.

El problema es que lo que se vive como un gesto de cuidado o celebración termina teniendo un impacto ambiental y social significativo. Alimentos que requirieron agua, energía y recursos para producirse terminan en la basura, mientras el desperdicio alimentario sigue siendo uno de los grandes desafíos globales y locales.

Antes de sentarse a la mesa: cómo planificar mejor

Gran parte del desperdicio de alimentos durante las Fiestas ocurre antes de prender el horno. Compras impulsivas, porciones enormes y falta de planificación hacen que, apenas termina la celebración, la heladera quede llena de comida que nadie sabe cómo aprovechar.

Planificar con anticipación es clave. Definir cuántas personas van a sentarse a la mesa, qué platos se van a preparar y quién se encarga de cada cosa ayuda a evitar compras innecesarias y repeticiones. En lugar de “llenar la mesa por las dudas”, una buena estrategia es pensar en un menú realista, acorde a los hábitos de quienes van a comer.

Gran parte del desperdicio de alimentos durante las Fiestas ocurre antes de prender el horno

Si la reunión es a la canasta que sobre comida es un poco inevitable ya que cada persona o grupo familiar llevará un poco más de lo que comerá, en este caso no exceder ni exagerar con la cantidad y dividir entre los diferentes pasos de comida a cual se va a aportar”, explicó a Economía Sustentable, María Victoria Paravizini, nutricionista con enfoque en alimentación consciente.

Otro punto importante es revisar lo que ya hay en casa antes de salir al supermercado. Muchas veces se compran ingredientes que ya estaban en la heladera o en la alacena, y terminan olvidados. Armar una lista concreta, basada en el menú definido, también reduce la tentación de sumar productos de más.

“En Navidad y Año Nuevo solemos desperdiciar mucha comida porque todavía tenemos muy instalada la idea de que para celebrar hay que cocinar de más, esto de que ‘si no sobra, falta’, asociamos la abundancia con celebrar bien. Entonces compramos sin planificar, y hacemos porciones enormes por las dudas”, explicó a Economía Sustentable, Agustina Legasa, una economista y concientizadora socioambiental, conocida en las redes como “Blonda Verde”.

“A lo que se suma que no está tan instalado el llevar y repartir viandas con las sobras, como que ‘queda mal’ sacarle al anfitrión las sobras, aunque sean exageradas. Y el problema es que muchas veces eso que sobra no se guarda, no se reaprovecha y termina en la basura”, añadió.

Planificar no implica quedarse corto ni “ajustar” de más, sino correrse de la lógica de la abundancia desmedida. Muchas veces, cocinar de más no solo termina en comida desperdiciada, sino también en mesas eternas, excesos y malestar físico o indigestión.

Después de la cena: qué hacer con lo que sobra

Una vez que terminó la celebración, aparece una escena bastante común: fuentes llenas, recipientes improvisados y la sensación de no saber bien qué hacer con todo lo que quedó. Sin embargo, el momento posterior a la cena es clave para evitar que esos alimentos terminen en la basura. Actuar rápido, con algo de organización, puede marcar la diferencia entre aprovechar lo que sobró o perderlo en pocos días.

Las sobras pueden transformarse en nuevos platos

“Guardar y freezar lo que sobra esa misma noche es clave. Muchas preparaciones se conservan muy bien si se porcionan y se rotulan, pero si no pensamos las sobras como comida válida para los días siguientes, se convierten rápidamente en desperdicio”, agregó Legasa.

También es importante cambiar la lógica de “comida de ayer”. Las sobras pueden transformarse en nuevos platos: ensaladas, tartas, salteados o rellenos. Además, mantener los alimentos visibles en la heladera ayuda a no olvidarlos. Cuando lo que sobra queda escondido en el fondo, suele terminar vencido.

Reducir desperdicio también es una decisión ambiental

Más allá del ahorro económico o de la comodidad, evitar tirar comida durante las Fiestas es también una forma concreta de cuidar el ambiente. Cuando tiramos comida no solo estamos desperdiciando alimentos, sino también todos los recursos que hubo detrás: agua, energía, trabajo y dinero. El impacto ambiental del desperdicio es mucho más grande de lo que solemos imaginar, incluso en gestos cotidianos como una cena de fiestas”, señaló Agustina Legasa.

Navidad y Año Nuevo suelen ser sinónimo de mesas abundantes y heladeras llenas, pero también de comida que termina en la basura.

En un contexto donde la abundancia suele confundirse con celebración, repensar las porciones y el destino de las sobras permite correrse de la lógica del exceso y volver a poner el foco en el encuentro. Comer bien no es comer de más, sino disfrutar sin culpa ni consecuencias físicas después.

Planificar, reutilizar y aprovechar lo que ya tenemos no implica renunciar al disfrute. Al contrario: puede ser la clave para celebrar de forma más consciente, liviana y sostenible en estas fiestas.

Julieta Dorta: Periodista especializada en SEO y en tendencias