Italia impone multas altísimas contra activistas climáticos por dañar patrimonio cultural
El Gobierno italiano, presidido Giorgio Meloni, decidió multar y sancionar penalmente a quienes dañen monumentos y obras de arte.
El Gobierno italiano impondrá multas altísimas contra aquellos activistas climáticos que vandalicen el patrimonio cultural, ya sean obras de arte, monumentos o bienes de otro tipo.
Las multas irán desde los 20 mil hasta los 60 mil euros, además, habrá sanciones penales, según el proyecto de ley aprobado por el Gobierno local que preside la ultraderechista Giorgia Meloni.
”Los ataques a monumentos y lugares artísticos causan daños económicos a la comunidad. Su limpieza requiere la intervención de personal altamente especializado y la utilización de maquinaria muy costosa. Quienes llevan a cabo estos actos también deben asumir su responsabilidad económica”, declaró el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano.
El proyecto legislativo también prevé sanciones administrativas de 10 mil a 40 mil euros para quien “desfigure o deteriore” estos bienes o los destine “a un uso perjudicial para su conservación” o “incompatible con su carácter histórico o artístico”, según el texto divulgado por los medios.
Los fondos conseguidos a partir de las multas para terminar con los actos de vandalismo sobre obras de arte se entregarán al Ministerio italiano de Cultura, con el fin de ser destinados a la “restauración del patrimonio”.
”Según los datos que me ha facilitado la Superintendencia Especial de Roma, la restauración de la fachada del Senado costó 40.000 euros; pues bien, quien daña debe pagar personalmente”, añadió el ministro sobre la acción de cinco ecologistas el pasado 2 de enero, cuando embadurnaron con pintura rosa la fachada de la sede de la Cámara Alta de Italia.
Los activistas pertenecían al grupo “Ultima Generazione” (Última Generación), que ha reivindicado numerosas protestas similares en otras ciudades italianas.
Luego, el pasado 1 de abril, estos vertieron un tinte negro en la histórica fuente de la Barcaccia de la Plaza España de Roma, construida entre 1626 y 1629.
El pasado noviembre arrojaron sopa a un cuadro de Van Gogh de una exposición temporal de Roma y mancharon con pintura el El Dedo de Maurizio Cattelan.