La mayoría del plexiglás -también conocido como vidrio acrílico o PMMA (polimetilmetacrilato)- suele terminar incinerado, ya que su reciclaje es particularmente complejo. Sin embargo, un equipo de investigadores del Laboratorio de Materiales Poliméricos de la ETH Zúrich, liderado por la profesora Athina Anastasaki, logró desarrollar un método innovador que permite descomponer este material casi por completo en sus bloques monoméricos reutilizables.
Hoy en día, el reciclaje eficiente de plásticos está prácticamente limitado a productos como las botellas de PET o de polietileno. Estos materiales son relativamente fáciles de procesar gracias a la similitud en el tamaño de sus moléculas y a que comparten aditivos compatibles. Esa uniformidad facilita su fusión y posterior reutilización.
En cambio, los llamados plásticos mixtos -mezclas de distintos polímeros y aditivos- no pueden reciclarse con las tecnologías actuales. Generalmente se incineran para generar energía en instalaciones industriales, como las plantas de cemento, según informó la ETH Zúrich en un comunicado.
La razón principal es que, hasta ahora, separar químicamente estos materiales no era rentable. Las tecnologías disponibles no lograban romper las cadenas de polímeros de forma selectiva sin producir subproductos complejos o inservibles.
Frente a este desafío, el grupo de Anastasaki propuso una alternativa prometedora para tratar el PMMA, un plástico muy usado en sectores como la industria aeroespacial, automotriz, de la construcción, y en dispositivos como pantallas o monitores.
El nuevo proceso permite descomponer el plexiglás en sus monómeros originales, que luego pueden ser purificados mediante destilación. El resultado es un material base de calidad comparable al original.
El método no solo alcanza un rendimiento de hasta el 98%, sino que también funciona incluso con plexiglás comercial que contiene múltiples aditivos, lo que lo convierte en una alternativa sostenible y eficiente frente a la incineración.
Lo más llamativo del descubrimiento es su simplicidad. Según aseguró Anastasaki, en el comunicado levantado por EurekAlert!: “Nuestro proceso es extremadamente sencillo. Solo necesitamos un disolvente a base de cloro y calentar la mezcla de reciclaje disuelta a una temperatura de entre 90 y 150 °C para iniciar la reacción de despolimerización con ayuda de luz ultravioleta o visible”.
Este nivel de eficiencia representa una diferencia importante respecto a tecnologías como la pirólisis, que requiere temperaturas cercanas a los 400°C, insume gran cantidad de energía y produce mezclas poco aprovechables.
En comparación, el nuevo método se presenta como más limpio, menos costoso y sin necesidad de reactivos adicionales.
El hallazgo fue accidental. El grupo buscaba catalizadores que facilitaran la ruptura del PMMA en monómeros, pero un experimento de control reveló que no eran necesarios.
“En realidad, buscábamos catalizadores específicos que promovieran la descomposición específica en monómeros. Pero un experimento de control reveló sorprendentemente que el catalizador ni siquiera era necesario”, explicó Anastasaki.