Argentina ya cuenta con un Observatorio Nacional de Acción Climática. Se trata de una herramienta colectiva de monitoreo público que permite controlar el estado de implementación de las políticas ambientales en el país.
¿Cómo? A través de ordenar y mostrar cada uno de los compromisos oficiales asumidos por el Estado nacional, establecidos a través de 100 objetivos verificables, los cuales deben ser cumplidos, en su mayoría, antes del 2030.
Impulsada por Sustentabilidad Sin Fronteras en colaboración con otras 20 organizaciones de la sociedad civil, la iniciativa fue presentado recientemente en la Embajada de Francia en el marco de actividades por el décimo aniversario del Acuerdo de París, ya se encuentra online y es de acceso gratuito.
Democratizar el conocimiento ambiental
Como dice a Economía Sustentable Camila Mercure, responsable del área de Política Climática de FARN, “el Observatorio apunta a democratizar el conocimiento ambiental”. “Además de difundir información concreta y accesible, exige que se traduzcan en acciones concretas los compromisos ambientales asumidos por el país”, especifica.
“Para involucrarse en los debates públicos ambientales y exigir el cumplimiento de acuerdos prestablecidos, la ciudadanía necesita información transparente, algo que actualmente “no se encuentra accesible”, agrega Mercure. Si bien existe el Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático, creado por la ley 27.520, para recopilar y hacer pública toda la información relevante en materia ambiental, “la información que circula está fragmentada y es de difícil comprensión”, precisa la experta de FARN, por eso, considera que el trabajo del observatorio ambiental es “sumamente importante”.
El Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático tiene por objetivo garantizar que los datos sobre adaptación y mitigación al cambio climático sean accesibles, públicos y transparentes, además de promover la participación ciudadana junto al control de las políticas públicas. En la misma ley, a su vez se establecen los presupuestos mínimos de protección ambiental para garantizar “acciones, instrumentos y estrategias adecuadas de adaptación y mitigación al cambio climático en todo el territorio nacional”.
Mariano Villares, co fundador de Sustentabilidad sin Fronteras, precisa en diálogo con Economía Sustentable que la decisión de impulsar un Observatorio de estas características se sustentó en la necesidad “de aportar evidencia verificable y una hoja de ruta de mejora continua, que sea capaz de señalar dónde acelerar decisiones, presupuestos y transparencia, para alinear el esfuerzo nacional y subnacional con los compromisos ya asumidos”.
Hace más de dos años, cuando nació la idea, Villares advirtió “lo difícil que era determinar cuál era el avance concreto de la agenda climática, porque los compromisos estaban dispersos en 23 documentos y el estado no aportaba información”. Se lamenta porque el Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático, creado por ley en 2019, todavía no está accesible. Al momento, para acceder a información oficial hay que ingresar al sitio web del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina y buscar las secciones relacionadas con el cambio climático.
Objetivos ambientales nacionales, en rojo
De acuerdo a los datos analizados en la plataforma pública, el 73% de los objetivos nacionales van camino a incumplirse en 2030. “La evaluación mostró 11% sin información, 17% imposible de cumplir en el plazo establecido, 20% sin avances, 36% con avance leve, 10% con avance moderado, 3% con cumplimiento esperado y 3% cumplido. En síntesis, se ven progresos iniciales, pero muy insuficientes para llegar a término en tiempo y forma”, dice Villares.
De esos 23 documentos normativos antes mencionados, el experto asegura que “se priorizaron objetivos cuantitativos y se integraron objetivos cualitativos en áreas sin métricas cuantitativas consolidadas como salud, pérdidas y daños y género”, y cuenta que “cada objetivo quedó clasificado en un único estado de avance con evidencia documentada y trazable, a partir de solicitudes formales de información y del trabajo técnico independiente de más de 20 organizaciones multisectoriales que integran el Observatorio”.
Luego de los datos analizados advierte que “una parte sustantiva de la agenda climática nacional no está en trayectoria hacia 2030” y que el problema central “es la falta de seguimiento y recursos asignados”. Avanzar con esta agenda, es “de interés nacional”, ya que al mantener “los objetivos fuera de trayectoria se encarece la transición y se expone a la Argentina a riesgos concretos en competitividad, acceso a financiamiento y calidad de vida”, agrega.
En este sentido, las faltas de avance en adaptación agravan las pérdidas en varios aspectos: “por eventos extremos se elevan costos de seguros, afecta la salud y la productividad, y tensiona la seguridad hídrica y alimentaria. En cambio, con la ejecución sostenida de metas en energía, transporte y gestión de riesgos, se reduce costos futuros, se mejora la resiliencia y se abren oportunidades de inversión, empleo y cooperación. Por todo esto, el Observatorio es clave al momento de señalar dónde acelerar decisiones, presupuestos y transparencia para alinear el esfuerzo nacional y subnacional con los compromisos ya asumidos”, analiza.
De las 100 medidas que se monitorean en el Observatorio, “la gran mayoría se podrían cumplir en el corto plazo con decisión política y acompañamiento en el presupuesto; no obstante, algunas medidas, como promover el hidrogeno verde y el transporte eléctrico podrían demorar entre cinco y diez años”.
El resultado de un trabajo colectivo
El Observatorio fue el resultado de una coalición técnica que aportó calidad metodológica y mirada multisectorial, con la participación de FUNDAR, FARN, Sustentar, Democracia en Red, Círculo de Políticas Ambientales, Regenerar, Fundación Vida Silvestre, Laboratorio de Transición, Universidad Austral, Beccar Varela, CADER, LIECS, Ambiente Sano, SIBSA, FLACSO, Chequeado, Argentina 1.5, UNSAM Ambiente y Política, Essential Energy Holding y Club de Roma Capítulo Argentino, entre otras. Cada organización colaboró como evaluadora en objetivos seleccionados según su experiencia, lo que no implica haber monitoreado la totalidad de los 100 objetivos.
¿Cómo se organiza el trabajo puertas adentro? “Las organizaciones que forman parte del observatorio monitorean al menos 1 de los objetivos, y en algunos casos hasta 10 objetivos en función de sus conocimientos. También pueden revisar y proponer mejoras sobre las respuestas de cualquiera de los objetivos, aunque su organización no los aborde de manera particular. Nosotros, desde Sustentabilidad Sin Fronteras, además de monitoreas, nos encargamos de coordinar todo el proceso”, responde Villares.
Desde FARN, Mercure cuenta que se sumaron porque “entendemos que la construcción de evidencia, que la sistematización de los datos y la mirada colectiva, son elementos muy importantes para poder incidir de manera informada en las decisiones que afectan a nuestro presente y nuestro futuro”.