Una startup usa drones e inteligencia artificial para reforestar bosques, ¿cómo funciona?
Esta empresa B que ya intervino 400 hectáreas en Argentina y Brasil fue distinguida como “emprendimiento del año”.
Damián Rivadeneira y Paula Gianserra, aunque agotados, se sienten satisfechos. Después de un esfuerzo titánico, logrado con el apoyo de instituciones educativas y voluntarios, consiguieron restaurar tres hectáreas de bosque en su Tucumán natal en 2022. Sin embargo, su alegría fue breve, ya que una noticia les dio un duro golpe: esa misma semana, un incendio en el norte de Salta había devastado 50.000 hectáreas de selva de yungas y monte. Lejos de desanimarse, la frustración los impulsó a dedicarse por completo a la causa y a crear Reforest Latam, una empresa B que utiliza inteligencia artificial y drones para reforestar grandes áreas de bosque.
La pérdida de bosques nativos ya es una realidad alarmante: solo en 2023, según el último informe oficial, Argentina perdió 173.816 hectáreas. Frente a esta situación, cada vez más gobiernos, organizaciones y empresas están replanteando sus prioridades y se están enfocando en la reforestación para compensar su huella de carbono, lo que a su vez genera nuevas oportunidades. El verdadero reto, sin embargo, radica en encontrar la forma más eficiente de hacerlo, dado que los métodos tradicionales de plantación manual son lentos y demandan enormes recursos.
Es en este contexto que nació Reforest Latam, una startup que está desarrollando una solución innovadora para reforestar utilizando algoritmos de Inteligencia Artificial (IA) y drones. Aunque aún en sus primeras etapas, su enfoque captó la atención por su capacidad de reforestar a gran escala y en terrenos de difícil acceso. Este trabajo les valió el reconocimiento como “emprendimiento del año” por parte del Gobierno nacional, distinción otorgada por un jurado compuesto por destacados referentes del ecosistema emprendedor.
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Cómo funciona Reforest-Latam
Una vez identificado el área a reforestar, el proceso comienza en el laboratorio, donde desarrollan unas cápsulas denominadas iSeeds, que contienen semillas de árboles, arbustos y gramíneas. «Son especies nativas de recolección local, que, una vez estudiadas y comprendidas en su funcionamiento, se someten a un proceso biotecnológico para potenciar su crecimiento y maximizar la germinación. De esta forma, las semillas, una vez convertidas en plántulas, pueden desarrollarse adecuadamente», explicó Ignacio Gasparri, director de Ciencia de Reforest, en diálogo con La Nación.
Cuando los iSeeds están listos, se empaquetan en cápsulas que luego se cargan en drones equipados con tecnología de siembra, lo que les permite plantar miles de árboles en un solo día. Esta metodología hace que el proceso de reforestación sea mucho más rápido y eficiente en comparación con los métodos tradicionales, especialmente en áreas con terrenos accidentados, como los afectados por incendios.
Antes de la siembra, entra en acción la inteligencia artificial. Mediante algoritmos, se realiza un análisis de los micrositios del terreno que se va a intervenir, utilizando imágenes satelitales. Esta información es crucial, ya que permite hacer una correlación precisa entre las cápsulas y las áreas donde será más efectivo plantarlas. «Es como cuando vas al vivero y te indican el lugar adecuado para una planta, dependiendo si necesita luz o sombra, porque de lo contrario no funcionará», explicó Damián Rivadeneira, cofundador de Reforest.
Cuando en la teoría está todo listo, llega el momento de ir al terreno, “el momento más lindo”, según Rivadeneira, pero que requiere de un gran despliegue logístico ya que implica ir a lugares inaccesibles. Para ello cuentan con su drone, que les permite volar hasta 27 kilómetros para hacer el suministro de todas las semillas.
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Los resultados de su trabajo son alentadores. En dos años ya se encuentran en etapa TRL 6, una escala universal del 1 al 9 implementada por la NASA para evaluar el nivel de madurez de una tecnología y que, en el caso de Reforest, significa validación del trabajo en terreno. Actualmente están en siete ecorregiones y llevando a cabo validaciones. En rigor, son estudios que deben ser aprobados por instituciones académicas para que puedan arrancar el trabajo de reforestación y tener las credenciales para escalar y vender su servicio. “Estamos por implementar dos proyectos piloto en la Patagonia y trabajando en el norte de Argentina. Son pilotos chiquitos pero que se encuentran en etapa de validación. También estamos con proyectos en Córdoba, Misiones y en Brasil. En total son más de 400 hectáreas”, explicó su fundador.
Reforestar como un servicio para hacer negocios
Cada vez más actores están invirtiendo en proyectos de reforestación, ya sea para cumplir con regulaciones nacionales, como las empresas en la Unión Europea; para reparar el daño causado por un incendio, como hacen muchos gobiernos; o simplemente por voluntad propia, con el objetivo de intervenir en su entorno y mejorar su reputación en la comunidad, como es el caso de muchas empresas en países donde la reforestación no es obligatoria.
Así, la reforestación se convirtió en una demanda creciente, lo que dio lugar a la aparición de nuevos actores, como los desarrolladores de proyectos de reforestación, que se encargan de llevar a cabo estas iniciativas, asegurando un impacto positivo que generalmente está certificado. Reforest se dirige precisamente a este grupo de clientes para ofrecer sus servicios.
“Nuestros principales clientes son desarrolladores de proyectos de biodiversidad, proyectos de carbono o gobiernos que estén implementando iniciativas de resiliencia climática. En algún momento, estos desarrolladores deben plantar los árboles, y es allí donde nosotros entramos para ejecutar la plantación”, explicó Rivadeneira.
De este modo, buscan operar bajo un modelo B2B y B2G, posicionándose como un actor clave en el proceso de restauración de ecosistemas, abarcando desde el diagnóstico inicial hasta el seguimiento posterior. Para llevar a cabo este trabajo, Reforest cuenta con un equipo diverso, integrado por científicos, biólogos, biotecnólogos y expertos en negocios.