En la Selva Misionera quedan entre 64 y 110 yaguaretés, con una media estimada de 84 ejemplares. El dato se desprende de un reciente estudio binacional de monitoreo poblacional realizado en Argentina y Brasil.
La cifra representa una leve disminución respecto a años anteriores, tras un período sostenido de crecimiento y estabilidad poblacional. Así lo explicaron desde la Fundación Vida Silvestre Argentina, que junto a investigadores del CONICET nucleados en el Proyecto Yaguareté (CeIBA – CONICET), hizo el anuncio en Posadas.
Para ambas organizaciones, que trabajan hace más de 20 años por la conservación de la especie, este resultado enciende una luz de alarma sobre la sostenibilidad del felino más grande de Argentina.
Yaguaretés en peligro, una baja que preocupa
“El yaguareté es un indicador de la salud del ambiente; esta leve disminución refleja una presión creciente sobre nuestros ecosistemas. Es clave que las autoridades y la sociedad en su conjunto redoblen su compromiso con su conservación”, advirtió Lucía Lazzari, coordinadora del programa Bosques de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
Y agregó: “Reforzar el trabajo integral sobre las áreas naturales protegidas de Misiones, con foco en la cacería y los conflictos entre yaguaretés y animales domésticos, resulta hoy esencial para evitar que esta situación se agrave. Los parques provinciales y nacionales necesitan mayor financiación y más atención por parte de las autoridades”.
En tanto, Agustín Paviolo, investigador independiente del CONICET y líder del Proyecto Yaguareté, recordó: “Entre 2006 y 2018, a través del trabajo coordinado de organismos estatales, ONGs y científicos, logramos duplicar el tamaño de la población de Misiones. Sin embargo, estas nuevas estimaciones muestran que no podemos reducir los recursos ni los esfuerzos para su conservación, porque corremos el riesgo de perder todo lo logrado”.
Los estudios poblacionales de la especie comenzaron en 2003, cuando apenas se contaban 40 individuos. Gracias a acciones de conservación, gestión territorial, comunicación y educación ambiental, se duplicó y estabilizó la población. A pesar de la leve caída actual, Misiones aún mantiene la población de yaguaretés más grande de la Argentina.
La cacería (prohibida por ley), los conflictos con el ganado, el atropellamiento de fauna en rutas y la fragmentación del monte son las principales amenazas que enfrenta la especie. En Argentina, el yaguareté está considerado en estado crítico de extinción.
Una especie clave para el ecosistema
Entre 1990 y 1995 se estimaba que en el Bosque Atlántico del Alto Paraná, que incluye la Selva Misionera y el Parque Nacional do Iguaçu de Brasil, habitaban entre 400 y 800 yaguaretés. Para 2005, la cifra cayó a solo 40 individuos. A partir de allí, se implementó un Plan de Acción de Conservación del Yaguareté, con acciones coordinadas entre instituciones estatales, ONGs y científicos.
Desde 2003 se mantuvo una periodicidad en los monitoreos y la población creció. En 2018 se estimaban 105 individuos. Sin embargo, el último relevamiento indica una disminución.
El monitoreo es liderado por científicos del Instituto de Biología Subtropical (UNAM – CONICET) y del Proyecto Onças do Iguaçu (Brasil), con apoyo de diversas instituciones. Se realiza cada dos años y se basa en el uso de cámaras trampa que capturan imágenes para identificar individualmente a cada ejemplar.
En 2024, el monitoreo abarcó más de 570.000 hectáreas en Argentina y Brasil, con 267 estaciones de muestreo. Esa superficie equivale a 27 veces la Ciudad de Buenos Aires.
Por qué conservar al yaguareté
Según explican desde la Fundación Vida Silvestre Argentina, el yaguareté (Panthera onca) es el felino más grande del continente americano y el tercero del mundo. «Su conservación es clave no solo para proteger una especie, sino también para garantizar el equilibrio de los ecosistemas, preservar la biodiversidad, los bosques y las reservas de agua», sumaron.
Es considerado una especie paraguas, cuya protección implica también la conservación de muchas otras especies que comparten su hábitat. Además, su presencia está asociada a selvas saludables y su desaparición puede desencadenar desequilibrios ecológicos.
La continuidad del trabajo binacional y la preservación de los corredores biológicos que conectan selvas entre Argentina y Brasil son esenciales para garantizar la supervivencia del yaguareté.