La quinta automotriz imputada en Francia por encubrir emisiones de diésel
Después de Renault, Volkswagen, Peugeot y Citroën, ahora la justicia francesa imputó a otra empresa por el escándalo del "dieselgate".
Después de Renault, Volkswagen, Peugeot y Citroën, ahora la justicia francesa imputó a otra gigante de la industria automotriz: Fiat.
El fabricante de autos fue imputada por las sospechas de que utilizó programas para ocultar las emisiones contaminantes reales de algunos de sus modelos con motores diesel.
La sanción a la marca italiana -recordemos que el antiguo grupo Fiat-Chrysler se unió a PSA en el nuevo conglomerado Stellantis– se produce después de que también lo hayan sido por el mismo motivo sus pares Renault, Volkswagen, Peugeot y Citroën.
Las fuentes judiciales precisaron a la agencia de noticias EFE que a Fiat se le reprocha el delito de engañar sobre las características de sus productos con consecuencias para la salud y obstruir el trabajo de los servicios antifraude.
Así, la empresa “quedó bajo control judicial y tiene la obligación de presentar una fianza de 150.000 euros y una garantía bancaria de 200.000 euros”, según precisaron.
Qué dijo Stellantis
Stellantis, por su parte, mostró su disposición a cooperar “plenamente” con la justicia para resolver rápido este asunto. Sin embargo, dijo estar “firmemente convencido” de que los sistemas de control de emisiones cumplían “todas las exigencias” reglamentarias en el periodo cubierto por la investigación, entre septiembre de 2014 y el 15 de marzo de 2017.
En una declaración, el grupo automovilístico señaló que la imputación formal de la marca italiana le permitirá acceder al sumario y “defenderse contra unas alegaciones que todavía no se han evaluado en el marco de un procedimiento contradictorio”.
Cabe destacar que la justicia francesa abrió una investigación en 2017 en el conocido como el escándalo del “dieselgate“, que estalló dos años antes en Estados Unidos, donde las autoridades encargadas del control de la contaminación se dieron cuenta de que Volkswagen había instalado programas para encubrir la contaminación de sus vehículos con motores diésel en condiciones reales de conducción.
Los dispositivos detectaban el protocolo de pruebas y en ese caso los motores trabajaban a un ritmo que permitía limitar las emisiones de partículas y respetar las normas de contaminación en vigor.
Sin embargo, en condiciones normales de circulación, las emisiones se disparaban y superaban muy ampliamente los umbrales permitidos en los test de certificación.