La motosierra de Javier Milei pasa por el INTA: el plan para restructurar el organismo clave del agro

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) está a la víspera de una mutación histórica, luego de que su Consejo Directivo aprobara una reestructuración del organismo. A partir de esta decisión, que ya fue oficializada, comenzará a tomar forma una nueva versión del organismo.

El instituto de ciencia y técnica para el agro viene sosteniendo una fuerte presión para cambiar su estructura, desde que arribó a la gestión nacional el gobierno de Javier Milei. Desde entonces, se puso en marcha un proceso para adecuar el INTA bajo el efecto de la motosierra.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) está a la víspera de una mutación histórica.

El primer gran hito fue la incorporación de INTeA a la lista de empresas del Estado Nacional que serían privatizables en el primer borrador de la Ley de Bases. Allí, se dejaba clara la intención de vender y que sean actores privados quienes se hagan cargo de esta empresa, que si bien forma parte de la estructura del organismo, es la pata comercial del mismo: Innovaciones Tecnológicas Agropecuarias (INTeA) es una empresa de capitales mixtos conformada mayoritariamente por el INTA, que impulsa y promueve la generación de agronegocios basados en la comercialización de tecnologías, bienes y patentes. Es quien hace plata con las investigaciones del organismo.

Ese fue el primer intento de apoyar la filosa cadena de la motosierra en el organismo. Como otros temas de ese entonces referidos a la producción agropecuaria, en un segundo intento, la Ley de Bases se aprobó en el Congreso sin la incorporación de INTeA como privatizable, como así también la eliminación del capítulo fiscal que preveía un aumento generalizado de los derechos de exportación y un aspecto técnico respecto a las semillas

Drástica reducción del personal y venta de tierras y edificios

El tiempo transcurrió y se conoció el plan oficial del gobierno de Milei para readecuar el organismo: drástica reducción del personal y venta de tierras y edificios propiedad de INTA para alivianar su peso. Esto fue resistido por el presidente del organismo de entonces, el cordobés Juan Cruz Molina Hafford, quien luego de conocer el plan, presentó su renuncia.

Molina Hafford había llegado hasta la presidencia a fines de 2023, bajo la tutela del entonces secretario de Agricultura Fernando Vilella. Molina tenía una carrera dentro del organismo, y tenía la camiseta puesta.

Drástica reducción del personal y venta de tierras y edificios del INTA.

Consumada su renuncia, se hizo cargo de la presidencia del INTA Nicolás Bronzovich, un productor agropecuario de la zona de Balcarce. Bronzovich, al igual que Beatriz «Pilu» Giraudo, la vicepresidenta, provienen de Aapresid, la Asociación de Productores de Siembra Directa. Esta designación causó controversias, por el tono que podría tomar el organismo, muy enfocado en la producción de granos de la Pampa Húmeda, y alejado de las economías regionales, principal motor de los pueblos del interior profundo.

Esta discusión sobre el centralismo o no del INTA quedó a un costado, luego de conocerse la decisión de vender un histórico edificio donde funcionaban INTeA y ArgenINTA (fundación vinculada al ente) en la calle Cerviño de la Capital Federal. Atado al desprendimiento de este edificio, por el cual deben haber ingresado u$s12 millones, se conoció el plan de ajuste en el organismo.

El INTA y un plan de ajuste en marcha

A la venta de Cerviño le siguió la propuesta de retiro voluntario para los empleados, y lograr de esta forma una reducción de al menos 1.500 empleados en el organismo. También se cedieron 41 hectáreas del INTA en Cerrillos, Salta, a la provincia, para la creación de viviendas. Resistido en las calles, comenzó a olerse un fuerte aroma a ajuste, en concordancia con el plan de gestión nacional.

Fue ahí que se intensificaron las protestas en las calles, principalmente los trabajadores del Estado nucleados en APINTA, la gremial específica. Liderados por Mario Romero, esta sindical se transformó en testigo de lo que ocurría puertas adentro.

Se cedieron 41 hectáreas del INTA en Cerrillos, Salta, a la provincia, para la creación de viviendas.

Estas manifestaciones parecían haber logrado efecto, y entre fines de 2024 y comienzos de 2025, no hubo grandes noticias. Hasta que el gobierno volvió a la carga con el intento de ajuste, y preparó un plan para reducir un 30% la plantilla de personal y cerrar todas las Agencias de Extensión Rural (AER) y a los Institutos de la Agricultura Familiar (IPAF) distribuidos en el país.

Este plan fue resistido por los trabajadores, pero celebrado puertas adentro de la Mesa de Enlace, entidad conformada por cuatro gremiales del agro, y quienes mantienen rol de importancia en la administración el instituto.

