El truco ruso para mantener las casas calientes y ahorrar en la boleta de gas y luz
Con la ola de frío azotando fuertemente en Argentina, muchos se preguntan cómo calefaccionar la casa sin gastar de más.
Con el invierno golpeando fuerte en gran parte de Argentina y las boletas de gas y luz por las nubes, la pregunta se impone: ¿cómo mantenerse abrigado sin vaciar el bolsillo?
La respuesta puede estar a miles de kilómetros, en Yakutia, una región de Rusia donde las temperaturas bajan hasta los -40°C. Allí, sus habitantes saben cómo hacerle frente al frío extremo con técnicas milenarias, simples y accesibles, que se pueden adaptar fácilmente a los hogares argentinos. Lo sorprendente es que logran mantener sus casas cálidas sin recurrir a sistemas de calefacción caros o complejos.
Aislar, la clave para conservar el calor
En Yakutia, las casas se construyen con madera de alerce y se aíslan con musgo, que funciona como un sellador natural. En Argentina, esa idea puede traducirse en soluciones al alcance de todos: burletes de goma o espuma, selladores de silicona en ventanas y puertas, o materiales como lana de vidrio, corcho o placas de poliestireno expandido.
También es útil sumar cortinas gruesas, alfombras o mantas en las paredes externas, lo que ayuda a mantener el calor dentro de casa y reducir el gasto energético.
Estufas que rinden más, consumiendo menos
En Yakutia, donde no hay gas natural, las estufas de ladrillo son clave: almacenan calor durante horas. En Argentina, especialmente en zonas rurales o muy frías, muchas familias ya usan salamandras o estufas a leña. Elegir modelos más eficientes, como las estufas «rocket», puede marcar la diferencia: consumen menos leña y calientan mucho mejor.
El truco de las ventanas: doble vidrio casero
Las ventanas son uno de los puntos más débiles a la hora de conservar el calor en casa. En Yakutia, el doble acristalamiento es fundamental para enfrentar el frío extremo. En Argentina, podés lograr un efecto similar sin grandes gastos: usar film plástico termoencogible, colocar una segunda lámina de acrílico o aprovechar láminas de PET recicladas.
Además, es clave sellar todas las rendijas y huecos por donde pueda filtrarse el aire frío.
La lógica es simple: no se trata de generar más calor, sino de impedir que se escape. Con creatividad y materiales accesibles, podés mejorar el aislamiento, mantener la casa más cálida y atravesar el invierno sin que las facturas de gas o luz se disparen.