Para evitar multas por emisiones contaminantes, las automotrices apuestan a los vehículos híbridos, eléctricos y al diésel
Las compañías comenzaron a trabajar en sus productos y sus estrategias de producción, con el fin de evitar millonarias multas.
Con las nuevas normas sobre emisiones contaminantes en el sector del transporte en Europa, las compañías comenzaron a trabajar en sus productos y sus estrategias de producción, con el fin de evitar millonarias multas.
Durante todo este año, las firmas deben erradicar de su catálogo la mayor cantidad de modelos contaminantes. Cada fabricante tiene un objetivo diferente basado en el número de coches que venden cada año, y además este ejercicio se contarán para la medición de las emisiones el 95% de las ventas en 2020, lo que significa que algunos modelos con elevadas cifras de contaminación no contarán para la media.
En este sentido, las empresas aceleraron su proceso de electrificación, además de potenciar su gama de híbridos. Asimismo, quieren recuperar los modelos con diésel para intentar reducir el impacto de las multas.
Tal como explica el sitio Foro coches eléctricos, esta regulación es un gran desafío -y un gran riesgo- para las automotrices.
Para alcanzar sus objetivos, cada marca ha recurrido de una forma u otra a la electrificación. Los coches con emisiones de 50 g/km o menos, generalmente coches eléctricos a batería o híbridos enchufables, son pueden acceder a los llamados “supercréditos”, un extra que ayuda a reducir las emisiones de la gama pero que durará sólo dos años.
Algo que busca acelerar su implantación a corto plazo dado sus bajas ventas lastradas por los elevados precios, la falta de una red de recarga, pero también por el freno artificial de algunos grupos a la espera de la llegada de 2020 donde estos propios supercréditos han podido tener mucha culpa.
Según el Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos, un servicio estadístico de la UE, los vehículos eléctricos de batería representaron alrededor del 1.7% del total de ventas en Europa hasta octubre de 2019. Los híbridos enchufables por su parte han tenido una cuota de 1% en el mismo periodo. Cifras realmente pobres.
De esa forma cada marca han tomado una dirección para tratar de cumplir con estas normativas. Por ejemplo el grupo PSA (Peugeot/Citroën/Opel) ha optado por la electrificación con sistemas 100% eléctricos e híbridos enchufables.
En 2019 y 2020 la oferta se incrementará con las versiones eléctricas del Peugeot 208, el Opel Corsa y el DS 3 Crossback, así como el Peugeot 3008. También las variantes híbridas enchufables del propio 3008, y del Opel Grandland, el DS 7 Crossback, y el Peugeot 508. Una oferta que desde Peugeot indican les permitirá cumplir con la normativa sobre emisiones desde el primer día.
Otros no son tan optimistas. Por ejemplo, Volkswagen también pondrá en marcha su programa de coches eléctricos de la mano de la familia ID. El principal problema es que este proyecto todavía está en una fase inicial de desarrollo a nivel industrial, y no será hasta la parte final del año cuando se logre una cuota de producción elevada. Algo que supondrá problemas para el grupo.
Para Mazda por el contrario, la llegada del MX-30 no parece que será suficiente y los responsables de la marca japonesa parecen ya preparados para afrontar las multas que les llegarán en los próximos dos años. Será después cuando tengan lista una gama electrificada que les permita reducir sus emisiones y empezar a cumplir, o al menos acercarse, a los objetivos de la UE. Una característica que persigue a la mayor parte de las marcas europeas.
La solución de algunas puede sonar bastante descabellada. Y es que algunos grupos se aferran a las proyecciones de ventas que indican una recuperación de las ventas de coches diésel. Después de unos años de descenso abrupto, desencadenado por el estallido del escándalo de emisiones de Volkswagen, las ventas parece que están atenuando su descenso y estabilizándose entre el 30 y el 32% de cuota de ventas. Lejos del 38% de 2018, pero también de las perspectivas de los analistas que estimaban que este año se acercarían al 25%.
Los expertos estiman que este año se venderán el mismo número de coches diésel que en 2019, cuando las ventas descendieron en Europa en 600.000 unidades. Un hierro ardiendo al que se aferran los grupos con más problemas para electrificar su gama, y con una fuerte dependencia de las ventas de SUV que también han aupado las cifras de emisiones.