Experto aclara qué tienen en común la IA y el cambio climático: “La gente no sabe que usar ChatGPT contamina”
Mar Gómez, doctora en Ciencias Físicas y directora de Meteorología de eltiempo.es, explica el reto que enfrenta el país con dicha tecnología.
Desde hace algunos años, la Inteligencia Artificial incursionó en la sociedad, emergiendo con fuerza y aspirando a establecerse en diversos sectores. En la actualidad, se convirtió en una realidad en muchos de estos ámbitos, desempeñando un papel destacado y esencial que facilita el trabajo y el rendimiento en numerosas profesiones. Sin embargo, este progreso también conllevó una serie de efectos adversos. La automatización representa una preocupación significativa para aquellos sectores que podrían perder miles de empleos debido a la IA.
No obstante, el daño más preocupante que esta tecnología acarrea para la sociedad y el medio ambiente es su elevado consumo de agua. “Incluso el simple acto de enviar un correo electrónico requiere reflexión, ya que puede generar contaminación y tener un impacto ambiental”, explica Mar Gómez, doctora en Ciencias Físicas y directora de Meteorología de eltiempo.es, a Infobae España.
El agua es uno de los recursos que más escasean en España y, en general, en el mundo entero. La escasez de precipitaciones ha llevado en numerosas ocasiones al país español a tomar medidas drásticas como cortes de agua, prohibición de llenar piscinas privadas y regar los jardines o cerrar las duchas de la playa. De media, cada ciudadano consume cerca de 135 litros al día. Sin embargo, esto solo supone el 2% de la cantidad que se emplea en España. El grueso de este recurso hídrico se destina a la agricultura y la ganadería, que emplean en torno a un 80%. Sin embargo, en los últimos años ha entrado en escena un nuevo factor que está elevando los niveles de consumo de agua y que apunta a convertirse en cabeza de lista como el mayor consumidor de este recurso.
La Inteligencia Artificial y, en concreto, ChatGPT, consumen un litro de agua por cada 100 preguntas aproximadamente, según estimaciones de expertos y varios estudios publicados. Lo que supone un elevado impacto a nivel climático, aunque no cuenta con ninguna normativa, al menos de momento, que limite el ascenso y crecimiento de esta tecnología y prueba de ellos son los anuncios que han llevado a cabo las grandes entidades del sector tecnológico. Microsoft ya ha anunciado que invertirá 1950 millones de euros en España hasta 2025 para impulsar las infraestructuras de Inteligencia Artificial en el país y crear grandes centros de datos. Meta también tiene previsto desembarcar en territorio español con una inversión de 1.000 millones de euros para crear un megacentro de datos en Talavera de la Reina. El problema es que este tipo de infraestructuras y, en especial esta última, se prevé que consuma 500 millones de litros de agua aproximadamente.
¿Cuál es la razón detrás del alto consumo de agua por parte de la IA?
Conforme esta tecnología ha evolucionado y ampliado su alcance en diferentes sectores, la potencia de los equipos sobre los cuales opera ha aumentado, lo que ha generado la necesidad de sistemas de refrigeración para evitar el sobrecalentamiento. En otras palabras, requieren agua para regular su temperatura. “En las últimas décadas, toda la tecnología ha sido altamente contaminante”, explica Mar Gómez, señalando que los superordenadores y los dispositivos de almacenamiento de datos tienen un impacto significativo en el medio ambiente.
Esta experta en Ciencias Físicas opina que cualquier actividad que implique el consumo de recursos necesarios para nosotros o que tenga un impacto en el medio ambiente “no es beneficioso”. “Creo que debemos encontrar un equilibrio, utilizando de manera razonable las herramientas tecnológicas disponibles y compensando su huella de carbono. Es evidente que no podemos eliminar por completo su impacto, pero podemos utilizarlas de manera coherente”, destaca.
