El acelerado deshielo de los glaciares del hemisferio norte transformó de manera significativa el paisaje costero del Ártico. Un grupo de investigadores identificó numerosas islas que emergieron a medida que el hielo se retira, un fenómeno que también podría generar tsunamis.
Un equipo internacional analizó más de 1700 glaciares que desembocan en el mar en regiones como Groenlandia, Alaska, el Ártico canadiense, el Ártico ruso, Svalbard e Islandia. Utilizando imágenes satelitales, el estudio, publicado en la revista Nature, confirmó que entre 2000 y 2020 surgieron 35 nuevas islas de más de 0,5 kilómetros cuadrados, además de cerca de 2.500 kilómetros de nueva línea costera.
La mayoría de estas nuevas costas emergidas se encuentran en Groenlandia, especialmente en la región noreste, donde el retroceso del glaciar Zachariae Isstrøm reveló 81 kilómetros de litoral, una cifra que es el doble de la extensión descubierta por cualquier otro glaciar analizado. Estas nuevas formaciones no solo alteran el mapa geográfico, sino que también representan un desafío para la estabilidad del terreno en áreas que anteriormente estaban sostenidas por el hielo.
Los científicos advierten que estos territorios recién emergidos tienen una geología inestable. La ausencia de permafrost hace que estas costas sean especialmente vulnerables a la acción de las olas, la erosión y los deslizamientos de tierra. Este tipo de relieve, denominado paraglaciar, es particularmente sensible y podría ser propenso al colapso repentino de grandes áreas de tierra.
Uno de los principales riesgos señalados en la investigación es la posibilidad de que estos desprendimientos de hielo desencadenen tsunamis. El ejemplo más citado es el ocurrido en Groenlandia en 2017, cuando un deslizamiento de ladera generó una ola destructiva que provocó víctimas mortales y graves daños a las infraestructuras costeras. Además, las zonas cercanas a glaciares son populares entre los turistas, atraídos por la fauna ártica y los paisajes glaciales. Los expertos advierten que el retroceso de los glaciares podría transformar profundamente estos entornos, afectando tanto la seguridad como la viabilidad económica del turismo local.
Este cambio está directamente relacionado con el cambio climático. El aumento de las temperaturas del aire y el océano acelera el derretimiento de los glaciares que llegan al mar. A medida que la masa de hielo retrocede y se fragmenta, deja atrás áreas inestables que aún no tuvieron tiempo de consolidarse geológicamente.