Sobre nosotros, flotando de manera invisible, la atmósfera alberga un recurso inexplorado que podría ser clave para enfrentar una de las mayores crisis globales: miles de millones de galones de agua en forma de vapor, disponibles en el aire.
Mientras 2.200 millones de personas -casi un tercio de la población mundial- todavía luchan por acceder a agua potable segura, las fuentes tradicionales se deterioran. Los ríos se secan, los embalses disminuyen y los acuíferos se sobreexplotan, lo que convierte la búsqueda de soluciones en una carrera contrarreloj.
Ante este escenario, un grupo de ingenieros del MIT desarrolló una innovación sorprendente: un dispositivo capaz de extraer agua directamente del aire, sin necesidad de electricidad ni filtros complejos, y que funciona incluso en los entornos más áridos del planeta.
Un hidrogel que convierte el aire en agua potable sin electricidad
El dispositivo, creado por el equipo dirigido por Xuanhe Zhao, profesor de Ingeniería Mecánica y de Ingeniería Civil y Ambiental en el MIT, tiene la apariencia de una simple estructura vertical negra, similar a una ventana. Sin embargo, en su interior esconde una tecnología avanzada.
Su funcionamiento se basa en un hidrogel especial, moldeado en pequeñas cúpulas similares al plástico de burbujas, que captura el vapor de agua presente en el aire y lo transforma en agua potable.
«Logramos construir un dispositivo a escala métrica, pensado para comunidades con recursos limitados, donde ni siquiera las células solares son una opción accesible», explicó Zhao en un comunicado oficial.
El sistema funciona de manera simple pero eficiente: por la noche, cuando la humedad es mayor, las cúpulas del hidrogel absorben el vapor de agua. Durante el día, el calor solar provoca que el agua se libere del gel, se condense sobre un vidrio con una película refrigerante, y gracias a la gravedad, el agua recolectada fluye por un tubo lista para su consumo.
Pruebas en uno de los lugares más secos del planeta
Para demostrar la efectividad de su invento, el equipo del MIT realizó pruebas en el Valle de la Muerte, en California, conocido como uno de los lugares más áridos de Norteamérica.
Durante una semana, en noviembre de 2023, el dispositivo recolector operó en condiciones de humedad variables, que oscilaron entre el 21% y el 88%. A pesar de ese clima extremo, logró producir entre 57 y 161,5 mililitros de agua potable por día.
Aunque estos volúmenes puedan parecer bajos -el equivalente a poco más de media taza en las mejores condiciones-, los resultados son prometedores: el dispositivo superó a otros sistemas pasivos e incluso a algunos activos, demostrando su capacidad para funcionar en ambientes extremadamente secos.
Tecnología avanzada que elimina la sal sin necesidad de filtros
Una de las principales innovaciones de este recolector es su capacidad para generar agua potable sin requerir filtración adicional, algo que lo diferencia de otros modelos.
Los hidrogeles utilizados tradicionalmente para extraer agua del aire suelen incorporar sales para mejorar su capacidad de absorción. Sin embargo, esas sales pueden contaminar el agua final, haciéndola salada e inutilizable.
El equipo del MIT solucionó este problema de dos formas:
- Diseñaron un hidrogel con una microestructura que impide que la sal se escape.
- Añadieron glicerol líquido, que estabiliza la sal y evita su cristalización.
Gracias a estos avances, el agua extraída cumple con los estándares de potabilidad sin necesidad de procesos de filtrado adicionales.
Chang Liu, autora principal del estudio y actual profesora en la Universidad Nacional de Singapur, aclara que «este es solo un prototipo experimental, y aún hay muchos aspectos por mejorar».
Hacia una solución escalable y descentralizada
El equipo del MIT imagina un futuro donde múltiples paneles verticales de este tipo puedan instalarse en serie, ocupando poco espacio y proporcionando agua suficiente para abastecer hogares completos, especialmente en regiones con mayor humedad, donde el rendimiento del dispositivo aumentaría notablemente.
«Pensamos en un sistema modular que se pueda instalar de forma compacta, con muchos paneles trabajando juntos para recolectar agua constantemente, incluso a nivel doméstico», explica Xuanhe Zhao, líder del proyecto.
La necesidad de este tipo de soluciones es urgente. Según datos del MIT, 2.200 millones de personas carecen de acceso directo a agua potable segura. Si se considera la falta de suministro constante y saneamiento adecuado, la cifra asciende a 4.500 millones, de acuerdo a un estudio publicado en 2020 por el International Journal of Low-Carbon Technologies.
En ese contexto, esta tecnología podría convertirse en una alternativa descentralizada, especialmente útil en regiones áridas o de difícil acceso, donde las fuentes tradicionales de agua no son viables.
El próximo desafío para los investigadores es perfeccionar los materiales y optimizar el rendimiento del sistema, con la meta de que estos «paneles de agua» puedan implementarse en las comunidades que más lo necesitan, proporcionando un recurso vital y sostenible.