Son amigos y crearon “Paja”: los primeros sorbetes de trigo 100% argentinos

Francisco Ben y Franco De Stéfano tienen apenas 25 años, pero ya pueden decir que tienen su propia empresa: Paja, la primera fábrica de sorbetes de trigo de Argentina y de toda Latinoamérica.

Son amigos y crearon “Paja”: los primeros sorbetes de trigo 100% argentinos.

“Conocimos el producto en 2023, en un bar en Buenos Aires”, recuerda Francisco en diálogo con Economía Sustentable. A fines de 2024, los sorbetes de trigo solamente se importaban en Argentina, hasta que estos amigos que se conocieron estudiando Administración de Empresas tomaron la decisión de ser los primeros en fabricarlos a nivel local.

Trigo en abundancia para hacer sorbetes

La mitad del proceso de producción de los sorbetes de Paja se realiza en Bragado, provincia de Buenos Aires, de donde es oriundo Francisco que, al igual que Franco, siempre estuvo ligado con el campo. “Este es un país en donde abunda el trigo. Empezamos a investigar cómo podíamos producirlo nosotros y ahí nos chocamos contra la primera pared porque no pudimos obtener nada de información. Quisimos contactar a fábricas de China, de India, encontrar algo en Internet, pero no encontramos nada. Solo sabíamos que era un sorbete hecho de trigo”, recuerda Francisco.

Francisco Ben y Franco De Stéfano desarrollaron Paja.

La segunda pared se la chocaron a finales de 2023, cuando hicieron su primera cosecha. “El trigo es un cultivo de invierno”, aclara el fundador de Paja, y precisa: “Lo único que utilizamos para hacer los sorbetes es el rastrojo del trigo, que es lo que queda en el suelo luego de la cosecha convencional”.

En este sentido, el emprendedor explica que el trigo se cosecha por su grano y en Argentina existen más de 50 variedades. “Algunos tienen la caña más ancha, otros más finita. La espiga más grande o más chica. Otras más altas o más cortitas. Nosotros no habíamos estudiado muy bien la variedad y ese año no nos acompañó el clima, hubo bastante sequía en la zona. La planta no creció como tenía que crecer y no pudimos obtener los sorbetes que buscábamos. Pero sí la materia prima para investigar durante todo el 2024 el proceso de producción”, añade.

. “El trigo es un cultivo de invierno”, aclara el fundador de Paja.

Durante un año y medio se dedicaron a estudiar las diferentes variedades de trigo para dar con la más indicada para los sorbetes. “Encontramos una que tiene una caña más ancha y más larga, y pudimos obtener un buen producto que le compite al producto que hasta ahora se importaba”, asegura Francisco. Y hace una distinción fundamental: “Creo que es la mejor opción también en cuanto a la funcionalidad del producto. Si utilizás un sorbete de papel o de cartón, que son los más usados actualmente, se puede deshacer o romper antes de que termines de tomar el trago. Pero estos sorbetes no se deshacen ni se humedecen en ningún momento. Los podés tener un día en el vaso que no pasa nada”.

Sustentabilidad, un camino orgánico

La sustentabilidad fue un camino orgánico. Cuando se hicieron amigos en la facultad, siempre soñaron con tener algo propio juntos, algo sustentable. “Cuando conocimos este producto dijimos ‘vamos a encarar por acá’. Nos dimos cuenta de que solamente genera un impacto positivo en el ecosistema. No tiene un impacto negativo, ya que no tiene ningún proceso químico y realmente es la opción más natural a la hora de elegir un sorbete”.

La recolección del rastrojo de trigo la realizan de manera manual y la llevan a la ciudad de Bragado en bolsas que distribuyen en los domicilios de las familias que se encargan de la mitad del proceso de producción de los sorbetes. La otra mitad se realiza en la planta que Paja tiene habilitada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Algo que también nos incentivaba mucho al principio y nos sigue incentivando ahora es poder dar puestos de trabajo. En Bragado, en total, trabajaron más de 50 familias. Y hoy en día contamos con 20 familias trabajando”, cuenta Francisco.

La sustentabilidad fue un camino orgánico de Paja.

El capital inicial de Paja salió de sus ahorros y de alguna que otra ayuda familiar. Cuando empezaron, recién se habían recibido y trabajaban en relación de dependencia, pero tenían las metas claras. Francisco dice que su empresa, frente a un contexto industrial que tiende a la importación, apuesta a hacer un producto “100% argentino”. “Nosotros creemos que, en cuanto a calidad y funcionalidad, el producto supera a los que hasta hoy en día se importaban”, insiste. “Y en tema de precios estamos bastante parecidos, por eso no nos preocupa el tema de la importación”, argumenta.

Un negocio sustentable que va más allá

Francisco reconoce que el nombre con el que eligieron bautizar a la empresa hace ruido. Y esa era su idea. “Queríamos reunir tres condiciones: que sea ruidoso, que sea memorable y que esté orientado al producto. Ruidoso es. Creo que hoy en día es la palabra que más se utiliza en Argentina. Está orientado al producto y a la materia prima que usamos porque en el campo al rastrojo del trigo se lo conoce como «paja». Y es memorable porque una vez que se lo decimos a alguien, nunca más se lo olvida”.

El capital inicial de Paja salió de sus ahorros y de alguna que otra ayuda familiar.

Otra cosa que querían lograr era que los consumidores en un bar, restaurante o café, los negocios a los que apuntan, conozcan quién es el productor de los sorbetes que están utilizando. “Hacé tu barra más sustentable”, dice su bio de Instagram. Actualmente, están en CABA y en más de nueve provincias, donde llegan a través de ventas directas. En lo que resta del año planean seguir expandiéndose, sumar revendedores y distribuidores e incluso traspasar con sus sorbetes de trigo las fronteras de Argentina. Pero también piensan más allá de su negocio.

“Un objetivo que tenemos es avanzar con la prohibición de los sorbetes de plástico en todo el país”, remarca Francisco. “En CABA ya están prohibidos desde 2019. Realmente ya no es necesario utilizarlos y contaminan muchísimo. ¡Tardan más de 400 años en degradarse! Mientras que los de trigo, a los seis meses de tomar contacto con la tierra, ya se transforman en abono. Tenemos que tomar conciencia”.

Martin Sanzano: Periodista especializado en información general