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Nueva era: la movilidad sostenible es una gran oportunidad post COVID-19

La situación actual, dominada por el COVID-19, y todos sus efectos derivados, deja en claro que definitivamente el mundo no volverá a ser lo que era.

Indudablemente tanto la tecnología como la creciente conciencia con respecto al cuidado del ambiente han modificado nuestros hábitos y reformulado las formas de movernos y relacionarnos en el espacio público.

Hace tiempo, las principales ciudades del mundo han incorporado la sustentabilidad como un eje estratégico para la formulación de la movilidad en sus tejidos urbanos, dando protagonismo a las bicicletas, los monopatines, autos híbridos, el transporte privado compartido (car pooling), el transporte público alimentado con fuentes renovables o menos contaminantes, o incluso motivando el desplazamiento sin vehículos de ningún tipo.

La situación actual, dominada por el COVID-19, y todos sus efectos derivados, deja en claro que definitivamente el mundo no volverá a ser lo que era, y el transporte o movilidad no será una excepción, todo lo contrario.

La movilidad eléctrica es otro de los eslabones de este cambio.

Cambio de era

Si hace unos 10 años o más se destacaban exclusivamente las ciudades o países con largos kilómetros de cemento en forma de autopistas, avenidas o calles, claramente ellos ya no son ni serán los actores principales de la nueva era.

Principalmente por dos factores, el primero porque no han podido resolver la movilidad de la población sin robar gran cantidad de su tiempo al momento de trasladarse y el segundo porque han aumentado notablemente la contaminación ambiental en base a la generación exponencial de gases tóxicos que afecta en la salud ciudadana y la calidad de vida. Claramente, la consecuencia de ambas instancias redunda en significativos impactos económicos.

Tengamos en cuenta que cuando pagamos un peaje de una autopista, en realidad lo que pretendemos es “comprar” tiempo y confort, pero mayormente este modelo de alto tránsito y embotellamientos eternos nos otorga exactamente lo contrario.

Por todo ello, en los países desarrollados en la materia han decidido cambiar los paradigmas asociados a la movilidad tradicional para reformular las formas y “vehículos” que les proponen a sus habitantes.

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Las principales ciudades del mundo han incorporado la sustentabilidad como un eje estratégico para la formulación de la movilidad en sus tejidos urbanos.

En tiempos de cuarentena en todo el mundo, ha quedado muy claro el daño ambiental asociado al transporte y sus emisiones, ya que al reducirse notablemente la circulación de vehículos las fotos satelitales aparecen diáfanas y las ciudades de mayor densidad poblacional del mundo han recuperado su luz.

Definitivamente, los usuarios ponderan y valoran estas nuevas formas de desplazamiento, principalmente en las macrociudades, pero para ello resulta fundamental que desde el Estado Nacional se promuevan y potencien las mismas con políticas públicas claras que aporten a este nuevo modelo estratégico.

Nuevas oportunidades

En la implementación de este tipo de iniciativas existe una gran oportunidad política, ya que son varias las ventajas asociadas ampliadas por el contexto actual:

  • En virtud de la ponderación de este modelo a nivel internacional, resulta una materia con financiamiento disponible en los mercados internacionales, ya sea través de organismos y bancos privados y/o de desarrollo como de empresas que se encuentran interesadas en financiar y participar de este tipo de proyectos.
  • El desarrollo de este nuevo mercado representará un atractivo ecosistema de oportunidades para PyMEs y empresas locales, tal como se observa en lo que fue el proceso de implementación de energías renovables a través del Programa Renovar. Asimismo, el desarrollo de organizaciones locales en la materia proporcionará la posibilidad de ser proveedores y exportar a nivel regional todo lo que se potencie a nivel local.
  • Se podría generar una mejora sustanciosa del ambiente, reduciendo la generación de gases y en consecuencia, la huella de carbono y sus impactos asociados, al tiempo de producir un gran aporte a los fines del cumplimiento de los acuerdos internacionales en materia de cambio climático.
  • Definitivamente, este nuevo modelo favorece la calidad de vida proponiendo entre otros aportes, reducción en tiempos de viaje y en los costos de traslado.
  • Finalmente, en muchos casos permitiría la adaptación a las nuevas normas de relación, distancia, tránsito y transportes establecidas a partir del COVID-19.

En conclusión, la movilidad sostenible se percibe a nivel mundial como una oportunidad para la nueva normalidad post COVID-19.

*Marcelo Corti es Director Ejecutivo en Centro de Desarrollo Sustentable – Facultad de Ciencias Económicas (UBA)

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Fecha de publicación: 27/07, 3:21 pm