Queda claro que la transición hacia una economía verde implica cambios en el sistema de producción a una escala equivalente a una revolución industrial.
Los avances tecnológicos, la innovación y los cambios en los procesos de producción son los principales impulsores de este cambio ambiental, por lo que sus implicaciones para el mundo laboral atraen la atención de todos los países.
Esta dinámica hará que se creen empleos en ciertos sectores y se destruyan en otros, mientras que los que permanezcan también cambiarán drásticamente, como en cualquier transformación estructural.
Como resultado de este cambio económico se acaba de dar inicio a una carrera laboral que marca la transición hacia una economía verde.
Por lo menos así se desprende de un reciente informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), bajo el título de “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2018: Sostenibilidad medioambiental con empleo”.
En el documento se sostiene que la acción dirigida a limitar el calentamiento global a dos grados centígrados creará puestos de trabajo suficientes para compensar ampliamente la pérdida de seis millones de empleos en otros sectores.
Integrar políticas y regulaciones
El informe, que analiza las regulaciones y políticas relativas a las competencias para la transición verde en 27 países, identificó varios desafíos políticos, como la falta de capacidad para recopilar datos sobre competencias para la transición verde; bajo nivel de concienciación sobre la sostenibilidad ambiental y debilidad de los mecanismos institucionales para la formulación de políticas y el diálogo social.
También analiza la integración de las regulaciones y políticas relativas al crecimiento económico, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo de competencias a nivel nacional, local y sectorial desde 2010.
Además, examina los mecanismos institucionales que facilitan u obstaculizan la coherencia regulatoria y política, así como la implementación de los programas.
Y evalúa el estado actual de las medidas de desarrollo de competencias en relación con el objetivo de promover una transición justa y ofrece recomendaciones de política.
Para los técnicos de la OIT que elaboraron el informe, “lograr la sostenibilidad ambiental puede crear empleos, más que nada en una economía verde que será una importante fuente de creación de trabajo en el futuro”.
En este sentido, se sostiene que tomar medidas en el sector energético para limitar el calentamiento global a 2 grados Celsius para finales de siglo puede crear alrededor de 24 millones de empleos, compensando en gran medida cualquier pérdida de puestos en algunos sectores de la economía.
A nivel regional, habrá una creación neta de puestos de trabajo en las Américas, Asia y el Pacífico y Europa representando unos 3 millones, 14 millones y 2 millones de empleos respectivamente, gracias a las medidas adoptadas en la producción y uso de energía.
En cambio, podría haber pérdidas netas de empleos en el Oriente Medio (-0,48 por ciento) y África (-0,04%) si persisten las tendencias actuales, debido a la dependencia de estas regiones en los combustibles fósiles y en la minería, respectivamente.
Más claramente, el informe detalla cómo la mayoría de los sectores de la economía se beneficiarán de la creación neta de empleos tanto que, de las 163 industrias analizadas, sólo 14 sufrirán pérdidas de más de 10.000 puestos de trabajo a nivel mundial.
El documento sostiene que 2,5 millones de empleos serán creados en el sector de fuentes de energía renovable, compensando la pérdida de unos 400.000 puestos de trabajo en la generación de electricidad basada en combustibles fósiles.
Además, otros seis millones de empleos pueden ser creados gracias a la transición hacia una ‘economía circular’, la cual incluye actividades como reciclar, reparar, alquilar y refabricar, sustituyendo el modelo económico tradicional de “extraer, fabricar, usar y desechar”.
Prácticas sostenibles
“Adoptar la economía circular para reducir la extracción de materiales y la generación de residuos también resultará en un aumento neto del empleo”, señala el informe.
En el paper se demuestra que un proceso de transición justa a una economía más sostenible ofrece un gran potencial para crear empleo y promover el trabajo decente en una economía más ecológica.
Los nuevos empleos serán creados a través de la adopción de prácticas sostenibles en el sector de la energía, incluyendo cambios en la combinación de fuentes de energía, la promoción del uso de vehículos eléctricos y la mejora de la eficiencia energética de los edificios.
Al respecto, Deborah Greenfield, directora General Adjunta de la OIT, sostuvo que las conclusiones del informe “ponen de manifiesto que los empleos dependen en gran medida de un ambiente saludable y de los servicios que proporciona”.
Para la experta, la economía verde puede permitir que millones de personas superen la pobreza, y que se proporcionen mejores medios de subsistencia para esta generación y las futuras.
