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Estudio

El planeta Tierra va camino a vaciarse de personas: ¿Cómo estar preparado para enfrentar esta problemática?

Un nuevo estudio indica que las muertes superarán los nacimientos con mayor frecuencia y en una mayor cantidad de países.

En el siglo X, se estima que la población mundial rondaba entre los 275 y 300 millones de personas. Para el siglo XVIII, este número había experimentado un notable crecimiento, situándose entre los 650 y 800 millones de habitantes.

El siglo XIX presenció un crecimiento demográfico sin precedentes, con una población mundial que alcanzó aproximadamente entre 1.000 y 1.700 millones hacia 1900. Este incremento se atribuyó en gran medida a la expansión de la Revolución Industrial.

El siglo XX presenció la explosión demográfica más significativa en la historia humana, con la población mundial aumentando de alrededor de 1.650 millones en 1900 a más de 6.000 millones hacia el año 2000. Y para finales de 2022, ya habíamos superado la marca de los 8.000 millones.

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No obstante, se vislumbran cambios significativos en el horizonte. Según datos del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington, publicados en The Lancet, se prevé un cambio demográfico importante: el declive de la población mundial.

Para el año 2050, se anticipa que una gran mayoría de naciones, exactamente 155 de 204, experimentarán tasas de fertilidad insuficientes para mantener sus poblaciones actuales. Esta tendencia se acentuará hacia el año 2100, cuando casi todos los países, el 97% (198 de 204), enfrentarán esta realidad. Como consecuencia directa, el número de defunciones superará al de nacimientos, dando lugar a un lento descenso de la población mundial.

Cómo enfrentar este cambio

Si bien es sorprendente que toda la humanidad podría teóricamente acomodarse en un espacio similar en extensión a la Península Ibérica, con una densidad poblacional comparable a la de ciudades altamente pobladas como Nueva York, este no es el punto central del problema.

La verdadera preocupación radica en la capacidad de nuestro planeta para proporcionar los recursos necesarios que aseguren la supervivencia y el bienestar de la población global. Esto incluye aspectos vitales como el acceso al agua potable, alimentos nutritivos, energía sostenible y la gestión de desechos, entre otros.

Entonces, en principio, la disminución de la población mundial parece ser una noticia positiva. Sin embargo, este declive también conlleva otros efectos secundarios que requieren atención. Los investigadores del estudio mencionado destacan la importancia de que las autoridades gubernamentales tomen medidas proactivas frente a las implicaciones que este cambio demográfico podría tener en diversos aspectos críticos de la sociedad.

Algunos expertos han propuesto el concepto de “dividendo demográfico”, que sugiere que la reducción de las tasas de fertilidad puede conducir temporalmente a una mayor proporción de adultos en edad de trabajar, estimulando así el crecimiento económico. Sin embargo, datos recientes muestran que en algunos países la tasa total de fertilidad (TFR) ha caído por debajo del nivel de reemplazo sin señales de un aumento esperado.

Este fenómeno podría resultar en pirámides poblacionales invertidas, ejerciendo presión adicional sobre los sistemas de salud y sociales, transformando los mercados laborales y de consumo, y alterando los patrones de uso de recursos.

Por lo tanto, es crucial iniciar una planificación estratégica que considere las posibles amenazas para la economía, ya que una población en disminución puede llevar a una fuerza laboral reducida, lo que afectaría la productividad y el crecimiento económico. Además, los sistemas de salud deben adaptarse a una población que envejece, lo que implicará mayores demandas de cuidados a largo plazo y un aumento en la prevalencia de enfermedades relacionadas con la edad.

Un mundo en transformación

En lo que respecta al medioambiente, si bien una población mundial en declive podría resultar en una disminución de la presión sobre los recursos naturales, es esencial considerar cómo la cambiante distribución demográfica puede afectar la gestión de estos recursos y la biodiversidad.

Además, el panorama geopolítico también experimentará cambios, dado que las dinámicas de poder pueden alterarse significativamente con las variaciones en el tamaño y la estructura de las poblaciones de los países. Esto podría redefinir alianzas, áreas de influencia y prioridades en la política internacional.

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Fecha de publicación: 21/03, 7:52 pm