Proyecto Manhattan: los efectos de la bomba atómica en la salud de los sobrevivientes
Según estudios recientes, las pruebas nucleares y las detonaciones de bombas atómicas crearon nuevos minerales. Más detalles.
La última semana se estrenó “Oppenheimer” en el cine, que relata el desarrollo de las primeras armas nucleares como parte del Proyecto Manhattan, que fue el resultado de una carrera armamentística sin precedentes a mediados del siglo pasado. Cabe destacar que la explosión resultó una liberación de energía equivalente a 20.000 toneladas de TNT explotando en menos de 10 segundos.
Si bien la bomba fue detonada desde lo alto de una torre de acero de 30 metros, la explosión creó un cráter de más de 2 metros de profundidad y 40 metros de ancho. Y todo alrededor del cráter el suelo estaba cubierto con un material nunca antes visto.
“El vidrio, en general, formó una capa de 1 a 2 centímetros de espesor, con la superficie superior marcada por una muy fina aspersión de polvo que cayó sobre él mientras aún estaba fundido”, según un informe contemporáneo del geólogo Clarence Ross.
“En la parte inferior hay una película más gruesa de material parcialmente fundido, que proviene del suelo del que se deriva. El color del vidrio es verde botella pálido, y el material contiene burbujas de todo tamaño”, agregó.
La prueba exitosa no solo introdujo al mundo en la era atómica, sino que condujo a un rápido final de la guerra en el Pacífico, luego de que dos bombas atómicas fueran lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
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Así, el 6 de agosto de 1945, la bomba atómica “Little Boy” explotó sobre Hiroshima, Japón, y la explosión destruyó instantáneamente la mayor parte de la ciudad y hubo 70 mil muertos.
“El hombre desató el átomo para destruir al hombre, y se abrió otro capítulo en la historia humana”, escribió el diario New York Times, al día siguiente de la bomba.
El bombardeo de Hiroshima no solo cambió la historia humana, sino que, al igual que la prueba Trinity, creó un nuevo tipo de minerales que incluso pueden ingresar al registro geológico.
De hecho, en 2015, el geólogo Mario Wannier visitó las costas cercanas a Hiroshima para recolectar datos y, buscando microfósiles, descubrió pequeñas partículas de metal fundido, perlas de vidrio y fragmentos de una sustancia similar al caucho.
Junto con investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, el especialista estudió la composición mineralógica de las partículas y descubrió que probablemente se formaron cuando la explosión atómica vaporizó partes de Hiroshima.
Un análisis químico mostró una composición inusual de las partículas, compuestas en su mayoría por aluminio, sílice, hierro y calcio. Los investigadores argumentan que las partículas se formaron por la condensación de la nube en forma de hongo después de la explosión nuclear, y la mezcla de minerales fue denominada como “Hiroshimaites”.
Por lo tanto, algunos investigadores sugieren utilizar la aparición de minerales radiactivos asociados con la tecnología humana para marcar el comienzo del Antropoceno, la época geológica más reciente en la historia de la Tierra.
Efectos de la bomba atómica en la salud de los sobrevivientes
Los efectos de una bomba atómica en la salud de los sobrevivientes pueden ser devastadores y a largo plazo. A continuación, vemos cuáles son los principales tipos de efectos producto de la explosión.
1. Lesiones por radiación: estas, emitida por una bomba atómica, puede tener impactos significativos en el cuerpo humano. Existen dos tipos principales de radiación:
- Radiación de explosión (radiación de rayos gamma y rayos X): Esta radiación se libera en el momento de la explosión y puede causar quemaduras en la piel, daños en los órganos internos y aumentar el riesgo de cáncer.
- Radiación residual (radiación de partículas alfa, beta y gamma): Esta es la radiación que queda después de la explosión y puede persistir durante mucho tiempo. La exposición prolongada a esta radiación puede dañar el ADN, aumentando las probabilidades de desarrollar cáncer, problemas de tiroides, cataratas, enfermedades cardiovasculares y otras afecciones.
2. Lesiones por la explosión: las ondas de choque y la energía liberada por la explosión pueden causar lesiones físicas graves, como quemaduras, fracturas óseas, lesiones por escombros voladores y daños en los órganos internos.
3. Efectos psicológicos: los sobrevivientes de una bomba atómica también pueden sufrir efectos psicológicos graves, como trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental.
4. Efectos genéticos: la radiación de una bomba atómica puede afectar los genes, lo que puede dar lugar a problemas de salud hereditarios en las generaciones futuras.
Los casos más conocidos de bombas atómicas utilizadas en conflictos fueron las de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial. Los sobrevivientes de estas explosiones, conocidos como “hibakusha” experimentaron una serie de problemas de salud a lo largo de sus vidas.