Júpiter: el gigante del Sistema Solar y el misterio de su Gran Mancha Roja

Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar. Su masa es más del doble que la de todos los demás planetas juntos, lo que lo convierte en un coloso cósmico. Además de su tamaño imponente, es conocido por albergar una de las formaciones más fascinantes del espacio: la Gran Mancha Roja.

Júpiter: el gigante del Sistema Solar y el misterio de su Gran Mancha Roja

De acuerdo con Starwalk Space, Júpiter no posee una superficie sólida. A medida que uno se adentra en su atmósfera, esta se vuelve cada vez más densa, hasta transformarse en una capa líquida que rodea su núcleo. Es decir, prácticamente todo el planeta está compuesto por atmósfera. Su composición química está dominada por un 90% de hidrógeno y un 10% de helio, lo que lo vuelve muy similar al Sol.

Esta característica hace que el planeta no tenga una «superficie» como la conocemos en la Tierra. En lugar de suelo firme, Júpiter está formado por gases y líquidos que se arremolinan constantemente. Cualquier nave que intentara aterrizar en él sería aplastada, derretida y evaporada por la extrema presión y temperatura.

Qué es la Gran Mancha Roja de Júpiter

La Gran Mancha Roja es una tormenta gigantesca situada en el hemisferio sur del planeta. Tiene aproximadamente el doble del tamaño de la Tierra y se compone de nubes de un distintivo tono carmesí que giran en sentido antihorario a velocidades superiores a las de cualquier tormenta terrestre.

Aunque se tiene un registro claro de esta tormenta desde 1878, algunos astrónomos creen que Gian Domenico Cassini ya la había observado en 1665, cuando la describió como la “Tormenta Permanente”. Su longevidad se explica, en parte, porque Júpiter carece de una superficie sólida que pueda disipar su energía.

La Gran Mancha Roja es una tormenta gigantesca situada en el hemisferio sur del planeta

En nuestro planeta, los huracanes se debilitan al chocar con tierra firme. En cambio, la Gran Mancha Roja sigue girando sin obstáculos. Sin embargo, con el paso del tiempo redujo su tamaño. En 1879 medía alrededor de 39.000 kilómetros de largo, pero en 2024 se estima que su tamaño se redujo a unos 14.000 kilómetros. Además, su forma se tornó más redondeada.

Los astrónomos sospechan que este achicamiento podría deberse a que la tormenta necesita absorber sistemas más pequeños para mantener su tamaño, y en los últimos años fue menos frecuentes en su entorno.

I M: Notas sobre negocios y sustentabilidad.