Un cilindro de 58 kilómetros surcando el espacio, capaz de albergar a más de 2.000 personas durante cuatro siglos de viaje hacia un exoplaneta habitable.
Lejos de la ciencia ficción, así es la audaz propuesta Chrysalis, una nave generacional diseñada por un equipo interdisciplinario italiano que acaba de ganar el concurso internacional Project Hyperion, organizado por la Iniciativa para Estudios Interestelares (i4is).
El proyecto plantea trasladar hasta 2.400 personas hacia Próxima Centauri b, el planeta más cercano fuera del sistema solar, a 4,24 años luz de distancia. Para lograrlo, la nave debería alcanzar un 1% de la velocidad de la luz, gracias a un motor de fusión alimentado con helio-3 y deuterio, tecnologías todavía en desarrollo.
Una ciudad en el espacio
Chrysalis funcionaría como un ecosistema autosuficiente. Sus niveles concéntricos en rotación generarían gravedad artificial y se dividirían en sectores: biomas agrícolas y ganaderos en el interior; zonas comunitarias con escuelas, hospitales y parques en un segundo nivel; residencias más alejadas, e industrias y almacenes en la periferia.
Una de sus innovaciones es el Cosmo Dome, un espacio de microgravedad en la parte frontal que permitiría observar el universo en toda su magnitud. La población estimada sería de 1.500 personas para garantizar sostenibilidad a lo largo de generaciones, con nacimientos planificados y gobernanza asistida por inteligencia artificial.
Preparación extrema
Antes del lanzamiento, las primeras generaciones de tripulantes deberían pasar entre 70 y 80 años en aislamiento en la Antártida, como entrenamiento para la vida en un entorno cerrado y extremo. La odisea espacial duraría unos 400 años, en los que varias generaciones nacerían y morirían sin conocer la Tierra.
Entre la exploración y la huida
Aunque se trata de un concepto hipotético que depende de avances tecnológicos aún lejanos, iniciativas como Chrysalis buscan ampliar los horizontes de la ingeniería espacial. Sin embargo, también plantean interrogantes sobre el futuro de la humanidad: ¿es una aventura hacia lo desconocido o el preludio de una fuga de un planeta en crisis?
En medio del entusiasmo por conquistar las estrellas, los especialistas recuerdan un punto clave: hasta ahora, nada se compara con la riqueza de vida que ofrece la Tierra. Y quizá, antes de proyectar una migración interestelar, la verdadera tarea pendiente sea cuidar el único hogar que sabemos que funciona.