Sol y Tierra, un equilibrio a punto de romperse: por qué se calienta más rápido el norte que el sur

La energía solar que llega a la Tierra puede reflejarse al espacio o ser absorbida por el planeta, un proceso clave para el clima y la circulación atmosférica. Durante décadas, los científicos asumieron que ambos hemisferios devolvían una cantidad casi idéntica de radiación, manteniendo un equilibrio fundamental para la estabilidad climática.

Durante décadas, los científicos creyeron que ambas partes de la Tierra absorbían la radiación por igual

Sin embargo, un estudio publicado en PNAS por investigadores de la NASA y centros de Estados Unidos y Noruega revela que en los últimos 24 años el hemisferio norte absorbió más energía solar que el sur, rompiendo esa simetría.

El hemisferio norte se oscurece más rápido

Según los autores, “mientras ambos hemisferios se vuelven más oscuros, el hemisferio norte lo hace más rápido”. En términos prácticos, refleja menos luz solar de vuelta al espacio y retiene más calor que el sur. Esta diferencia, inexistente a comienzos del siglo XXI, se consolidó con el paso de las décadas.

El fenómeno responde a varios factores: la reducción de la contaminación en regiones como Estados Unidos, Europa y China, que disminuyó las partículas capaces de reflejar radiación; la pérdida de superficies de nieve y hielo que dejan expuestas áreas oscuras absorbentes; y el aumento del vapor de agua que intensifica la retención de calor. Las nubes, que en teoría podrían compensar el desbalance, no logran hacerlo: en algunas zonas incluso amplifican las diferencias.

Este desequilibrio no solo redistribuye la energía en el planeta, sino que también altera la circulación de vientos y océanos a gran escala, con impactos potenciales a largo plazo en el clima global.

Ahora, y según un estudio, hallaron que el hemisferio norte se calienta más rápido que el sur

Cómo se llegó a estas conclusiones

El análisis se basó en más de dos décadas de observaciones satelitales de la NASA (2001-2024), que registraron la radiación absorbida y reflejada por cada hemisferio. Los investigadores aplicaron métodos estadísticos avanzados para descartar fluctuaciones aleatorias y contrastaron los datos con registros globales de temperatura, precipitaciones, hielo y humedad atmosférica.

El estudio también contempló eventos puntuales como los incendios forestales en Australia o la erupción del volcán Hunga Tonga, aunque su impacto fue menor frente a las tendencias persistentes en el hemisferio norte.

Consecuencias para el clima global

El hecho de que el norte absorba más energía solar se traduce en un calentamiento más rápido y un incremento de las lluvias en zonas tropicales, lo que podría alterar los patrones de precipitación y modificar los flujos oceánicos y atmosféricos a nivel planetario.

La gran incógnita es si, en el futuro, las nubes podrán restablecer el equilibrio perdido. De no ser así, el desequilibrio podría intensificar fenómenos climáticos extremos y aumentar su frecuencia.

Los autores concluyen que es crucial mantener y ampliar las observaciones para comprender el alcance de estos cambios y anticipar cómo afectarán a la vida en la Tierra.

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