Por su parte, Catherine Saget, una de las autoras del trabajo de la OIT, entiende que los países de bajos ingresos, y algunos de ingresos medios, “siguen necesitando ayuda para adoptar y financiar estrategias encaminadas a una transición justa hacia economías y sociedades sostenibles desde el punto de vista medioambiental que incluya a todos los individuos de todos los grupos de la sociedad”
Eficientizar el uso de los recursos
El informe sostiene que una combinación de políticas, que comprendan las transferencias en efectivo, una seguridad social más sólida y límites en el uso de los combustibles fósiles, daría lugar a un crecimiento económico más rápido, mayor creación de empleo y una distribución del ingreso más justa, así como a menores emisiones de gases de efecto invernadero.
Por eso, los autores del trabajo de la OIT aconsejan a los países a adoptar medidas urgentes a fin de anticipar las competencias necesarias para la transición hacia economías más verdes y ofrecer nuevos programas de formación.
Como ejemplo, destacan que la transición hacia sistemas agrícolas más sostenibles creará empleos en las granjas orgánicas, medianas y grandes, y permitirá a los pequeños productores diversificar sus fuentes de ingresos, en particular si los agricultores poseen las competencias adecuadas.
En otro de los capítulos en que se divide el trabajo de la OIT se hace mención a la urgencia de crear una economía eficiente en el uso de los recursos.
Este capítulo muestra que lograr la sostenibilidad ambiental puede conducir a una economía que ofrezca más empleos. “Lograr la sostenibilidad no destruye empleos a nivel de toda la economía y se espera la creación neta de millones de trabajos si se adopta la sostenibilidad en el sector energético y se incorporan algunos principios de la economía circular”, agrega el paper.
Además, se anticipa que si las ventas de vehículos eléctricos cumplen con las proyecciones y cualquier ahorro en eficiencia energética se utiliza para invertir en la eficiencia energética de los edificios, habrá una importante creación neta de empleo.
Se entiende también que, al sustituir la extracción de recursos y la fabricación de bienes para la propiedad por la reutilización, la reparación, reciclaje y alquiler de bienes, el empleo se desplazará de la extracción y la fabricación al reprocesamiento a la gestión de residuos y los servicios.
Mejorar los marcos jurídicos
Para los autores del documento, “la transición requiere repensar los patrones de producción y consumo y, en cierta medida, la organización social y la solidaridad”.
De hecho, se expica que los trabajadores y las empresas tienen un papel clave que desempeñar en la transición, a través de empleos verdes, innovación, la adopción de nuevas tecnologías y modos de producción, inversión y establecimiento de estándares.
En otros capítulos del informe se examinan con mayor profundidad el marco jurídico, los instrumentos de protección social y las políticas de competencias necesarias para lograr esta transformación global.
En este caso, se examina si los marcos legales y políticos existentes consideran al trabajo y al medio ambiente como aliados para producir los recursos materiales necesarios para un desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible, y en qué medida lo hacen.
El capítulo comienza reconociendo que no existe una “ley de transición justa”, pero que es crucial aprovechar los principios inherentes al derecho laboral para optimizar los beneficios del derecho ambiental, incluyendo la prioridad que se le da a la promoción de la acción colectiva y el diálogo.
Además, se admite la dificultad de calcular los costos y beneficios relacionados con una transición verde, ya que los desastres climáticos pueden ser eventos poco frecuentes, y tales riesgos podrían cubrirse mejor mediante inversiones preventivas que con coberturas de tipo seguro.
“Las regulaciones nacionales contribuyen cada vez más a una mejor comprensión de cómo la legislación y las políticas pueden impulsar la transición hacia un crecimiento verde con empleo”, destaca el trabajo de la OIT.
En cuanto a la integración de los objetivos sociales, el enfoque principal de las políticas de cambio climático (tanto de adaptación como de mitigación) en relación con el trabajo se centra en las competencias (53%) y la reconversión profesional y la creación de empleo (42%).
Se sostiene también que “un marco regulatorio bien diseñado y eficaz puede promover e impulsar un enfoque simplificado y sistemático del cambio estructural nacional necesario para la transición hacia el crecimiento verde”.
Dialogo social
Finalmente, se tiene en claro que el diálogo social desempeña un papel fundamental ya que, a medida que las decisiones sobre producción se ven cada vez más influenciadas por las políticas ambientales, el medio ambiente cobrará mayor relevancia en el diálogo social transfronterizo y nacional.
En ese sentido, el trabajo explica que “el diálogo social puede ser una herramienta útil para promover la institucionalización de la acción ambiental en el lugar de trabajo”.
De hecho, el documento de la OIT asegura que la protección social y la sostenibilidad ambiental están intrínsecamente ligadas y que al reducir dicha vulnerabilidad a los riesgos sociales, proporcionar ingresos seguros y un mejor acceso a la atención médica y otros servicios básicos, la protección social puede reducir la pobreza y proteger el medio ambiente.