En las gélidas aguas del océano Austral, cerca de las remotas islas Sandwich del Sur, un grupo internacional de científicos descubrió una criatura que desafía todo lo que se creía sobre la vida marina: una esponja carnívora con forma esférica y cubierta de ganchos, capaz de atrapar y digerir a sus presas.
El hallazgo, revelado por Paris Match, representa un avance significativo en el conocimiento de los ecosistemas más inexplorados del planeta.
Bautizada provisionalmente Chondrocladia sp. nov. y apodada “Death Ball” por su inusual apariencia, la esponja se caracteriza por su forma blanca, redondeada y recubierta de filamentos armados con diminutos ganchos. A diferencia de las esponjas tradicionales, que se alimentan filtrando el agua, esta especie actúa como un verdadero depredador.
“El cuerpo de la esponja presenta un pedúnculo del que surgen varias ramas, cada una rematada por esferas blancas parecidas a pelotas de ping-pong. Cada gancho funciona como un arma de captura”, explicó a Paris Match el biólogo Javier Cristobo, del Instituto Oceanográfico Español. “Es una forma de carnivorismo muy distinta de la que observamos normalmente en las esponjas”, agregó.
Tecnología y cooperación internacional en acción
El descubrimiento se produjo a más de 3.000 metros de profundidad, en una zona donde confluyen las aguas del Atlántico Sur y la Antártida. La expedición, liderada por The Nippon Foundation–Nekton Ocean Census junto al Schmidt Ocean Institute, exploró los alrededores de las islas Montagu y Saunders, un archipiélago volcánico prácticamente inexplorado.
“La ubicación de las islas Sandwich del Sur las vuelve extremadamente difíciles de estudiar. Allí confluyen dos masas de agua que generan un ecosistema único, un verdadero mosaico de especies que recién estamos empezando a conocer”, explicó Michelle Taylor, jefa científica de Ocean Census.
A bordo del buque de investigación R/V Falkor (too), los especialistas emplearon tecnología de vanguardia: sistemas de cartografía del fondo marino y cámaras de alta definición montadas en el vehículo operado remotamente ROV SuBastian. Gracias a estos recursos, recolectaron cerca de 2.000 ejemplares pertenecientes a 14 grandes grupos animales.
Entre los hallazgos confirmados figuran 30 nuevas especies, entre ellas estrellas de mar nunca vistas, crustáceos desconocidos, gusanos iridiscentes y los llamativos “gusanos zombis”, que se alimentan de huesos de ballena. Además, la expedición consiguió un hito notable: filmar por primera vez a un calamar colosal joven vivo, un logro excepcional en la biología marina.
Acelerando el descubrimiento de vida marina desconocida
El proceso de identificación y análisis de las especies recolectadas avanzó a un ritmo inédito gracias a la colaboración internacional. En agosto, los ejemplares fueron examinados durante el Southern Ocean Species Discovery Workshop, realizado en la Universidad de Magallanes, en Punta Arenas, Chile.
“Hemos comprimido en unos meses lo que normalmente llevaría más de una década”, señaló Michelle Taylor a Paris Match. El equipo logró clasificar, fotografiar y secuenciar los especímenes directamente en el sitio, acortando de manera significativa el tiempo que suele transcurrir entre la recolección y la confirmación de una nueva especie.
La urgencia de conocer para proteger
La necesidad de documentar y conservar estas nuevas formas de vida fue subrayada por Verity Nye, encargada de la verificación y clasificación de especies:
“La identificación de individuos es esencial para la conservación. No se puede proteger lo que no se conoce”, explicó a Paris Match.
Toda la información obtenida se incorporó a la plataforma abierta Ocean Census Biodiversity Data Platform, accesible a la comunidad científica internacional, con el objetivo de acelerar la documentación global de la biodiversidad marina.
El océano sigue siendo el mayor enigma del planeta: más del 90% de sus especies permanece sin nombre ni registro científico. De los cerca de dos millones de organismos que se estima habitan sus profundidades, solo unas 240.000 especies han sido formalmente identificadas.
Para Mitsuyuki Unno, director ejecutivo de The Nippon Foundation, esta falta de conocimiento no es solo un desafío científico, sino una cuestión urgente:
“Acelerar el descubrimiento y la protección de nuevas especies es clave para el bienestar y la supervivencia colectiva de un planeta que depende del equilibrio marino”, afirmó.
Así, la exploración de los océanos y la identificación de nuevas especies continúan como una misión compartida y urgente, impulsada por la convicción de que comprender la vida marina es el primer paso para preservarla -y, con ella, el futuro de la humanidad.