En cuanto a las empresas que adoptan estas tecnologías, enfatiza que también deberían ser responsables de mitigar sus efectos. Sin embargo, señala la falta de conciencia por parte de la sociedad que interactúa con herramientas como ChatGPT sin considerar las consecuencias medioambientales. “La mayoría de las personas no son conscientes de que enviar un correo electrónico puede contaminar. Están totalmente desinformadas al respecto”, afirma, resaltando la importancia de la concienciación, especialmente a través de los medios de comunicación y la divulgación científica. “Creo que nosotros, como divulgadores, tenemos la responsabilidad y la capacidad de generar conciencia sobre estos temas y educar a la sociedad al respecto”, agrega.
Aunque señala la responsabilidad de los empresarios, no solo en el ámbito tecnológico, sino también en el automotriz y en la industria de la moda, catalogada como una de las más contaminantes del mundo. ¿Por qué existe una conciencia más amplia sobre la contaminación de los automóviles y otros sectores, pero no sobre el derroche de agua? “Creo que, como sucede con muchos problemas, no se toman medidas hasta que la situación se vuelve crítica”, explica. Sin embargo, Mar Gómez destaca un aspecto que llama su atención sobre este recurso hídrico: “Las facturas del agua suelen ser las más económicas en comparación con las de electricidad y gas. No estoy sugiriendo que la gente deba pagar más, pero considero que sería una forma de crear conciencia y prevenir el desperdicio”.
Por otro lado, la directora de Meteorología de eltiempo.es señala otro aspecto importante: “La mayoría de los productos que consumimos requieren agua, ya sean unos vaqueros, una hamburguesa, el uso del ChatGPT o el envío de correos electrónicos; todo implica un consumo de agua que rara vez se visibiliza”. Enfatiza la necesidad de hacer que la gente tome conciencia sobre la cantidad de agua que utiliza, proponiendo medidas con equivalencias comprensibles para el público: “En lugar de decir ‘se han utilizado X litros de agua’, sería más efectivo expresarlo en términos como ‘equivalente a piscinas vaciadas’, por ejemplo”.
Medidas regulatorias para empresas
En relación con la regulación gubernamental sobre empresas que consumen grandes volúmenes de agua, Mar Gómez propone la implementación de normativas que establezcan límites claros sobre el consumo de agua. Sugiere que debería existir “una regulación que establezca un límite máximo de consumo de agua, y si se excede este límite, se requiere una compensación para garantizar emisiones netas cero”.
Abordando la posibilidad de escasez de agua en ciertas áreas, señala casos ocurridos en otras partes del mundo donde las comunidades se han visto obligadas a desplazarse en busca de fuentes de agua. En el contexto español, menciona que existen áreas con reservas hídricas más favorables que otras, pero advierte sobre la necesidad de establecer planes de contingencia para regiones con déficits hídricos. Explica que con la tendencia hacia una menor pluviosidad y mayores olas de calor, se intensificará la evaporación, reduciendo así la disponibilidad de agua.
Cómo se puede evitar el desperdicio de agua
Esta experta resume las medidas que deben adoptarse tanto en España como a nivel mundial para combatir el desperdicio de agua en una frase: “Las emisiones de gases de efecto invernadero deben ser eliminadas por completo”. Aunque existe un plan para reducir estas emisiones antes de 2050 y frenar el calentamiento global, ella señala que “estamos bastante rezagados” y cuestiona: “Hace más de 30 años, cuando era niña, ya se hablaba de estos temas y se sabía de su existencia. Entonces, ¿por qué no se tomaron medidas antes?”.
Mar Gómez destaca que la única solución es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, abandonar los combustibles fósiles y promover un cambio de estilo de vida para todos. Aunque suene a “lugar común”, como ella misma lo describe, enfatiza: “Los países más contaminantes deben detener su contaminación. El resto de países deben adoptar energías limpias y sostenibles, así como un transporte más responsable. Debemos promover la economía circular”.
En cuanto al conflicto entre avance tecnológico y ahorro de agua, considera que, desafortunadamente, los intereses económicos suelen prevalecer sobre los ambientales. “No nos damos cuenta de que todo lo que afecta al medio ambiente también nos afecta en términos de recursos, salud, economía y bienestar mental”, agrega. Además, critica la mentalidad a corto plazo de aquellos que solo piensan en ganancias económicas o retornos de inversión, señalando que esta perspectiva no es positiva. En general, observa una mayor apuesta por la tecnología en detrimento del ahorro de agua.