La inteligencia artificial (IA) avanza con una velocidad asombrosa, pero su despliegue global está comenzando a revelar una cara menos explorada: la ambiental.
En las últimas semanas, las alarmas se encendieron con fuerza luego de una publicación de Sam Altman, CEO de OpenAI, en la que reconoció el gasto de recursos que implica cada interacción con sistemas como ChatGPT.
Cuánto agua y energía consume la IA
Altman, finalmente terminó con el misterio y aseguró que diez consultas podrían equivaler al uso de un litro de agua. Según CEO, en específico cada pregunta realizada a un modelo de IA como ChatGPT utiliza cerca de 0,00032 litros de agua , el equivalente a una quinceava parte de una cucharadita, y demanda unos 0,34 vatios-hora de energía. Aunque estas cifras parecen insignificantes, el impacto se amplifica al considerar los millones de consultas que se procesan diariamente.
Además, el hecho de que Altman no ofreciera detalles sobre la metodología de sus cálculos generó cierta controversia, obligando a OpenAI a salir a aclarar los números ante medios especializados como The Verge.
Más allá del debate puntual, el tema pone de relieve una cuestión más profunda: el costo ambiental invisible del avance tecnológico. Buena parte del consumo de agua se concentra en los centros de datos, que utilizan sofisticados sistemas de enfriamiento para mantener operativos los servidores.
Según estimaciones académicas, el entrenamiento de modelos como GPT-3 habría demandado hasta 700.000 litros de agua dulce. En respuesta, algunas empresas tecnológicas ya están reubicando sus centros hacia regiones con energía más limpia y mayor disponibilidad hídrica.