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Informe

El BID alerta sobre la necesidad de producir alimento sin dañar los recursos naturales por contaminación

El dossier fue presentado en Washington, Estados Unidos, pero apunta a América latina.

Un extenso informe de 238 páginas elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) analiza en detalle la situación del sector agropecuario en América Latina y advierte sobre un desafío central: aumentar la producción de alimentos sin profundizar los efectos del cambio climático.

El BID alerta sobre la necesidad de producir alimento sin dañar los recursos naturales por contaminación

“El sector agrícola de América Latina y el Caribe (ALC) enfrenta desafíos complejos y sin precedentes: producir suficiente alimento nutritivo para una población en crecimiento, garantizar medios de vida prósperos y proteger los recursos naturales mediante la reducción de emisiones y de la contaminación”, señala el documento presentado en Washington.

Titulado “Productividad agrícola en América Latina y el Caribe”, el informe evalúa el estado de la seguridad alimentaria y las condiciones ambientales de la región frente a la demanda creciente de alimentos.

El BID resume tres grandes presiones sobre el sector:

  • Crecimiento poblacional y acceso a alimentos. El aumento de la población exige un suministro estable de alimentos nutritivos. En 2024, cerca del 28% de los habitantes de ALC -unos 187,6 millones de personas- enfrentó inseguridad alimentaria, y el 27% no tuvo recursos para costear una dieta saludable (FAO et al., 2025). Garantizar acceso a alimentos nutritivos y asequibles sigue siendo una prioridad urgente.
  • Pobreza rural persistente. Las zonas rurales de ALC continúan siendo las más afectadas por la pobreza. El 39% de la población rural vive en esa condición, frente al 24,6% de las áreas urbanas (CEPAL, 2024). Dado que la mayoría de los medios de vida en estas regiones dependen directamente de la agricultura, reducir la pobreza rural implica fortalecer al sector para generar empleo estable y sostenible.
  • Impacto ambiental del agro. La región aporta alrededor del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (CEPAL, 2017; WB, 2021; WRI, 2023), y el sector de agricultura, silvicultura y uso de la tierra (AFOLU) es el principal responsable, con un 43% de las emisiones regionales (IDB, 2022; WRI, 2023). Por eso, mitigar los impactos ambientales negativos se vuelve una urgencia para asegurar la sostenibilidad y la rentabilidad del agro a largo plazo.

El informe del Banco Interamericano de Desarrollo analiza en profundidad la situación agrícola de nueve países -México, Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay- y, a partir de ese estudio comparado, identifica seis conclusiones clave para el futuro del sector.

El dossier fue presentado en Washington, Estados Unidos, pero apunta a América latina

Cerrar la brecha en la adopción tecnológica

La innovación es un motor central para mejorar la Productividad Total de los Factores (PTF), pero los productores aún encuentran dificultades para incorporar los avances disponibles. El documento señala que la llegada de nuevas tecnologías no ha ido acompañada por inversiones equivalentes en asistencia técnica, formación gerencial y servicios de asesoría. Sin ese apoyo, muchos agricultores no pueden aprovechar plenamente las herramientas digitales, las prácticas modernas o los insumos mejorados. Para lograr un crecimiento inclusivo y sostenible, el BID recomienda fortalecer los sistemas de apoyo y capacitación que permitan acelerar la adopción tecnológica.

Incorporar variables ambientales en las mediciones de productividad

El informe advierte que medir el rendimiento agrícola sin considerar los impactos ambientales puede llevar a conclusiones engañosas. Ignorar los costos ecológicos —como degradación del suelo, contaminación o emisiones— puede derivar en un uso excesivo de recursos naturales clave para la producción futura. Por eso, integrar criterios ambientales en los indicadores de productividad es esencial para asegurar la sostenibilidad del sector en el largo plazo.

Convertir la adaptación climática en una fuente de competitividad

La creciente variabilidad del clima está modificando de manera acelerada los sistemas productivos. Según el BID, este escenario presenta desafíos, pero también oportunidades para los países que consigan adaptarse con rapidez. Tecnologías que mejoren la resiliencia, incentivos adecuados y políticas de adaptación proactivas pueden transformar al cambio climático en un factor de competitividad agrícola. El objetivo es que inversiones, innovaciones y prácticas productivas se alineen con las nuevas condiciones ambientales.

Atender las desigualdades entre regiones y grupos productivos

El análisis revela que los determinantes del rendimiento agrícola varían significativamente dentro de cada país. Factores como el clima, las condiciones agronómicas, las dinámicas sociales o los mercados locales influyen de manera desigual. Además, persiste una falta de información sobre el impacto de las políticas en grupos clave como mujeres rurales, productores indígenas o agricultores afrodescendientes. El BID subraya la necesidad de profundizar en análisis basados en datos desagregados y diseñar intervenciones específicas para cada contexto territorial y social.

Combinar apoyo directo con inversión en bienes públicos

El organismo destaca que un equilibrio adecuado entre asistencia directa e inversión estructural es fundamental para un crecimiento sostenido. Los subsidios inteligentes pueden ayudar a los productores más vulnerables a enfrentar restricciones de liquidez o falta de información. Sin embargo, a largo plazo, el desarrollo del sector depende de bienes públicos esenciales: investigación, infraestructura, servicios sanitarios y fitosanitarios, y sistemas de datos robustos.

Fortalecer los sistemas de información agrícola

La evidencia recopilada muestra que los países con mejores políticas agrícolas cuentan con sistemas de datos estables, de calidad y con series históricas comparables. El BID recomienda ampliar y modernizar la infraestructura de información agropecuaria para mejorar la toma de decisiones públicas y privadas, ampliar la cobertura territorial y de cultivos, y garantizar que las políticas respondan a las realidades locales.

Fecha de publicación: 19/11, 10:51 am