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Estudio

Hallaron fósiles microscópicos que aportan precisiones sobre el origen del calentamiento global

Las emisiones de carbono actuales, provocadas por el ser humano, son de 4 a 10 veces más rápidas que las producidas por erupciones volcánicas en el pasado.

Un estudio reciente sugiere que los episodios de calentamiento extremo que ocurrieron hace millones de años, posiblemente provocados por erupciones volcánicas, podrían ofrecer información valiosa para entender y anticipar el cambio climático inducido por la actividad humana.

A lo largo de la historia de la Tierra, hubo periodos de cambios climáticos drásticos que afectaron profundamente a la flora y fauna de la época. Entre estos eventos destacan los que ocurrieron al final del Paleoceno y al inicio del Eoceno, hace aproximadamente entre 59 y 51 millones de años. Durante esos tiempos, la temperatura media global aumentó rápidamente, impactando severamente a las formas de vida terrestre y llevando a la extinción de diversas especies.

Aunque las causas exactas de estos eventos aún no están claras, la teoría más aceptada sostiene que una intensa actividad volcánica liberó grandes cantidades de dióxido de carbono, desencadenando un calentamiento que también tuvo repercusiones en los océanos. Un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences por un grupo de investigadores revela una correlación significativa entre las temperaturas oceánicas y los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera, conectando estos antiguos episodios de calor extremo con el aumento de CO2 similar al observado en el cambio climático actual.

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Por qué es importante este descubrimiento

La velocidad con la que aumentaron las temperaturas y la cantidad de dióxido de carbono liberado durante los “máximos térmicos” de hace millones de años muestran similitudes con los efectos de las actividades industriales actuales. Por lo tanto, examinar estos períodos históricos puede ofrecer información valiosa sobre cómo la Tierra gestionó el equilibrio climático mediante los ciclos de retroalimentación del carbono, lo que es esencial para anticipar el impacto futuro del cambio climático causado por el hombre.

Los científicos analizaron fósiles microscópicos de foraminíferos, organismos unicelulares con conchas, extraídos de muestras de perforaciones submarinas en el océano Pacífico. Muchos de estos organismos se extinguieron durante los eventos de calentamiento debido a las altas temperaturas marinas. Utilizando un avanzado modelo estadístico, los investigadores lograron determinar las características químicas y las concentraciones de dióxido de carbono en la superficie oceánica de ese tiempo.

Los foraminíferos acumulan boro en sus conchas, y los isótopos de este elemento sirven como indicadores de la concentración de dióxido de carbono. “Medimos la química del boro en las conchas y podemos traducir esos valores, utilizando observaciones modernas, para comprender las condiciones pasadas del agua de mar. Así podemos obtener datos sobre el CO2 en el agua de mar y traducirlo a CO2 atmosférico”, explicó Dustin Harper, autor principal del estudio e investigador en la Universidad de Utah.

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Los fósiles se encontraron en la meseta Shatsky, cerca de Japón, una región oceánica menos profunda que sus alrededores, lo que facilitó la preservación de los caparazones de estos organismos. Los investigadores analizaron las temperaturas de la superficie del mar y los niveles de dióxido de carbono atmosférico durante los 6 millones de años en que ocurrieron eventos de calentamiento, como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (PETM) y el Máximo Térmico del Eoceno 2 (ETM-2). Durante el PETM, las capas de hielo en los polos no existían y las temperaturas oceánicas alcanzaban casi los 32 °C.

La investigación reveló que el aumento de los niveles de dióxido de carbono atmosférico llevó a un incremento en las temperaturas globales, proporcionando una visión de cómo el sistema climático de la Tierra responde a los cambios en los gases de efecto invernadero. “Observamos cierta variación, con una sensibilidad climática algo menor y un calentamiento menos pronunciado en respuesta a un cambio en el CO2 durante estos eventos prolongados. No obstante, identificamos un rango común de sensibilidades climáticas”, explicó Gabriel Bowen, coautor del estudio y profesor de geología en la Universidad de Utah.

Aunque las emisiones de carbono actuales, provocadas por el ser humano, son de 4 a 10 veces más rápidas que las producidas por erupciones volcánicas durante esos eventos, la cantidad total de gases de efecto invernadero liberados es comparable a la esperada por las actividades humanas. Por lo tanto, comprender lo que ocurrió en estos antiguos períodos de calentamiento puede ser clave para predecir cómo cambiará el clima en el futuro y para preparar a la humanidad para enfrentar esos cambios. Aún se necesitan estudios más detallados sobre el clima y los océanos durante esos episodios de calentamiento.

“Estos eventos pueden servir como un caso de estudio, ayudándonos a comprender los cambios ambientales que resultan de la liberación de carbono”, concluyó Harper.

Fecha de publicación: 28/08, 4:08 pm