PUBLICIDAD
Nuevos registros

Cómo aumentaron las lluvias y las temperaturas en CABA debido al cambio climático

La variación de la temperatura obliga a adaptarse sí o sí a las nuevas corrientes, para evitar consecuencias mayores.

La epidemia de dengue, las variaciones en las temperaturas y las lluvias extremas cada vez más frecuentes son ejemplos tangibles de cómo la crisis climática está alterando la vida en Buenos Aires. A pesar de que la temperatura ha comenzado a descender gradualmente, este es un momento propicio para examinar las cifras oficiales que manejan los expertos y obtener una visión detallada de los cambios climáticos en la Ciudad.

Inés Camilloni, experta argentina en cambio climático y profesora en la Universidad de Buenos Aires, investigadora del CONICET, autora líder de informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) y residente del Harvard’s Solar Geoengineering Research Program de la Universidad de Harvard, explicó: “El aumento de la temperatura mínima es un fenómeno observado en otras ciudades del mundo y también a nivel nacional. En Argentina, la tendencia al aumento es de 0.13°C por década para la temperatura mínima y de 0.08°C por década para la máxima. Este fenómeno se explica en las ciudades por los materiales urbanos que absorben calor durante el día y lo liberan durante la noche, generando una isla de calor que eleva la temperatura mínima, la cual suele ocurrir poco después del amanecer”.

Durante los últimos 60 años, el promedio de temperatura y precipitación anual ha experimentado un aumento significativo. En la Ciudad, los días fríos son cada vez menos fríos, mientras que las temperaturas más altas y las olas de calor son más frecuentes y prolongadas. Según datos de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), entre 1960 y 2018, la temperatura media y máxima promedio anual aumentaron en 1°C, mientras que la temperatura mínima promedio se elevó hasta 1.7°C. Además, las olas de calor se duplicaron entre 2010 y 2018 en comparación con las registradas en la década de 1990.

Aunque la variación térmica promedio es un fenómeno global, el aumento de las temperaturas mínimas promedio explica por qué la presencia del mosquito Aedes aegypti comienza poco después del invierno y no al inicio de la primavera, como solía ocurrir en el pasado.

Este cambio térmico no solo afecta los períodos de reproducción de los vectores transmisores de enfermedades, sino que también tiene un impacto directo en las personas. “Influye en la salud al perturbar el descanso nocturno adecuado para aquellos que carecen de acceso a sistemas de refrigeración, lo que puede resultar en una disminución del rendimiento laboral debido a la falta de sueño”, explicó la científica.

En cuanto a las tormentas, las precipitaciones registradas en la Ciudad de Buenos Aires durante marzo alcanzaron alrededor de 300 milímetros, más del doble del promedio mensual de 120 milímetros. 

“Para determinar si las tormentas recientes en la Ciudad están directamente relacionadas con el calentamiento global, se necesitan estudios utilizando modelos de simulación que intenten reproducir el evento y comparar su probabilidad de ocurrencia en un mundo con y sin calentamiento global. Sin embargo, los registros históricos de las últimas décadas muestran un aumento constante en el volumen anual de precipitaciones. En promedio, desde 1960 hasta la actualidad, el incremento ha sido de 47 mm por década“, según datos de APRA.

En este contexto, Camilloni explicó: “El aumento de la temperatura y la humedad, debido a las precipitaciones más intensas, crean condiciones propicias para el desarrollo y la supervivencia de vectores transmisores de enfermedades. También puede afectar la calidad del agua en caso de inundaciones y la transmisión de enfermedades asociadas a estos eventos”.

PUBLICIDAD
Fecha de publicación: 16/04, 7:21 am