De la Ley de Medios al Riachuelo: Martín Sabbatella desembarca en el Acumar
Manejará una caja de $1.000 millones anuales y su obligación será sanear la mayor cuenca hídrica de la Argentina y uno de principales focos de contaminación ambiental
Rescatado del ostracismo al que el anterior gobierno de Cambiemos lo condenó tras echarlo del ente con el que el el kirchnerismo intentó desmembrar el poder del Grupo Clarín, ahora Martín Sabbatella tendrá bajo su poder una caja de casi $1.000 millones.
Monedas más, monedas menos, será el presupuesto que la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), tendrá para gastar este año en un objetivo que -más allá de los fondos y de los recursos- no parece cumplir: sanear el Riachuelo.
Se trata de un organismo tripartito (Nación, Provincia, Ciudad) que desde su creación lleva gastados algo más de $45.000 millones para cumplir con un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación emitido el 8 de julio del 2008 que ordenó al Estado terminar con uno de los mayores focos de contaminación que sufre la Argentina.
De hecho, la fuente principal son los fluidos cloacales que se vuelcan en el Riachuelo, así como los vertidos industriales y la basura doméstica.
Pero ya pasaron 12 años de esa resolución y la situación de riesgo ambiental sigue latente, más allá de algunos parches y mejoras relativas que no alcanzaron y que con el desembarco de Sabbatella tampoco parecen encaminarse hacia una solución, teniendo en cuenta la nula experiencia que este cuadro K tiene en el sector.
El ex titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) llegó a su nuevo puesto por el acuerdo sellado entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner para armar el Frente de Todos y asumir el gobierno nacional.
Fue la vicepresidenta de la Nación en persona quien definió el destino de su fiel súbdito para premiarlo por su inquebrantable labor al frente del ex organismo con el que todo el kirchnerismo intentó terminar con el poder mediático del mayor holding periodístico que todavía preside Héctor Magnetto.
Fue cuando, a través de la célebre Ley de Medios, el gobierno de Cristina buscó desguazar los activos de Clarín y que tuvo en Sabbatella -uno de los principales generales- en lo que se dio en llamar como la “madre de todas las batallas”.
El ex intendente de Morón fue fiel a esa causa al punto de “inmolarse” por un objetivo que la milicia K no pudo concretar y que el gobierno de Cambiemos terminó de enterrar con la disolución del Afsca, el despido de Sabbatella, la creación del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y la sanción de una nueva Ley de Medios.
Post era K
En 2015 Unidad Ciudadana lo impulsó como candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires en la fórmula del Frente para la Victoria que lideró Aníbal Fernández y que terminó perdiendo las elecciones con María Eugenia Vidal.
Tras estos resultados, Sabbatella continuó con su militancia kirchenrista, brindando conferencias y participando en actos políticos, mientras también pasaba parte de sus días en los tribunales para hacer frente a una denuncia por malversación de fondos públicos y fraude a la administración en al menos $10 millones cuando era titular del Afsca.
Esta denuncia se impulsó desde Cambiemos y se debió a “irregularidades halladas en los subsidios que debían salir a concurso para proyectos de medios de comunicación comunitarios pero fueron otorgados a dedo a asociaciones civiles”.
La acusación se basó en una auditoría que realizó la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) sobre el manejo de los subsidios de los Fondos de Fomento Concursables para Medios de Comunicación Audiovisual (FONACOM) durante 2014 y 2015.
Con estos antecedentes penales ahora desembarca en el Acumar para, según sus propias palabras, “trabajar fuertemente” para cumplir con una tarea que permita “un lugar mejor para los millones de argentinos de la región”.
En declaraciones formuladas a la agencia oficial Télam, también se mostró agradecido a la fórmula Fernández-Fernández y prometió trabajar de manera articulada con todos los municipios y organizaciones que son parte de la Cuenca Matanza Riachuelo, “llevando adelante un abordaje integral, interdisciplinario e interministerial, para dar respuesta a una necesidad de toda la población”.
Mas allá de estas palabras de compromiso, Sabbatella tendrá como responsables directos al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y al ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, de quien depende el Acumar.
Siempre teniendo en cuenta su nulo conocimiento de la problemática de esta cuenca, el funcionario ya trazó su agenda de trabajo: avanzar en un diagnóstico completo sobre la situación del Acumar; estudiar las medidas tomadas por el anterior gobierno para mantener algunas y cambiar otras.
También buscará articular políticas con los ministerios que tengan vinculación con las problemáticas y soluciones que se incluyen en el llamado Plan Integral del Saneamiento de la Cuenca.
Anticipó además la puesta en marcha de políticas activas de salud, educación, sanitarias, de infraestructura y de hábitat con el objetivo, siempre según sus palabras, de “mejorar la calidad de vida de los millones de habitantes de esa extensa región”.
En cuanto al fallo de la Corte Suprema solamente anticipó que trabajará para cumplirlos y para dar todos los pasos necesarios y dar las respuestas que ordena la Justicia porque entiende que se trata de una problemática trasversal, donde están afectados los sectores más vulnerables y desprotegidos de la sociedad y porque considera que las políticas ambientales tiene que ser políticas de inclusión social.
Hasta ahora, poco de eso se hizo. Y no sólo durante la gestión de Mauricio Macri. También bajo el gobierno de Cristina Kirchner, quien estuvo al frente de la Presidencia entre el 2007 y el 2015. Es decir, durante la sanción del fallo judicial.
Por eso es poco lo que se cree que Sabbatella concretará de todas sus promesas iniciales para mejorar la calidad ambiental de esta región que abarca una superficie total de 2.047 kilómetros cuadrados, y se extiende por los municipios de Lanús, Avellaneda, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, La Matanza, Ezeiza, Cañuelas, Almirante Brown, Morón, Merlo, Marcos Paz, Presidente Perón, San Vicente y General Las Heras.
Atraviesa, además, nueve comunas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y es la cuenca hídrica más densamente poblada del país.
En el fallo de la Corte Suprema se fijaron etapas que el Estado debe ir cumpliendo como la propia creación del Acumar, como la ampliación de la infraestructura cloacal, un plan de salud que tenga su origen en la contaminación y control de la actividad industrial. También, tratamiento de la basura doméstica, limpieza del camino de sirga y sanear el lodo del Riachuelo.