Un robot que vuela: el iRonCub3 da el primer paso hacia la robótica humanoide aérea

En un avance digno de la ciencia ficción -con reminiscencias de Astroboy o el traje volador de Iron Man-, investigadores del Instituto Italiano de Tecnología (IIT), junto al Politécnico de Milán y la Universidad de Stanford, lograron que un robot humanoide despegara por primera vez. Se trata del iRonCub3, una versión avanzada del robot iCub3, que logró mantenerse en vuelo estable a medio metro del suelo gracias a un sistema de propulsión a chorro.

El iRonCub3 da el primer paso hacia la robótica humanoide aérea

El iRonCub3 da el primer paso hacia la robótica humanoide aérea

Este hito marca un punto de inflexión en el desarrollo de robots voladores con forma humana, capaces de operar de forma versátil en entornos complejos. Diseñado para soportar condiciones extremas, el iRonCub3 integra cuatro motores a reacción -dos en los brazos y dos en una mochila propulsora- que generan un empuje superior a los 1000 newtons. Su estructura, reforzada con una columna vertebral de titanio y cubiertas resistentes al calor, soporta temperaturas de escape cercanas a los 800 °C y ráfagas de viento de alta intensidad.

El gran desafío detrás del desarrollo fue lograr que un cuerpo humanoide -intrínsecamente no aerodinámico, con múltiples articulaciones y un centro de masa variable- pudiera volar con estabilidad. Para lograrlo, los científicos diseñaron una metodología que combinó simulaciones de dinámica de fluidos, pruebas en túnel de viento y redes neuronales de aprendizaje profundo. Estas herramientas alimentaron un simulador que permitió desarrollar controladores aerodinámicos específicos, fundamentales para mantener el equilibrio del robot frente a perturbaciones como el viento. En comparación, los controladores tradicionales sin conciencia aerodinámica fracasaron en las simulaciones.

Cuáles son las principales funciones de este robot humanoide

Este avance sienta las bases para una nueva generación de robots multi-modales: máquinas capaces no solo de volar, sino también de caminar, manipular objetos y adaptarse a diversos entornos. Sus aplicaciones potenciales son vastas: desde operaciones de rescate en zonas de catástrofes hasta inspecciones en infraestructuras peligrosas o la exploración de lugares de difícil acceso.

A pesar de las limitaciones actuales -como la necesidad de sensores de viento más precisos y entornos controlados debido al calor extremo de los motores-, el equipo del IIT continúa optimizando el diseño y mejorando la integración de sensores y modelos aerodinámicos. Ya se proyecta una zona exclusiva de pruebas en el Aeropuerto de Génova para avanzar en las etapas finales del desarrollo.

Con el iRonCub3, la robótica humanoide aérea dejó de ser una idea futurista: ahora es una realidad en pleno ascenso.

I M: Notas sobre negocios y sustentabilidad.