El oro fue, a lo largo de la historia, uno de los minerales más codiciados. Su brillo lo convirtió en símbolo de riqueza, respaldo financiero y pieza clave en la industria, desde la joyería hasta la tecnología. Durante siglos, su obtención se limitó a minas terrestres, pero una investigación de la NASA abrió una nueva perspectiva: la mayor reserva de oro del planeta no está bajo tierra, sino en los océanos.
A diferencia de los yacimientos tradicionales, donde el oro se concentra en vetas sólidas, en el mar se encuentra disuelto en cantidades ínfimas. Esa dispersión transforma cualquier intento de extracción en un desafío aún sin solución viable, tanto por las limitaciones técnicas como por los costos.
Según la NASA, los océanos contienen cerca de 20 millones de toneladas de oro. Sin embargo, la concentración es mínima: apenas 0,00000005 gramos por litro de agua. Esto convierte al mar en el mayor depósito de oro de la Tierra, pero al mismo tiempo en el más inaccesible. La dificultad radica en tres factores principales:
- Distribución: el metal se reparte de manera uniforme, sin acumulaciones aprovechables.
- Densidad: la cantidad por litro es tan baja que los métodos de minería actuales no logran capturarlo.
- Desafíos: los costos, la falta de tecnología adecuada y el impacto ambiental hacen inviable la explotación.
Para transformar esta reserva en una fuente real, se necesitarían innovaciones aún inexistentes. Se estudian alternativas como nanofiltros capaces de atrapar partículas diminutas, procesos químicos que no alteren el ecosistema marino y sistemas que operen en grandes volúmenes de agua sin que los costos sean prohibitivos. Por ahora, el oro de los océanos permanece como un tesoro disperso, más fascinante por su magnitud que por su posibilidad de ser extraído.
De acuerdo con el portal especializado IFL Science, algunas investigaciones recientes probaron tecnologías innovadoras, como materiales con estructura similar a una esponja capaces de atrapar trazas de oro. Sin embargo, estos avances aún enfrentan un gran obstáculo: su falta de escalabilidad y la baja rentabilidad, lo que los mantiene en etapa experimental. Por ahora, la extracción de oro del océano sigue siendo inviable.
La minería submarina, por su parte, aparece como una alternativa con potencial económico, pero trae consigo riesgos ambientales significativos. La modificación de hábitats marinos y la posible liberación de metales pesados figuran entre las principales preocupaciones asociadas a esta práctica.
Otros recursos del fondo marino
Más allá del oro disuelto, los océanos también albergan concentraciones de minerales en formaciones conocidas como fumadores negros. Estas chimeneas hidrotermales liberan compuestos ricos en cobre, zinc, plata y tierras raras, entre otros.
En regiones como Papúa Nueva Guinea se otorgaron permisos desde 2017 para explorar estos depósitos mediante minería submarina. No obstante, la iniciativa despertó fuertes controversias debido a los impactos ecológicos que podría provocar en ecosistemas frágiles y, en muchos casos, aún poco estudiados.
Cuáles son las mayores reservas de oro en la superficie terrestre
Aunque la mayor cantidad de oro está en los océanos, las minas terrestres siguen siendo la principal fuente de extracción. Entre las más importantes se encuentran:
- Nevada Gold Mines, EE.UU
- Muruntau, Uzbekistán
- Grasberg, Indonesia
- Olimpiada, Rusia
- Pueblo Viejo, República Dominicana
Países con mayores reservas de oro acumuladas
- Estados Unidos: 8.133,46 toneladas
- Alemania: 3.351 toneladas
- Italia: 2.451,84 toneladas
- Francia: 2.436,94 toneladas
- Rusia: 2.335,85 toneladas
- China: 2.264,32 toneladas
¿Y en América latina?
- Brasil: 129,65 toneladas
- México: 120,37 toneladas
- Argentina: 61,74 toneladas