Otra empresa nueva impulsa la economía del plástico reciclado en Argentina
Se trata de “La Manito”, que obtuvo la certificación de Ecoplas. El objetivo es que cada vez más empresas se sumen a esta iniciativa.
En la Argentina, la separación de residuos se consolidó como una práctica cada vez más habitual. Según el último informe de Ecoplas y Opinaia, más del 82% de la población recicla algún material al menos de manera ocasional. Al mismo tiempo, una porción significativa de la sociedad espera que las empresas asuman un rol más activo, incorporando diseño responsable, información clara y estándares que garanticen la separación en origen y la posterior circularidad de los materiales.

Frente a este escenario, Ecoplas -la asociación civil especializada en plásticos y medio ambiente- impulsa la certificación Plásticos Reciclables “La Manito”, un sello técnico que permite identificar productos reciclables y facilitar su correcta separación y revalorización una vez finalizada su vida útil. La iniciativa busca brindar mayor claridad al consumidor y fortalecer las prácticas de economía circular asociadas a los plásticos de uso cotidiano.
Un sello que facilita la economía circular
Desde su lanzamiento en 2019, cada vez más empresas avanzan en la adopción de esta certificación. Un caso reciente es el de Colombraro Hnos, compañía líder en la fabricación y distribución de artículos plásticos para el hogar, que incorporó el sello en sus productos fabricados en polipropileno. Se trata de tachos para residuos que, además de su función principal, contribuyen a promover una correcta separación de los materiales reciclables desde el origen.
Ecodiseño como solución
En un contexto marcado por la creciente demanda de información accesible sobre qué materiales pueden reciclarse, “La Manito” funciona como una herramienta práctica para orientar tanto las decisiones de compra como la disposición final de los productos plásticos. Además, facilita el trabajo de los recuperadores urbanos y promueve sistemas de gestión de residuos más eficientes.

“Cuando las empresas buscan validar que sus productos pueden reciclarse, se fortalece el camino hacia modelos de producción más circulares. Certificar artículos de uso cotidiano aporta información concreta y permite tomar decisiones más responsables en relación con el consumo y la gestión de residuos”, explicó Verónica Ramos, directora ejecutiva de Ecoplas.
Si bien persisten desafíos en materia de separación en origen y recuperación de materiales, experiencias como la impulsada por Colombraro muestran que la circularidad ya está en marcha en distintas industrias del país. “Certificar la reciclabilidad de los productos es un paso clave para ganar escala, fortalecer la articulación entre actores y avanzar hacia un sistema donde los residuos vuelvan a integrarse como recursos”, concluyó Ramos.















