El jugo de la polémica: Citric, entre la UIF y las denuncias por presunto lavado de activos y contaminación
El Carmen, la compañía que fabrica el jugo, sigue sumando cuestionamientos por presunto daño ambiental en Chajarí, Entre Ríos. Detalles del caso.
A poco más de un año de divulgada en este medio la primera denuncia contra la compañía por presunta contaminación de las aguas del arroyo “Las Alpargatas” en Chajarí, provincia de Entre Ríos, la firma tucumana El Carmen, productora del jugo Citric, sigue transitando el estadio de la polémica.
Este primer tramo del año lejos está de resultar calmo para la empresa: durante el primer mes de 2021, la Unidad de Información Financiera (UIF) pidió la designación de un interventor en la causa en la que se investiga un eventual daño ambiental provocado por la compañía.
El organismo expuso que la descarga de efluentes en “Las Alpargatas” incluso podría corresponderse con prácticas de lavado de activos. “Con el volcado de esos residuos al arroyo, la institución no sólo omite la obligación de tratarlos sino que además se ahorra una importante suma de dinero que pasarían a engrosar sus ganancias”, destacó la UIF.
De ahí que se solicitó el inicio de una investigación patrimonial para conocer al detalle el flujo de dinero que genera la compañía productora de jugos.
Esto ocurre a muy poco de que otra denuncia presentada contra el Área Industrial donde opera la firma derivara en una intervención de la Prefectura Naval, que en noviembre de 2020 activó una recolección de muestras para constatar cuánto se incrementado la contaminación de “Las Alpargatas”.
Detrás de la acción se encuentra Néstor Marsilli, afectado que hace algo más de un año se presentó ante la Justicia para reclamar por los desperdicios que, según el denunciante, el fabricante de Citric libera en el ambiente. Ocurre que el curso de agua atraviesa la chacra que el damnificado comparte con su esposa, dos hijos y un hermano.
En el Área Industrial de Chajarí también operan las firmas Exquicitrus y Ana Vir.
De ocupación productor citrícola, Marsilli presentó un recurso de amparo por contaminación en 2015 en compañía de otro vecino pero el reclamo resultó desestimado por el municipio, que alegó falta de competencia por cuestiones de jurisdicción.
Dos años después, y a raíz de una intervención del provincial Concejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua (CORUFA), El Carmen se comprometió por escrito a poner en marcha una planta de tratamiento de desechos con el fin de erradicar por completo las descargas tóxicas en el arroyo.
La compañía recién ahora se apresta a iniciar el funcionamiento de una serie de instalaciones que, siempre según el actor privado, reducirían el impacto ambiental.
Ante la consulta de Economía Sustentable, precisamente desde El Carmen informaron que la compañía “acaba de concluir una importante inversión que resulta en una nueva planta de efluentes de las más avanzadas de la región y que responde a su compromiso con el tema”. Para enseguida señalar que “la nueva planta está en etapa de puesta a punto”.
Una batalla prolongada
En diálogo con Economía Sustentable, Marsilli contó a principios de 2020 que, a partir de sus primeros reclamos, ejecutivos de la compañía se acercaron a tomar muestras del arroyo. Pero que los directivos de El Carmen nunca aportaron vías de solución concretas.
“Vinieron y miraron en más de una oportunidad. La última vez quedaron en revisar el presupuesto, a ver qué podían hacer. Tras lo dispuesto por CORUFA la empresa compró todo para avanzar con la planta de tratamiento. Pero al principio no instalaron nada alegando problemas con el dólar y la situación económica del país”, expresó el entrevistado.
Marsilli no dudó a la hora de afirmar que el fabricante de Citric le “arruinó la vida”.
“Yo me crié a orillas de ese arroyo. Me bañé ahí, se podía pescar. En 2009 aparecieron los primeros peces muertos. Después, el olor insoportable. Más tarde tuvimos que impedir que los animales se acerquen al arroyo, hubo que darles otra agua. El aire por momentos se hace irrespirable y el curso va cambiando de color casi todos los días”, dijo.
El productor citrícola señaló que, además de afectar a su propiedad, los desechos vertidos en el arroyo también perjudicaron gravemente la calidad del agua de la escuela 12, distante a poco más de 300 metros de “Las Alpargatas”. “Por análisis se comprobó que el agua dejó ser potable hace poco más de 4 años”, precisó.
“Las Alpargatas” es un afluente del curso Mandisoví que luego desemboca en el embalse de la represa hidroeléctrica Salto Grande.