Según una resolución reciente del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), al menos 47 municipios y comunas de Santa Fe cuentan con un servicio de agua que no es apto para el consumo humano. La situación se concentra mayormente en el oeste provincial, con un foco particular en el sur de la bota santafesina.
Frente a este escenario de preocupación sanitaria y ambiental, se presentó en la Legislatura un proyecto que propone implementar una solución tecnológica desarrollada por científicos del Conicet para reducir la presencia de contaminantes.
La iniciativa se basa en un sistema experimental que emplea carbón vegetal sometido a tratamientos químicos y térmicos. En pruebas de laboratorio, este material logró disminuir más del 50% de la concentración de nitratos y arsénico.
El proyecto, impulsado por la diputada del PRO Fernanda Castellani, solicita al Poder Ejecutivo provincial la aplicación piloto de esta tecnología en las localidades afectadas.
“Una solución concreta, accesible y con respaldo científico”
La legisladora señaló que el proyecto apunta a “acercar una solución concreta, accesible y comprobada científicamente a comunidades que hoy no pueden acceder a agua segura”, y recordó que la provincia “tiene la obligación de analizar todas las alternativas disponibles para mitigar un problema que afecta a miles de santafesinos, especialmente en zonas pequeñas y rurales”.
La inquietud se profundizó tras un reciente relevamiento del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que volvió a evidenciar la gravedad de la situación: el sur de Santa Fe figura entre las regiones más vulnerables del país en cuanto a la presencia de arsénico natural en aguas subterráneas.
“Este proyecto busca articular educación, producción y territorio. Queremos que nuestras escuelas rurales y agrotécnicas sean protagonistas del desarrollo local y que brinden a los jóvenes herramientas reales para su futuro laboral”, agregó Castellani.
El arsénico -altamente tóxico en su forma inorgánica- puede generar efectos severos en la salud tras exposiciones prolongadas, incluyendo cáncer y enfermedades crónicas, según advierte la Organización Mundial de la Salud.
El mapa elaborado por el ITBA indica que las áreas con concentraciones iguales o superiores a 50 partes por billón (ppb) abarcan buena parte de la llanura Chacopampeana: Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y el sur santafesino.
En Santa Fe, el Enress registraba en 2021 un total de 52 localidades en nivel 6, la categoría más crítica. Tres años después, pese a las obras y a la ampliación de acueductos, la cifra bajó a 47, aunque la situación continúa siendo alarmante. Todas estas comunidades -ubicadas principalmente en el oeste provincial y desde el departamento San Cristóbal hacia el sur- siguen sin acceso a agua apta para consumo humano.