Cuando la motosierra de Milei se quedó sin nafta

A fines de febrero de este año, hubo un hito importante en la historia del INTA, ya que cuando se disponía el organismo a debatir –y aprobar- el proyecto de reestructuración, llegó sobre la hora otra propuesta de los directores nacionales con un ajuste más moderado que el oficial, sin despidos ni cesión de tierras. Este proyecto ganó el debate, y la motosierra se quedó sin nafta momentáneamente.

El 28 de marzo, el Consejo Directivo del INTA, votó finalmente a favor de un proyecto de reestructuración, donde 9 de los 10 consejeros dieron el aval. En ese proceso, se decidió crear una Secretaría de Coordinación de Gestión, que tendría facultades similares a las de los directores. Esto valió renuncias de expertos dentro del organismo, ya que consideraron, además de violatorio de leyes internas, una intervención del organismo autárquico.

Con el aval de distintos sectores del agro, principalmente los de zona núcleo, donde los cultivos como soja, maíz y trigo obtienen mejores potenciales de rendimiento, avanzó el proyecto oficial. Comenzó a resonar en pasillos y redes sociales la necesidad de modernizar el INTA, actualizarlo y achicarlo. En el resto del país, esta idea no está tan generalizada.

Lo que propone la dirección política del organismo no representa una privatización ni mucho menos, pero propone en un futuro cercano llegar a modificar la estructura: un organismo más «liviano», con menos investigadores y empleados, además de avanzar en un proyecto de articulación más cercana a los privados, para llevar a cabo ensayos en los campos de productores.

El replanteo además busca fusionar muchas de las facultades intrínsecas del organismo con las del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial). Parte de esto se aprobó en una reunión de urgencia del Consejo Directivo el pasado 15 de abril, y allí se resolvió avanzar con el plan oficial, lo que representa el fin de organismo tal cual lo conocemos.

Si bien aún falta la letra chica de lo que se resuelva, que debe ser rubricado con una resolución publicada en el Boletín Oficial, empleados del organismo hablan de «ola privatizadora».

«Esta es la puerta hacia otra avanzada, así que estemos atentos, esto, tal vez recién empiece», advirtió Julieta Boedo de ATE.

El plan de fusión entre INTA, INTI y Conae proviene de las filas del equipo que lidera Sturzenegger..

Desde el gremio APINTA sospechan que esta propuesta puede representar un paso previo a una privatización del INTA, en el que se entreguen negocios a «amigos».

Mario Romero, secretario Nacional de APINTA aseguró: «Hoy más que nunca, porque vienen por todo en el INTA. Estos tipos son unos piratas, son inescrupulosos y están al borde de la ilegalidad y seguramente cuando se vayan de la gestión van a tener que ir a tribunales a responder. Vamos a defender nuestro INTA y nuestros compañeros y compañeras».

Uno de los consejeros del INTA, Gustavo Tettamanti, por Federación Agraria Argentina, fue uno de los que votó en contra de la reforma: «La decisión fue avanzar con la reforma de la Estructura del INTA. Está decisión fue dividida. Mi posición fue votar en contra de la Reforma. Si bien comparto la necesidad de Reformas en el INTA, no podía avanzar sin el acuerdo con todos ustedes y llegar a un Consenso para tener un mandato. En el transcurso del día pude hablar con varios y las visiones eran distintas por eso necesitaba tiempo para llegar a una idea común. Pedí ese tiempo pero no lo tuve», dijo el federado a los socios de la entidad, argumentando la decisión de su voto.

Esta, es quizá la visión generalizada del sector agropecuario sobre el INTA y su futuro. Un organismo moderno y ágil, pero donde no sobra nadie. Y por sobre todas las cosas, mantenga el orgullo fronteras afuera de lo que representan esas cuatro letras para el agro mundial, y soporte de la generación de divisas del país.

El futuro del INTA

Hoy están en danza dos proyectos para con el INTA, o más bien un botín político de dos facciones encontradas. El plan de fusión entre INTA, INTI y Conae proviene de las filas del equipo que lidera Sturzenegger.

Esto se da de bruces con el plan del ministro Caputo y su alfil productivo Juan Pazo, que buscan mantener el organismo, si bien más chico, con los dirigentes propios puestos para poder manejar el organismo a su antojo, como pasó con Senasa, o la propia Secretaria de Agricultura.

En los próximos días se sabrá el resultado. Lo cierto es que el INTA, tal cual lo conoce el sector agropecuario, está a punto de dejar de existir.

Fuente: iProfesional

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