El superbólido que cruzó el cielo pampeano: buscan fragmentos y convocan a la comunidad
Investigadores analizan el fenómeno luminoso que sorprendió el 13 de septiembre y trabajan para determinar su trayectoria y posible zona de caída.
Un equipo de investigadores de Argentina, Uruguay y España estudia el fenómeno del superbólido que iluminó el cielo de La Pampa el pasado 13 de septiembre. Ahora, los especialistas lanzaron una convocatoria a la comunidad para colaborar en la búsqueda de posibles fragmentos desprendidos del objeto.
Nair Trógolo, licenciada en Astronomía por la Universidad Nacional de Córdoba e integrante del grupo de investigación, explicó: “Lanzamos la campaña el viernes. La idea es pedirle a la gente que, si encuentra en la zona una roca con características inusuales, se comunique con nosotros para reportarlo”.
Con el análisis de fotos y videos difundidos, el equipo trabaja para determinar el origen, la trayectoria y la posible zona de caída. Los primeros resultados sugieren que el superbólido se fragmentó y pudo haber generado meteoritos.
Los cálculos preliminares indican que los restos habrían caído en un área despoblada de aproximadamente seis hectáreas, ubicada entre Cuchillo Có, Colonia San Miguel y Lihuel Calel, en la franja delimitada por las rutas 9 y 13.
Además, se registró una explosión percibida algunos segundos después del destello. Sin embargo, los investigadores descartan que se trate de un cuerpo de gran tamaño, ya que no provocó una onda expansiva considerable, como sí ocurrió con el meteorito de Cheliábinsk (Rusia) en 2013.
“Según nuestras estimaciones, el bólido tendría unos dos metros de diámetro. Al ingresar a la atmósfera, la fricción y la temperatura lo fragmentaron hasta desintegrarlo en su mayor parte, convirtiéndolo en polvo. Lo que finalmente alcanza la superficie -el meteorito- debería tener aproximadamente el tamaño de un puño”, detalló Trógolo.
Cómo reconocer un meteorito
La astrónoma explicó qué señales pueden ayudar a identificar un meteorito. Existen distintos tipos: algunos son carbonáceos, de color oscuro como el carbón y compuestos por carbono y otros materiales; otros son silicatados y también los hay metálicos.
Una de las características más notorias es el peso. “Comparado con una roca común del mismo tamaño, un meteorito es más pesado, casi como si fuera de metal”, indicó. También aclaró que son seguros al tacto, ya que no contienen materiales radiactivos ni peligrosos.
Otro rasgo clave es la superficie externa. Si son recientes -por ejemplo, con una semana desde su caída- suelen tener un color negro intenso y presentar una costra distinta al resto del material.
Existen pruebas caseras que pueden ayudar a distinguirlos. Por ejemplo, aplicar agua oxigenada: si burbujea, no se trata de un meteorito; si no lo hace, aumenta la posibilidad de que lo sea. Esto ocurre porque la costra fundida que recubre al meteorito es compacta, similar a una laca, lo que impide el paso del aire.
En algunos casos pueden contener hierro o níquel, lo que les otorga propiedades magnéticas. “Si acercamos un imán y se atrae, podría tratarse de un meteorito. Eso sí, si estuvo expuesto a la lluvia o humedad, es posible que presente oxidación”, agregó.
Aportes de la comunidad
Además de la búsqueda en terreno, el equipo solicitó la colaboración de la gente con registros audiovisuales. “Si alguien cuenta con videos de cámaras de seguridad de ubicación fija, son los más útiles para trazar con mayor precisión la trayectoria del meteoroide”, señaló la astrónoma.
Para avanzar en el análisis, también pidieron información sobre las características técnicas de la cámara (cantidad de cuadros por segundo) y un video de la noche previa, donde se aprecie el posicionamiento de las estrellas. “Con un programa específico realizamos los cálculos a partir del trazo que deja el bólido, la localización geográfica de la filmación y la posición estelar de ese día. A eso sumamos presunciones como la corriente de viento y obtenemos posibles puntos de caída”, explicó.