Investigadoras del CONICET y de la UNR, junto con colegas italianos, demostraron que algunas líneas de girasol inician un proceso de reproducción asexual conocido como apomixis.
El descubrimiento, publicado en Scientific Reports, abre la puerta a nuevas estrategias para simplificar y acelerar el desarrollo de cultivos de alto rendimiento.
Por qué podría revolucionar el mejoramiento genético de semillas
Un equipo de científicas del Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (IICAR, CONICET-UNR), en colaboración con la Universidad de Perugia (Italia), identificó que ciertas líneas de girasol completan la primera etapa de la apomixis, un proceso reproductivo asexual que genera semillas genéticamente idénticas a la planta madre. El hallazgo podría transformar los programas de mejoramiento genético, reduciendo tiempos y costos en la producción de híbridos agrícolas.
La apomixis, poco explorada en cultivos de alto valor, permitiría producir semillas clonadas sin fecundación, manteniendo características como adaptabilidad, calidad y rendimiento. “Si se lograra inducir este mecanismo en girasol, se podrían obtener variedades resistentes adaptadas a distintas regiones en plazos mucho más breves que los actuales”, explicó Silvina Pessino, investigadora del CONICET y primera autora del trabajo.
El punto de partida fue una observación de la investigadora Ana Ochogavía, quien notó estructuras compatibles con apomixis mientras estudiaba la reproducción del girasol. A partir de ahí, el equipo demostró que los sacos embrionarios identificados en los ovarios eran viables y que, al fecundarlos, daban lugar a plantas con tres juegos de cromosomas, señal clara de que el proceso se había iniciado.
Aunque todavía no se ha logrado observar la segunda etapa del proceso, el desarrollo del embrión sin fecundación (partenogénesis), las investigadoras trabajan con líneas poliploides (de cuatro juegos cromosómicos) para estimular esa manifestación completa.
“Si los híbridos pudieran reproducirse por apomixis, se eliminaría la necesidad de recrearlos cada año, lo que significaría una verdadera revolución en el mejoramiento genético del girasol”, concluyeron.