Perforaron una roca y hallaron una joya geológica de 3600 millones de años que reescribe la historia

Durante décadas, un cartel en Granite Falls, Minnesota, proclamó con orgullo que allí descansaba la roca más antigua del mundo: el Morton Gneiss, un granito con apariencia marmórea que fue ampliamente utilizado como piedra ornamental en edificios públicos y monumentos funerarios. Colocado en los años 70, el cartel convirtió al Morton en un ícono casi mítico de la geología norteamericana. Sin embargo, con el paso del tiempo, la ciencia reveló que la historia de las rocas es mucho más compleja… y mucho más antigua.

Un reciente estudio publicado en GSA Today identificó lo que sería la roca más antigua conocida en Estados Unidos, y no se encuentra en Minnesota, sino en el norte de Michigan, en el corazón del llamado domo de Watersmeet. Esta formación geológica recién reconocida tiene al menos 3.600 millones de años, aunque algunos de sus minerales podrían haber cristalizado hace 3.800 millones, en los inicios del Eón Arcaico.

Hallaron una joya geológica de 3600 millones

En aquella era remota, la Tierra era un planeta primitivo y violento: los océanos apenas comenzaban a estabilizarse, la atmósfera aún no contenía oxígeno, y la superficie era constantemente transformada por impactos cósmicos, intensa actividad volcánica y un manto terrestre aún incandescente. La roca hallada es un vestigio físico de ese mundo antiguo.

Curiosamente, este hallazgo no surgió de un laboratorio de alta tecnología, sino de una conversación aparentemente trivial entre colegas geólogos: “¿Cuál es realmente la roca más antigua del país?”. Para responder esa pregunta, no bastaba revisar registros geológicos. Era necesario analizar con precisión los «relojes naturales» del planeta: los circones, cristales diminutos capaces de conservar la huella del tiempo geológico con asombrosa exactitud.

Watersmeet Gneiss: el nuevo referente en la búsqueda de las rocas más antiguas de EE. UU.

Los circones, diminutos cristales que se forman en el magma, tienen una propiedad extraordinaria: pueden encapsular átomos de uranio, los cuales, con el paso del tiempo, se descomponen en plomo. Este proceso permite calcular con precisión la edad del cristal, convirtiendo a los circones en los relojes geológicos más exactos que existen. Sin embargo, datar una roca no es tan simple como fechar un solo cristal. Las rocas suelen estar formadas por componentes que provienen de distintas épocas, lo que hace que dataciones como la del domo de Watersmeet sean tan complejas como fascinantes.

En esta formación del norte de Michigan, los investigadores identificaron circones con edades que oscilan entre los 3.600 y los 1.300 millones de años. Algunas muestras contenían incluso cristales que podrían tener hasta 3.820 millones de años, lo que sugiere que el magma original incorporó fragmentos de una corteza aún más antigua.

Este tesoro geológico reescribe la historia de Estados Unidos

Una joya geológica de 3600 millones de años que reescribe la historia

Este hallazgo desplazó al célebre Morton Gneiss del primer lugar en la lista de las rocas más antiguas de Estados Unidos. Aunque alguna vez se pensó que su edad rondaba los 3.800 millones de años, estudios más recientes, con técnicas de mayor precisión, lo sitúan en torno a los 3.500 millones. Aun así, sigue siendo una formación impresionante. Parte del equívoco original se debe a su naturaleza compleja: el Morton es un gneis marcado por múltiples eventos tectónicos, deformaciones y reciclajes geológicos. Sus circones reflejan esa historia turbulenta, con edades diversas que narran un pasado agitado.

Pese a haber perdido el título de «la más antigua», el Morton Gneiss mantiene su estatus como ícono cultural y geológico. Su característico color rosado y su uso decorativo en edificios públicos le han otorgado una visibilidad que va más allá de su antigüedad.

El nuevo campeón, el Watersmeet Gneiss, se encuentra en una región remota y cubierta de vegetación, donde las rocas afloran solo en puntos aislados. Este entorno ha contribuido a preservar su estructura original. Los análisis más detallados revelan que, aunque contiene materiales más jóvenes, la roca puede datarse de forma confiable en unos 3.600 millones de años. En una de las muestras, casi la mitad de los circones analizados eran «concordantes», es decir, no presentaban alteraciones en su contenido de plomo, lo que refuerza la fiabilidad de los resultados y la relevancia de este hallazgo para la geología estadounidense.

Miguel Angel Vasquez: Notas científicas sobre la nasa y el espacio.