Reciclar baterías de litio con IA: la solución de estudiantes argentinos que llegó a China

Cuatro estudiantes de universidades públicas argentinas desarrollaron una solución tecnológica para optimizar el reciclado de las baterías de litio. Se trata del proyecto “LI+”, que apunta a resolver uno de los mayores desafíos que enfrenta la industria del litio: el tratamiento adecuado de los residuos derivados de las baterías usadas cada vez más en equipamiento electrónico y autos eléctricos.

Estudiantes argentinos crearon una solución para el reciclado de baterías de litio y viajaron a China a presentarla.

El proyecto fue creado por Alejandro Simonutti y Lourdes Ríos, de la Universidad Nacional de Rafaela; Lautaro Márquez Locaso, de la Universidad Nacional de Entre Ríos; y Nahiara Orgoñ, de la UTN Resistencia. Y resultó ganador de la instancia regional de la competencia Tech4Good, organizada por la firma tecnológica Huawei con apoyo de UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia y la Educación.

En abril de este año, los jóvenes viajaron a Shenzhen, China, donde su proyecto fue seleccionado como finalista en esta competencia internacional de desarrollos tecnológicos enfocados en la sostenibilidad.

Tecnología con impacto ambiental

La iniciativa utiliza algoritmos de inteligencia artificial y visión computarizada para identificar si una batería puede ser reutilizada o si sus componentes deben ser reciclados. De esta forma, se busca minimizar el impacto ambiental de los residuos. Y al mismo tiempo, optimizar el uso de recursos como agua, energía, litio, cobre, y otros metales que se usan en la fabricación de las baterías, prolongando su vida útil y promoviendo la reutilización de los materiales.

“Se trata de optimizar el proceso de producción, reutilización y reciclaje de las baterías de litio. Para esto se recurrió a algunas tecnologías como la cámara termográfica (detecta temperatura y la convierte en una imagen) y visión artificial para que las baterías, al pasar por una cadena de montaje, sean clasificadas. De este modo se puede extender su vida útil o reciclarlas”, comenta Romina Gentinetta, directora de la Licenciatura en Gestión de la Tecnología de la UnRaf, una de las docentes que acompañó al equipo de Li+.

En abril de este año, los jóvenes viajaron a Shenzhen, China, donde su proyecto fue seleccionado como finalista en esta competencia internacional de desarrollos tecnológicos enfocados en la sostenibilidad.

“Nuestra solución se basa en detectar puntos de mejora que permitan optimizar el proceso de reutilización de las baterías de litio. Surgió con el objetivo de reducir la pérdida de materia prima debido a la fluctuación en los tiempos de agotamiento de las baterías y el estado de los componentes químicos que la conforman”, explica Lourdes Ríos, (22), estudiante de la Universidad santafesina.

El proyecto “fue muy bien recibido en China, porque no hay muchas iniciativas que aborden esta problemática. Aquí en Argentina el equipo está en contacto con la Secretaría de Energías Renovables. La idea es que se convierta en una solución aplicable y escalable para la industria del litio”, comenta Gentinetta.

El lado B del litio

Si bien las baterías de litio son recargables, permiten almacenar energías renovables e impulsar la electromovilidad, su producción y disposición final generan enormes problemas ambientales.

Para empezar, la extracción de litio requiere enormes cantidades de agua, en zonas áridas donde este recurso escasea. Es un proceso que comienza con la perforación de un depósito subterráneo de salmuera, para luego bombear el agua salada hasta la superficie. A continuación, la salmuera se envía a estanques de evaporación donde el contenido de agua se evapora, dejando un concentrado de litio.

La extracción de litio requiere enormes cantidades de agua, en zonas áridas donde este recurso escasea.

Además, para la producción de baterías de litio se utilizan otros minerales como aluminio, cobre y cobalto, que requieren un uso intensivo de energía para su extracción y procesamiento.

Por otra parte, al calentarse durante su uso, las baterías de litio liberan gases tóxicos. Un estudio de la Universidad de Texas descubrió que ciertos compuestos llamados PFAS (perfluoroalquilados y polifluoroalquilados) utilizados en las baterías de iones de litio generan contaminación del aire, el suelo y del agua.

Para la producción de baterías de litio se utilizan otros minerales como aluminio, cobre y cobalto.

Los PFAS son químicos altamente persistentes, lo que lleva a su acumulación en el organismo. Si bien sus efectos en la salud humana están siendo investigados, algunos estudios indican que la exposición a PFAS se asocia a un mayor riesgo de distintos tipos de cáncer, trastornos hormonales, problemas del sistema inmunológico y efectos adversos en el desarrollo fetal y el crecimiento infantil.

“Reducir las emisiones de dióxido de carbono con innovaciones como los autos eléctricos es fundamental, pero no debería tener como efecto secundario aumentar la contaminación por PFAS”, señaló Jennifer Guelfo, una de las autoras de la investigación, publicada en la revista Nature Communications. “Necesitamos promover tecnologías, controles de fabricación y soluciones de reciclaje que permitan enfrentar la crisis climática sin liberar contaminantes”, sostuvo.

Argentina es uno de los países que integran el llamado “Triángulo del litio” y necesita, para posicionarse como proveedor mundial de este recurso estratégico, implementar soluciones que reduzcan su impacto ambiental. De lo contrario, el país continuará exportando recursos a costa de deteriorar el ambiente y la calidad de vida de las comunidades.

Gabriela Ensinck: Licenciada en Periodismo y Comunicaciones. Periodista especializada en ciencia, salud, ambiente y negocios. Trabajó en Editorial Perfil y el diario El Cronista. Colabora con medios gráficos, radiales y digitales en Argentina y la región. Integrante de la Red de Periodismo Científico (RADPC) y de la Sociedad de Periodistas Ambientales (SEJ). Autora de “Economía Verde, Innovación y Sustentabilidad en América latina” (Ed. Almaluz, 2020) y “Ser Sustentables. Guía para vivir en armonía con el planeta” (Urano, 2023).