China quiere ser el primer país en “manipular el clima”: esto es lo que hará
El plan afectará 600 millones de hectáreas. Hará llover de manera artificial o, al contrario, buscará evitar excesos hídricos.
China anunció un programa muy polémico para modificar el clima a gran escala. Se ha comprometido a cambiar los regímenes de lluvia y nieve de manera artificial para obtener un mayor control sobre su agricultura, los desastres naturales y los ecosistemas.
Tratará así de evitar inundaciones y sequías, pero actuando directamente sobre el clima, algo que se considera muy peligroso y que debería estar sujeto a aprobación internacional. Al controlar las lluvias que causan inundaciones durante el verano, por ejemplo, China podría provocar lluvias o sequías en otros países de manera inadvertida.
El ambicioso plan abarcará más de 6 millones de kilómetros cuadrados (600 millones de hectáreas) de territorio para 2025, anunció el gabinete del gobierno chino.
Pekín dijo que sus capacidades de modificación del clima alcanzarían un nivel “avanzado” para 2035, centrándose en la “restauración de los ecosistemas” y la “minimización de las pérdidas agrícolas” por desastres naturales.
China utiliza con frecuencia las tecnologías de “siembra de nubes” para aliviar las sequías o despejar el aire antes de los grandes acontecimientos internacionales.
También ha estado construyendo un sistema de modificación del clima en la meseta de Qinghai-Tibet, la mayor reserva de agua dulce de Asia, con el objetivo de bombear grandes cantidades de yoduro de plata a las nubes en un intento de aumentar las precipitaciones. Se desconocen los efectos “secundarios” que este experimento a gran escala podría tener.
El plan
Según el nuevo plan dado a conocer por el Consejo de Estado, China continuará sus operaciones de meteorología artificial en zonas clave como la meseta de Qinghai-Tibet, así como en las cuencas de los ríos Amarillo y Yangtsé.
Se utilizará un programa ampliado de lluvia y nieve artificiales en 5,55 millones de kilómetros cuadrados, según las directrices del gobierno chino.
El nuevo plan de modificación del clima de China tiene como objetivo “ayudar a restaurar los ecosistemas del país manteniendo la reserva de las fuentes de agua y proporcionando entornos habitables para la vida silvestre”.
Pero sin dudas el programa chino será criticado por las organizaciones ambientalistas, que critican las llamadas “geoingenierías“, en especial cuando se aplican sin un consenso internacional. Las maniobras que implemente China para aminorar sus lluvias estacionales, por ejemplo, pueden causar sequías en otros países.
También se llevarán a cabo operaciones antigranizo y se protegerán zonas que abarquen al menos 0,6 millones de kilómetros cuadrados. “Para 2035, la capacidad de modificación artificial del clima de nuestro país alcanzará el nivel más avanzado del mundo”, añadió con orgullo la declaración oficial, que no aclaró si se había consultado a las Naciones Unidas al panel IPCC sobre cambio climático u otras organizaciones similares.
El plan se centrará en la “revitalización de las regiones rurales mediante la prevención de la sequía y el granizo durante la temporada de cosecha y la reducción al mínimo de las pérdidas por desastres naturales” para garantizar un suministro constante de productos agrícolas.
China establecerá una base experimental y un laboratorio para mejorar su capacidad de inducir o prevenir la lluvia, eliminar la niebla y mejorar la calidad del aire, dijeron las autoridades.
Las inundaciones de verano son un azote anual en China desde tiempos antiguos, a menudo concentradas a lo largo de la vasta cuenca del Yangtsé que drena gran parte del centro del país. Pero su control por medio de la manipulación del clima podría dañar a países vecinos, y estos no han sido consultados.
Promesas sobre CO2
Además de aumentar su capacidad para controlar el clima, Pekín prometió abordar el cambio climático con el objetivo de que las emisiones de CO2 alcancen su punto máximo antes de 2030 y lograr la “neutralidad del carbono” antes de 2060.
Haciendo un llamado a una “revolución verde”, el presidente chino Xi Jinping hizo las promesas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre.
Pero esa declaración suena a propaganda más que a una promesa de bases serias. China depende para generar la enorme cantidad de electricidad que consume de sus minas de carbón, el combustible fósil más contaminante en partículas sólidas suspendidas e intensivo en producción de gas C02, el principal causante del calentamiento global.