Bicis y monopatines eléctricos, cada vez más populares entre los argentinos: ¿cuánto crecieron las ventas?
En enero de este año, Deloitte se animaba a decir que de acá a 2023 se venderán más de 130 millones de bicicletas eléctricas.
Está claro que la pandemia dejará cambios en nuestras rutinas, y migrar del transporte público de pasajeros a opciones más sanas y menos contaminantes es una de esas transformaciones.
Es en este escenario en el que las bicicletas y monopatines eléctricos se vuelven protagonistas, en personas que empiezan a considerar cada vez más esta nueva modalidad para viajar.
Esta tendencia es mundial, y ya antes de la irrupción del Covid-19 daba sus señales. Tanto, que en enero de este año, Deloitte se animaba a decir que de acá a 2023 se venderán más de 130 millones de bicicletas eléctricas.
Incluso, el informe asegura que en los próximos tres años veremos por las calles alrededor de 300 millones de usuarios montados en estas versiones de dos ruedas: un 50% más que en 2019.
Esta movida da sustento al éxito que está teniendo Rodar Electric, la primera fábrica argentina que produce y comercializa vehículos eléctricos.
La compañía anunció que, durante noviembre, sus ventas crecieron 85% respecto al pasado año y van a terminar el año con un total de 1500 bicicletas hacia fin de año, con una facturación que rondará los 120 millones de pesos.
Además, recientemente, con una inversión de u$s200.000, la empresa con locales en La Plata y Microcentro, comenzó a comercializar el KIRI M2; para 2021, proyectan facturar más de 200 millones de pesos y vender más de 500 monopatienes.
Saludable, ecológica y funcional
Actualmente, la empresa posee varios modelos de bicicletas eléctricas, que se adaptan a las diferentes necesidades del usuario: las plegables, la mountain bike VR, la primera bicicleta eléctrica de América latina, y el Ge Road, una novedosa solución para transformar una bicicleta tradicional en una eléctrica y smart.
El costo de mantenimiento de una bicicleta eléctrica es nulo, dado que sus motores están libres de escobillas y engranajes; su mantenimiento es igual al de una bicicleta convencional (ajustes de frenos y cambios). No tienen gastos de patentamiento, estacionamiento, combustible y no se necesita licencia de conducir.
“Para evitar contacto cercano con otras personas, muchas personas se estarán volcando al transporte eléctrico unipersonal, dejando de lado el transporte público. Si el estado facilita acceso al financiamiento sin tantos requisitos, realmente este tipo de movilidad se puede imponer y quedarse para siempre”, afirma Juan Martín Savage, fundador de Rodar Electric.
El VR por ejemplo es un producto ecológico (“eco friendly”), que no usa combustibles derivados del petróleo, por lo que no genera contaminación ambiental ni sonora. Es una bicicleta eléctrica, con baterías y electrónica incorporadas al cuadro.